Soy una mal pensada, sospecho de los sucesos demasiado oportunos. Se parecen demasiado a la carta bajo la manga del tahur. Navalny lleva años en la cárcel, ya casi nadie hablaba de él, era como el Leopoldo López al que tantas páginas de prensa y tantos telediarios se dedicaron por su lucha por la democracia y la libertad y que quedó olvidado y usado sólo cuando se necesita marcar el carácter tirano de Maduro. Con Navalny nos hallamos ante una situación casi tan mágica como la botella de veneno con la que intentaron acabar con su vida hace cuatro años. De repente, justo después de la entrevista de Putin, cuando vive su momento de gloria, decide hundir su imagen y presentarse como un dictador que mata opositores en la cárcel. No me cuadra. El "mundo libre" quiere demostrar su bondad por el método comparativo. Putin ha matado un opositor, nosotros no matamos opositores. Lo de Navalny tiene la misma lógica que lo del Nord Stream. En el caso de los gaseoductos la ac