Con la conquista de México en 1522, los españoles fortalecieron aún más su posición en el Hemisferio Occidental.
La parte norte de lo que hoy es Estados Unidos se fue revelando poco a poco en los viajes de otros personajes como Giovanni da Verrazano, florentino al servicio de Francia que desembarcó en Carolina del Norte en 1524, después de lo cual navegó hacia el norte por la costa del Atlántico, pasando por lo que hoy es el puerto de Nueva York.
Al cabo de un decenio, el francés Jacques Cartier se hizo a la mar con la esperanza de hallar una ruta marítima al Asia, igual que otros europeos que lo precedieron. Las expediciones de Cartier a lo largo del río San Lorenzo fueron la base de las reclamaciones de Francia sobre Norteamérica, que habrían de prolongarse hasta 1763.
Tras la caída de su primera colonia en Quebec en la década de 1540, unos hugonotes franceses trataron de colonizar la costa norte de Florida dos decenios después.
Los españoles, que veían a los franceses como una amenaza para su ruta comercial a lo largo de la Corriente del Golfo, destruyeron la colonia en 1565. Pedro Menéndez, pronto estableceía una ciudad , St Augustine, no muy lejos de allí
Ese fue el primer asentamiento europeo permanente en lo que más tarde sería Estados Unidos.
La gran riqueza que fluía hacia España desde sus colonias en México, el Caribe y Perú, despertó gran interés en las otras potencias europeas.
Las naciones marítimas emergentes, como Inglaterra, impulsadas en parte
por el éxito de Francis Drake en sus asaltos contra barcos españoles que
transportaban tesoros, se empezaron a interesar por el Nuevo Mundo.
En 1578 Humphrey Gilbert, autor de un libro sobre la búsqueda del Pasaje del Noroeste, obtuvo una concesión de la Reina Isabel para colonizar "las tierras baldías y bárbaras" del Nuevo Mundo que otras naciones de Europa no hubieran reclamado aún.
Tendrían que pasar cinco años más para que él pudiera iniciar su campaña.
Cuando se perdió en el mar, se hizo cargo de la misión Walter Raleigh, su medio hermano.
En 1585 Raleigh fundó la primera colonia británica en América del Norte, en la isla Roanoke, frente a la costa de Carolina del Norte. Esa colonia fue abandonada más tarde y un segundo esfuerzo del mismo tipo, emprendido dos años después, también fue un fracaso.
Tendrían que pasar 20 años para que los británicos hicieran un nuevo intento.
Jamestown, la colonia fundada en esa ocasión, en 1607,
tuvo éxito y Norteamérica entró en una nueva era.
Los navíos Susan Constant, Godspeed y Discovery con 104 hombres y muchachos, habían salido el 16 de diciembre de 1606 desde los muelles de Blackwall en el río Támesis, se detuvieron en las Islas Canarias por agua, llegaron a Martinica el 23 de marzo.
Posteriormente llegaron al cabo sur de la bahía de Chesapeake en abril de 1607.Cuando hacían un reconocimiento de la costa, los indígenas se presentaron y los persiguieron hasta que regresaron a las naves. El cartógrafo les había dado instrucciones de dónde convenía que establecieran su colonia, y el 14 de mayo ya tenían elegido un sitio, casi 100 km tierra adentro, junto al recién bautizado río James, donde construyeron el fuerte de Jamestown en menos de un mes.
Su ubicación sobre una pequeña península y su forma triangular protegía a los colonos de la amenaza de los barcos y ataques españoles y de los indígenas de Powhatan. El 26 de mayo del mismo año, los indígenas que habitaban las zonas exteriores a la isla, los paspahegh atacaron a los colonos, matando a una persona e hiriendo a otras once.
En el invierno de 1608 se produjo un incendio en la bodega de alimentos; por otra parte, se construyó una capilla y un almacén. El siguiente invierno, una hambruna mató a 200 personas sobreviviendo solo 60 colonos. Hasta 1610 el 80% de los colonos de Jamestown mueren, produciéndose casos de canibalismo entre los miembros de la colonia inglesa, como el caso de una niña de 14 años analizada en el Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsonian
En 1622, en la conocida como masacre indígena de 1622, los colonos fueron atacados por los indígenas powhatan muriendo alrededor de 400 en la batalla.
Posteriormente el fuerte de Jamestown fue abandonado para establecer el pueblo.
En 1994 un grupo de arqueólogos descubrió el sitio donde se ubicaba el fuerte de Jamestown. Durante años se pensó que el río se había llevado el fuerte
Los primeros años del siglo XVII presenciaron el inicio de una gran corriente migratoria de Europa a América del Norte.
Este movimiento duró más de tres siglos y lo que empezó como una leve afluencia de pocos cientos de colonizadores ingleses llegó a ser una avalancha de millones de recién llegados.
Impulsados por motivos diversos y poderosos, ellos edificaron una nueva civilización en la parte norte del continente.
Los primeros inmigrantes ingleses que llegaron a lo que hoy es Estados Unidos cruzaron el Atlántico mucho después que España estableciera sus prósperas colonias en México, las Antillas y América del Sur.
Igual que todos los primeros viajeros al Nuevo Mundo, ellos también llegaron apiñados en pequeños navíos.
Durante las seis a 12 semanas de travesía, su ración alimenticia era precaria.
Muchos perecieron víctimas de enfermedades; las naves eran azotadas a menudo por tempestades y algunas se perdieron en el mar.
La mayoría de los emigrantes europeos salió de su patria para escapar de la opresión política, en busca de libertad para practicar su religión o en pos de las oportunidades que su tierra natal les negaba.
Entre 1620 y 1635 Inglaterra se vio abrumada por dificultades económicas. Muchas personas no podían hallar empleo. Aun los artesanos hábiles sólo ganaban poco más de lo indispensable para subsistir. Las malas cosechas agravaron las penurias. Además, la Revolución Industrial había creado una próspera industria textil que exigía una oferta cada día mayor de lana para mantener los telares ocupados. Los terratenientes cercaron las tierras de cultivo y arrojaron de ellas a los campesinos para favorecer la cría de ovejas.
La expansión colonial le ofreció una buena salida a esa población campesina desplazada. Tal vez los colonizadores no habrían logrado sobrevivir si no hubieran recibido la ayuda de indígenas amistosos que les enseñaron a cultivar plantas nativas: calabaza, calabacín, frijol y maíz. Además, los inmensos bosques vírgenes que cubrían casi 2.100 kilómetros del litoral oriental eran una rica fuente de leña y animales de caza. Allí encontraron también abundantes materias primas para construir casas, muebles y barcos, además de lucrativas mercancías de exportación.
Pese a que el nuevo continente fue pródigamente dotado por la naturaleza, el comercio con Europa era vital para la importación de los artículos que los colonizadores no podían producir. La costa fue de gran utilidad para los inmigrantes. Todo el litoral les ofrecía un sinnúmero de puertos y caletas.
Solo en dos regiones - Carolina del Norte y el sur de Nueva Jersey - no había puertos adecuados para navíos capaces de realizar viajes transoceánicos
Las tierras localizadas entre la costa y los montes Apalaches se comunicaban con el mar por medio de ríos majestuosos, como el Kennebec, el Hudson, el Delaware, el Susquehanna, el Potomac y muchos más.
Sin embargo solo un río, el San Lorenzo – dominado por los franceses en Canadá - ofrecía una vía acuática hacia los Grandes Lagos y el corazón del continente.
Los densos bosques, la hostilidad de algunas tribus indígenas y la formidable barrera de los montes Apalaches desalentaron los asentamientos más allá de la llanura costera. Sólo tramperos y comerciantes se aventuraban en esas tierras vírgenes.
Durante los primeros 100 años, los colonizadores construyeron sus asentamientos en forma muy compacta, a lo largo de la costa.
Mucha gente se trasladó a América influida por consideraciones políticas.
En la década de 1630, el gobierno arbitrario de Carlos I de Inglaterra le dio ímpetu a la emigración.
La revuelta y el triunfo ulterior de los opositores de Carlos, bajo el mando de Oliver Cromwell en la década de 1640, hizo que muchos caballeros - "los hombres del rey" - probaran fortuna en Virginia.
En las regiones europeas de habla alemana, la política opresiva de muchos pequeños príncipes -- sobre todo en materia religiosa -- y la devastación causada por una larga serie de guerras ayudaron a engrosar el movimiento hacia América a fines del siglo XVII y XVIII
El viaje requería cuidadosos planes y administración e implicaba notables gastos y riesgos. Los colonizadores tenían que ser transportados casi 5.000 kilómetros a través del mar. Necesitaban utensilios, ropa, semillas, herramientas, materiales de construcción, ganado, armas y municiones. En contraste con las políticas de colonización de otros países y otras épocas, la emigración de Inglaterra no fue patrocinada directamente por el gobierno, sino por grupos de individuos particulares cuyo principal motivo era el lucro.
JAMESTOWN
La primera de las colonias británicas que se arraigó en América del Norte fue la mencionada Jamestown. Sobre la base de una carta constitutiva que el rey Jaime I le otorgó a la Virginia (o London) Company, un grupo de casi 100 hombres zarpó hacia la bahía de Chesapeake en 1607. Para evitar un conflicto con los españoles, eligieron un lugar a unos 60 kilómetros de la bahía, en la ribera del río James. Constituido por gente de la ciudad y aventureros más interesados en hallar oro que en cultivar la tierra, ese grupo no era apto, ni por temperamento ni por habilidad, para emprender una vida enteramente nueva en las tierras vírgenes.
Entre ellos destacó el capitán John Smith como figura dominante. A pesar de las pugnas, el hambre y el ataque de los norteamericanos nativos, la capacidad de ese hombre para imponer la disciplina mantuvo la cohesión de la pequeña colonia en el primer año. En 1609 Smith regresó a Inglaterra y, en su ausencia, la colonia cayó en la anarquía.
En el invierno de 1609-1610, la mayoría de los colonos murió víctima de enfermedades. Sólo 60 de los 300 colonizadores originales habían sobrevivido en mayo de 1610. Ese mismo año, la ciudad de Henrico (hoy Richmond) fue fundada corriente arriba, a la orilla del río James. Sin embargo no pasaría mucho tiempo antes que se produjera un acontecimiento que revolucionó la economía de Virginia. En 1612, John Rolfe empezó a cultivar un híbrido de semilla de Tabaco importada de las Antillas y plantas nativas, y produjo una nueva variedad que agradó a los europeos. El primer embarque de ese tabaco llegó a Londres en 1614. Antes de 10 años ese product llegó a ser la principal fuente de ingresos para Virginia. No obstante, la prosperidad no llegó pronto y la tasa de mortalidad a causa de enfermedades y por los ataques de los norteamericanos nativos siguió siendo extraordinariamente alta. Entre 1607 y 1624 cerca de 14.000 personas emigraron a la colonia, pero en 1624 ya sólo 1.132 de ellas vivían allí.
Por recomendación de una comisión real, el rey disolvió la Virginia Company y la convirtió en una colonia real ese mismo año.
MASSACHUSETTS
Durante los levantamientos religiosos del siglo XVI, un grupo de hombres y mujeres conocidos como puritanos trató de reformar desde adentro a la Iglesia Establecida de Inglaterra. En esencia, exigían que los ritos y estructuras asociados al catolicismo romano fueran sustituidos por las formas de fe y culto más simples del protestantismo calvinista. En 1607 un pequeño grupo de separatistas - una secta radical de puritanos que no creían que la Iglesia Establecida se pudiera reformar jamás - partió rumbo a Leyden, Holanda, cuya población le brindó asilo. Sin embargo, los holandeses calvinistas los relegaron casi por completo a empleos manuales de baja paga. Algunos miembros de la congregación se sintieron insatisfechos por la discriminación y decidieron emigrar al Nuevo Mundo.
Una agrupación de puritanos de Leyden obtuvo una concesión sobre las tierras de la Virginia Company en 1620 y, en un grupo formado por 101 hombres, mujeres y niños, zarpó hacia Virginia a bordo del . Una tempestad los desvió hacia el norte y desembarcaron en Cape Cod, Nueva Inglaterra.
Creyendo que estaban fuera de la jurisdicción de ualquier gobierno organizado, los hombres redactaron un acuerdo formal para regirse por "leyes justas e iguales", dictadas por dirigentes de su propia elección.
Ese fue el Pacto del Mayflower.
El Mayflower llegó al puerto de Plymouth en diciembre; los peregrinos empezaron a construir allí su asentamiento en el invierno. Casi la mitad de los colonos murieron de insolación y víctimas de enfermedades, pero los norteamericanos nativos wampanoags vecinos fueron una valiosa fuente de información que les permitió subsistir, pues les enseñaron a cultivar el maíz.
Ya en el otoño siguiente, los peregrinos obtuvieron una abundante cosecha de maíz y su comercio de pieles y madera era cada día más próspero.
Una nueva oleada de inmigrantes llegó a las costas de la Bahía de Massachusetts en 1630, provista de una concesión del Rey Carlos I para fundar una colonia.
Muchos de ellos eran puritanos, cuyas prácticas religiosas estaban cada vez más restringidas en Inglaterra.
Su dirigente, John Winthrop, los instó a crear "una ciudad sobre la colina" en el Nuevo Mundo, un lugar donde pudieran vivir con estricto apego con sus creencias religiosas y ser un ejemplo para toda la cristiandad.
La Colonia de la Bahía de Massachusetts habría de tener un papel importante en el desarrollo de toda la región de Nueva Inglaterra, en parte porque Winthrop y sus colegas puritanos lograron traer consigo su propia carta constitutiva.
Así pues, la autoridad del gobierno de la colonia tenía su sede en Massachusetts y no en Inglaterra. Según las disposiciones de la carta, el poder residía en la Corte General, formada por "hombres libres" que debían ser miembros de la Iglesia Puritana o Congregacional. Con esto se garantizó que los puritanos serían la fuerza política y religiosa dominante en la colonia.
La Corte General se encargaba de elegir al gobernador, quien durante gran parte de la siguiente generación fue John Winthrop.
La rígida ortodoxia del gobierno puritano no era del agrado de todos. Uno de los primeros que impugnaron abiertamente la Corte General fue un joven clérigo llamado Roger Williams, quien protestó porque la colonia les arrebataba sus tierras a los norteamericanos nativos y abogó por la separación de la Iglesia y el Estado. Otra disidente, Anne Hutchinson, impugnó ciertas doctrinas claves de la teología puritana. Ambos fueron desterrados junto con sus seguidores. Williams compró tierras a los norteamericanos nativos narragansetts en lo que hoy es Providence, Rhode Island, en 1636.
En 1664, un Parlamento inglés que simpatizaba con él y era controlado por puritanos le concedió el acta constitutiva que estableció a Rhode Island como una colonia distinta donde se practicaba la libertad religiosa y la separación de la Iglesia y el Estado era total.
Las personas tachadas de herejes, como Williams, no fueron las únicas que salieron de Massachusetts. Los puritanos ortodoxos, deseosos de mejores tierras y oportunidades, no tardaron en dejar también la Colonia de la Bahía de Massachusetts.
Las noticias sobre la fertilidad del valle del río Connecticut, p. ej., atrajeron el interés de los granjeros que vivían tiempos difíciles en sus tierras pobres.
A principios de la década de 1630, muchos de ellos ya estaban dispuestos a afrontar el peligro del ataque de los norteamericanos nativos con tal de conquistar tierras llanas y profundas, ricas en mantillo. Esas nuevas comunidades suprimían a menudo el requisito de ser miembro de la iglesia para tener derecho de voto, con lo cual se extendió ese privilegio a un número aún mayor de hombres. Al mismo tiempo, empezaron a surgir otros asentamientos a lo largo de las costas de Nueva Hampshire y Maine, a medida que más y más inmigrantes llegaban en busca de la tierra y la libertad que el Nuevo Mundo parecía ofrecer.
NUEVA HOLANDA Y MARYLAND
Contratado por la Dutch East India Company, Henry Hudson exploró en 1609 la región circundante de lo que hoy es la ciudad de Nueva York y el río que lleva su nombre, hasta un lugar situado tal vez al norte de la actual Albany, Nueva York.
Otros viajes posteriores de holandeses sentaron las bases para las reclamaciones y los primeros asentamientos de éstos en la región. Igual que los franceses en el Norte, el principal interés de los holandeses fue el comercio en pieles. Con ese fin, cultivaron estrechas relaciones con las Cinco Naciones de los Iroqueses, la llave de acceso a las regiones centrales de donde provenían las pieles. En 1617 los colonizadores holandeses construyeron un fuerte en la intersección de los ríos Hudson y Mohawk, donde hoy se encuentra Albany.
El asentamiento de la isla de Manhattan data de principios de la década de 1620.
En 1624 la isla fue comprada a los norteamericanos nativos de la localidad al precio de 24 dólares según se dice.
Pronto se le dio el nombre de Nueva Amsterdam. Para atraer colonizadores a la región del río Hudson, los holandeses alentaron cierto tipo de aristocracia feudal en lo que se conoció como el sistema de "encomenderos". La primera de sus inmensas haciendas fue establecida en 1630, en la ribera del río Hudson.
En el sistema de encomenderos, cualquier accionista o patrón que pudiera llevar 50 adultos a su propiedad en un periodo de cuatro años se hacía acreedor a una parcela con 25 kilómetros de frente hacia el río, derechos exclusivos de caza y pesca, y la jurisdicción civil y penal sobre la tierra. A su vez, él aportaba ganado, aperos y construcciones. Los inquilinos pagaban alquiler al encomendero y le concedían opción prioritaria sobre los excedentes de sus cosechas.
Más al sur, una compañía mercantil sueca que tenía nexos con los holandeses trató de establecer su primer asentamiento junto al río Delaware tres años después. Sin recursos para consolidar su posición, Nueva Suecia fue absorbida poco a poco por Nueva Holanda y más tarde por Pennsylvania y Delaware.
En 1632, la familia católica Calvert obtuvo una carta constitutiva del Rey Carlos I para tomar posesión de las tierras localizadas al norte del río Potomac en lo que más tarde sería Maryland. En virtud de que la carta no prohibía expresamente el establecimiento de Iglesias no protestantes, la colonia se convirtió en un refugio para los católicos.
Además de ofrecer refugio a los católicos, que eran cada día más perseguidos en la Inglaterra anglicana, los Calvert deseaban crear fincas lucrativas. Con ese fin y para no tener problemas con el gobierno inglés, alentaron también la inmigración protestante.
La carta constitutiva real de Maryland era una mezcla de elementos feudales y modernos. Por una parte, se concedía a la familia Calvert la facultad de crear haciendas solariegas; por la otra, sus miembros no tenían facultades para dictar leyes sin el consentimiento de los hombres libres (es decir, los propietarios). Pronto comprendieron que para atraer colonizadores -- y ganar réditos con sus propiedades -- tenían que ofrecer a la gente granjas y no sólo la tenencia de fincas solariegas.
En consecuencia, se multiplicaron las granjas independientes y sus propietarios exigieron tener voz y voto en los asuntos de la colonia. La primera legislatura de Maryland se reunió en 1635.
RELACIONES ENTRE COLONOS E INDÍGENAS
Ya en 1640 los británicos tenían colonias firmemente establecidas en la costa de Nueva Inglaterra y en la bahía de Chesapeake. En medio de ambas se asentaban los holandeses y la minúscula comunidad sueca.
Hacia el oeste vivían los norteamericanos originales, entonces llamados indios. A veces amigables y a veces hostiles, las tribus del este ya no eran extrañas para los europeos. Aunque los norteamericanos nativos se beneficiaron con el acceso a la nueva tecnología y el comercio, las enfermedades y la codicia de tierras que los primeros colonizadores también trajeron consigo fueron un grave reto para su forma de vida, establecida largo tiempo atrás.
Al principio el comercio con los colonizadores europeos trajo cosas útiles, como cuchillos, hachas, armas, enseres de cocina, anzuelos y muchos otros bienes. Los norteamericanos nativos que comerciaron primero con los europeos tuvieron una ventaja notable sobre sus rivales.
En el siglo XVII y en respuesta a la demanda europea, algunas tribus, como los iroqueses, empezaron a prestar más atención a la caza para el comercio de pieles. Las pieles y cueros brindaron a las tribus el medio para comprar los productos coloniales hasta bien entrado el siglo XVIII.
Las relaciones iniciales entre los colonos y los norteamericanos nativos eran una incómoda mezcla de cooperación y conflicto.
Por una parte, se pueden citar las relaciones ejemplares que prevalecieron en el primer medio siglo de existencia de Pennsylvania. Por la otra hubo una larga serie de tropiezos, escaramuzas y guerras que casi siempre resultaron en derrotas y mayor pérdida de tierras para los indígenas.
El primero de los levantamientos importantes de norteamericanos nativos tuvo lugar en Virginia en 1622 y en él murieron cerca de 347 blancos, entre ellos varios misioneros que acababan de llegar a Jamestown.
El incesante influjo de colonizadores a las regiones boscosas de las colonias del este tuvo un efecto nocivo para la vida de los norteamericanos nativos. A medida que la cacería se hizo más intensa, las tribus tuvieron que encarar la difícil elección entre padecer hambre, hacer la guerra, o emigrar y entrar en conflicto con otras tribus que vivían más al oeste.
Los iroqueses que habitaban la región al sur de los lagos Ontario y Erie, en el norte de Nueva York y Pennsylvania, lograron resistir con más éxito el avance de los europeos.
En 1570 cinco tribus se unieron para formar la nación
de norteamericanos nativos más compleja de su época,
la "Ho-De-No-Sau-Nee" o Liga de los Iroqueses.
La dirección de la liga quedó en manos de un consejo formado por 50 representantes de cada una de las cinco tribus miembros. El consejo se ocupaba de los asuntos comunes de todas las tribus, pero no tenía facultades para decidir sobre la forma en que las tribus mismas, libres e iguales entre sí, debían dirigir sus actividades diarias.
A ninguna tribu se le permitía hacer la Guerra por decisión propia.
La Liga de los Iroqueses fue una gran potencia en los siglos XVII y XVIII; sostenía un comercio de pieles con los británicos y se alió con ellos para luchar contra los franceses entre 1754 y 1763, en la guerra por el dominio de Norteamérica.
Tal vez los británicos no habrían podido ganar esa guerra en otras condiciones.
La Liga de los Iroqueses mantuvo su fuerza hasta la Revolución de Estados Unidos. Entonces, por vez primera, el consejo no fue capaz de tomar una decisión unánime sobre a quién debía apoyar. Las tribus miembros tomaron sus propias decisiones y algunas lucharon al lado de los británicos, otras ayudaron a los colonizadores y algunas más se mantuvieron neutrales.
El resultado fue que todos los bandos lucharon contra los iroqueses. Las pérdidas fueron grandes y la liga nunca pudo recuperarse.
LA SEGUNDA GENERACIÓN DE COLONIAS BRITÁNICAS
El conflicto religioso y civil que tuvo lugar en Inglaterra a mediados del siglo XVII restringió la inmigración y la atención que la madre patria prestaba a sus jóvenes colonias de América. En parte para proveer las medidas de defensa que Inglaterra les negaba, la Colonia de la Bahía de Massachusetts, Plymouth, Connecticut y Nueva Haven formaron la Confederación de Nueva Inglaterra en 1643. Ese fue el primer intento de los colonos europeos por lograr la unidad regional.
La historia temprana de los colonizadores británicos revela gran cantidad de pugnas religiosas y políticas, pues los grupos rivalizaban por el poder y la posición entre ellos mismos y frente a sus vecinos. Maryland, en particular, sufrió las enconadas rivalidades religiosas que afligieron a Inglaterra en la época de Oliver Cromwell. Una de las víctimas de esas pugnas fue la Ley de Tolerancia de ese estado, que fue revococada en la década de 1650. Sin embargo, muy pronto fue restaurada, junto con la libertad religiosa que ella garantizaba.
A raíz de la restauración del Rey Carlos II en 1660, los británicos volvieron a enfocar su atención en Norteamérica.
En un breve lapso, los primeros asentamientos europeos se establecieron en las Carolinas y los holandeses fueron expulsados de Nueva Holanda.
Otras colonias propietarias se establecieron en lugar de las anteriores en Nueva York, Nueva Jersey, Delaware y Pennsylvania. Los asentamientos holandeses habían sido regidos por gobernadores autocráticos designados en Europa. En el curso de los años, la población local se fue distanciando de ellos. Por eso cuando los colonizadores británicos empezaron a invadir las tierras holandesas de Long Island y Manhattan, el impopular gobernador no fue capaz de convocar a la población para su defensa. Nueva Holanda cayó en 1664. Pese a todo, las condiciones de la capitulación fueron benignas: a los colonizadores holandeses se les permitió conserver sus propiedades y el culto religioso de su elección.
Ya en la década de 1650, la región de la Sonda de Albemarle, frente a la costa de lo que hoy es la parte septentrional de Carolina del Norte, estaba habitada por colonizadores desplazados de Virginia. El primer gobernador propietario llegó en 1664.
La primera ciudad de Albemarle, en una región que aún hoy se considera remota, no se estableció sino hasta la llegada de un grupo de hugonotes franceses en 1704. Los primeros colonizadores, llegados de Nueva Inglaterra y de la isla de Barbados en el Caribe, arribaron a lo que hoy es la región de Charleston, Carolina del Sur, en 1670. Para la nueva colonia se elaboró un complejo sistema de gobierno, al cual contribuyó el filósofo británico John Locke.
Uno de sus rasgos notables fue el fallido intento de crear una nobleza hereditaria. Uno de los aspectos menos atractivos de la colonia fue el incipiente comercio de esclavos norteamericanos nativos. Sin embargo, al cabo del tiempo, la madera, el arroz y el índigo dieron a la colonia una base económica más digna. William Penn, un cuáquero rico que era amigo de Carlos II, recibió en 1681 una gran extensión de tierra, al oeste del río Delaware, que llegó a ser conocida como Pennsylvania.
A fin de poblar esa región, Penn reclutó con diligencia a multitud de disidentes religiosos de Inglaterra y del continente europeo: cuáqueros, menonitas, amish, moravos y bautistas. Al año siguiente, cuando Penn llegó a esas tierras, ya había colonizadores holandeses, suecos e ingleses asentados en las riberas del río Delaware.
En ese lugar él fundó Filadelfia, la "Ciudad del Amor Fraternal". Con apego a su fe, Penn fue impulsado por un sentimiento de igualdad que no se veía muy a menudo en otras colonias de Norteamérica en esos tiempos. Así, las mujeres de Pennsylvania gozaron de ciertos derechos mucho antes que las residentes de otras regiones del país.
Penn y sus delegados prestaban también mucha atención a las relaciones de la colonia con los indígenas delawares y se aseguraba de que a éstos se les pagara el valor de todas sus tierras que fueran colonizadas por los europeos. Georgia fue fundada en 1732 como la última de las 13 colonias que se habrían de establecer. Muy próxima a los límites de la Florida española, o tal vez dentro de ellos, la región fue considerada como zona de amortiguación contra las incursiones de España.
Pero tenia también otra cualidad única: el hombre que estaba al mando de las fortificaciones de Georgia, el general James Oglethorpe, era un reformador que se propuso expresamente crear un refugio donde los pobres y los ex presidiarios pudieran tener una nueva oportunidad.
COLONIZADORES, ESCLAVOS Y SIERVOS Con frecuencia hombres y mujeres que tenían poco interés activo en emprender una nueva vida en América fueron inducidos a trasladarse al Nuevo Mundo por la hábil persuasión de un promotor. William Penn, por ejemplo, proclamó las oportunidades que esperaban a los que se decidieran a vivir en la colonia de Pennsylvania. Jueces autoridades carcelarias ofrecían a los convictos la oportunidad de emigrar a las colonias, como Georgia, en lugar de cumplir su sentencia en prisión. Sin embargo, pocos aspirantes tenían recursos suficientes para pagar su pasaje y el de su familia a fin de volver a empezar en la nueva tierra. En algunos casos, los capitanes de barco recibían grandes recompensas por la venta de contratos de servidumbre para emigrantes pobres y recurrían a cualquier método, desde promesas extravagantes hasta el secuestro, con tal de llevar el mayor número posible de pasajeros en sus barcos.
En otros casos, los gastos de transporte y mantenimiento eran pagados por agencias de colonización, como la Compañía de Virginia o la de la Bahía de Massachusetts. A cambio de eso, los siervos obligados por contrato accedían a trabajar para las agencias como jornaleros bajo contrato, de ordinario por periodos de cuatro a siete años.
Al final de ese lapso obtenían su libertad y recibían un "estipendio de liberación", el cual incluía a veces una pequeña parcela.
Tal vez la mitad de los colonizadores que poblaron los asentamientos ubicados al sur de Nueva Inglaterra llegaron a Norteamérica con ese sistema. Aunque la mayoría de ellos cumplían fielmente con sus obligaciones, otros huían de sus empleadores. A pesar de todo, muchos de ellos lograron adquirir a la postre una parcela y establecieron su hogar, ya sea en las colonias donde se habían asentado en un principio o en otras vecinas.
No se impuso ningún estigma social a las familias que iniciaron su vida en Norteamérica en esas condiciones de casi esclavitud.
Sólo hubo una excepción importante en esta pauta: los esclavos africanos. Los primeros africanos negros fueron llevados a Virginia en 1619, a sólo 12 años de la fundación de Jamestown. Al principio muchos de ellos fueron recibidos como siervos obligados por contrato que más tarde podían obtener su libertad. Sin embargo, en la década de 1660, cuando aumentó la demanda de mano de obra en las plantaciones de las colonias del sur, la institución de la esclavitud se empezó a consolidar en torno a ellas y se optó por traer africanos a América del Norte, encadenados y condenados a servidumbre involuntaria toda su vida
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