Mientras miramos las imágenes que comparten ciudadanos y periodistas valientes desde Palestina - cadáveres de niños ensangrentados, mujeres llorando la pérdida de sus hijos, hombres abrazados al cuerpo de sus esposas envueltas en sudarios blancos, hospitales con cuerpos desparramados sobre el suelo, jóvenes llorando por sus hermanos y amigos asesinados, seres humanos con miembros amputados, sangre, polvo y destrucción- nos preguntamos atónitos: ¿cuándo van a detener esto? ¿qué podemos hacer para detener esta carnicería?
Movernos, tomar las calles y boicotear todo lo que haya sido tocado por Israel. Alrededor de 100.000 personas protestaron en Londres, hace unos días, contra el apoyo de USA y Gran Bretaña al genocidio de Israel en Gaza. Un apoyo que muestra al desnudo a los intereses que sirven los gobiernos neoliberales, sean de la nueva izquierda o de derecha.
Israel es el protegido del Imperio. Eso no es algo que nos coja sorprendidos. Su objetivo es hacer desaparecer Palestina y ampliar Israel hasta donde se pueda, para montar un emporio petrolero occidental en el corazón del mundo árabe.
Estados Unidos vetó el viernes una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas respaldada por casi todos los demás miembros que exigía un alto el fuego humanitario inmediato en Gaza.
El embajador adjunto de Estados Unidos, Robert Wood, criticó al Consejo tras la votación por no condenar el ataque del 7 de octubre de Hamás contra Israel ni reconocer el derecho de Israel a defenderse. Declaró que detener las acciones militares permitiría a Hamás seguir gobernando Gaza y “sólo plantaría las semillas para la próxima guerra”. “Por esa razón, aunque Estados Unidos apoya firmemente una paz duradera, en la que tanto israelíes como palestinos puedan vivir en paz y seguridad, no apoyamos los llamados a un alto el fuego inmediato”, dijo Wood en un acto de cinismo que ya no sorprende a nadie.
Al declarar el “derecho” de Israel a “defenderse” contra una población prisionera, EE.UU. no solo está defendiendo la ocupación ilegal israelí de Gaza y Cisjordania, sino también el “derecho” de Israel a castigar colectivamente a la población civil mediante asesinatos en masa y limpieza étnica, en respuesta a cualquier acto de resistencia a esa ocupación.
El secretario de Estado estadounidense Antony Blinken declaró el domingo a ABC: “Cuando se trata de un alto al fuego en este momento, con Hamás todavía vivo, todavía intacto, y de nuevo, con la intención declarada de repetir el 7 de octubre una y otra y otra vez, eso simplemente perpetuaría el problema”.
El senador Bernie Sanders, -el admirado Bernie, sí- apoyó a Blinken en cuanto a la continuación de la guerra: “No sé cómo se puede tener un alto al fuego permanente con Hamás, que ha dicho antes del 7 de octubre y después del 7 de octubre que quiere destruir Israel, que quiere una guerra permanente. No sé cómo se puede tener un alto el fuego permanente con una actitud así”.
Estas declaraciones, tanto por parte de Sanders como de Blinken, dan testimonio de una mentalidad genocida que se ha arraigado en la clase dirigente estadounidense. En la medida en que los palestinos se oponen a la existencia del Estado de Israel, esas personas pueden ser masacradas legítimamente.
La campaña militar israelí ha matado a más de 17.400 personas en Gaza —el 70 % de ellas mujeres y niños— y herido a más de 46.000, según el Ministerio de Salud del territorio palestino, que afirma que muchas otras están atrapadas bajo los escombros, pero para Wood esto es el precio de la paz. Y lleva razón, la paz llegará si matan a todos los palestinos. Aunque probablemente luego tengan que matar a todos los libaneses, parte de los jordanos, de los sirios y egipcios.
El Consejo convocó la reunión de emergencia para escuchar al secretario general, António Guterres, que por primera vez invocó el artículo 99 de la Carta de las Naciones Unidas, la cual permite al secretario exponer amenazas para la paz y la seguridad internacionales. Guterres advirtió de una “catástrofe humanitaria” en Gaza e instó al Consejo a exigir un alto el fuego humanitario.
Guterres dijo que recurrió al artículo 99, que no se había utilizado en la ONU desde 1971, porque “existe un alto riesgo de colapso total del sistema de apoyo humanitario en Gaza”. La ONU prevé que esto provoque “una ruptura total del orden público y un aumento de la presión para el desplazamiento masivo hacia Egipto”
El veto convierte a Estados Unidos en un participante activo en el genocidio palestino.
El presidente estadounidense Joe Biden y su secretario de Estado, Antony Blinken, no son menos culpables que el primer ministro israelí Netanyahu.
Tras haber sido informado plenamente de los planes de Israel para asesinar a una parte sustancial de la población palestina y expulsar al resto al desierto del Sinaí, Estados Unidos apoya completamente este curso. Está facilitando activamente el genocidio mediante el envío de miles de millones de dólares en armas, incluyendo el anuncio el viernes de que suministrará municiones para tanques por un valor superior a los $100 mil millones, prescindiendo de cualquier aprobación del Congreso.
Todos sabemos que Estados Unidos ha perpetrado crímenes atroces, como la masacre de My Lai en Vietnam o la tortura de detenidos en los calabozos de Abu Ghraib en su ocupación de Irak. Pero su participación abierta en el asesinato masivo y sistemático de mujeres y niños indefensos, que está siendo transmitido en vivo a todo el mundo, representa una nueva etapa descaradamente criminal de la política exterior estadounidense.
El Gobierno de Biden respalda la masacre en Gaza porque considera al Estado de Israel un componente importante en el impulso del imperialismo estadounidense para defender su dominio global mediante una guerra mundial. Los frentes de batalla en esta guerra ya pueden identificarse: en Ucrania contra Rusia; en Oriente Próximo contra Irán y sus aliados, incluyendo Hezbolá en Líbano y Hamás en Gaza; y en la vasta región del Indo-Pacífico contra China.
Millones de personas, de todos los orígenes étnicos, religiones y nacionalidades, incluyendo personas judías a nivel global, han participado en manifestaciones globales masivas contra el genocidio.
El veto y la justificación de los crímenes en Gaza va más allá de Gaza Si hay personas que se oponen a la existencia de Estados capitalistas, ¿tienen esos Estados, cuya existencia se ve amenazada, derecho a matar sencillamente a todos sus oponentes? La Administración de Biden, consciente y deliberadamente, está defendiendo el asesinato en masa como política de Estado y creando el precedente para crímenes aún mayores, en el extranjero y en casa.
El genocidio de Gaza marca una nueva etapa en la criminalización de la política exterior imperialista. Ante una crisis social, económica y política para la que no tienen solución, las clases dominantes capitalistas están abandonando cualquier moderación y adoptando abiertamente el genocidio como política de Estado.
Gaza es solo un frente en una erupción global del militarismo imperialista, por lo que luchar por Palestina es luchar por el futuro de tus hijos.
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