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Requiem por Ucrania

La deuda externa pública y privada de Ucrania ascendía en abril, según el Cómite para la abolición de las deudas ilegítimas era cerca de 130.000 millones de dólares. La mitad de esta deuda es del gobierno, la otra mitad es del sector privado.

En 2021, antes de la guerra, la deuda con el FMI superaba los 13.000 millones de dólares. La deuda con el Banco Mundial (BM), con el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) y finalmente con el Banco Europeo de Inversiones (BEI) superaba los 8.000 millones de dólares. Las sumas a devolver en 2022 tanto de la deuda externa como interna eran ya enormes e insostenibles.

 A esto hay que añadir la deuda externa bilateral de Ucrania con China, con Francia, con Alemania, con otros países de la UE, con EEUU y una deuda de 3.000 millones de dólares con Rusia. Desde el inicio de la guerra, la deuda pública de Ucrania ha aumentado claramente, porque el FMI y el Banco Mundial han concedido nuevos créditos de 5.000 millones, las otras instituciones financieras multilaterales también han concedido créditos de emergencia. Y el Gobierno ha emitido más de 2.000 millones de dólares en nuevos títulos de deuda, llamados ‘títulos de guerra’

Ucrania lleva endeudada más de 30 años, desde el fin de la URSS, de quien no heredó deuda alguna, por lo que pudo comenzar su andadura en el Capitalismo con una situación bastante favorable.
Pero esa situación fue olida rápidamente por la oligarquía que pudo adquirir bienes públicos a precio de saldo y lo hacían libres de cargas impositivas, prácticamente no pagaban impuestos por lo que Ucrania tuvo que recurrir a financiarse mediante la deuda. Los oligarcas se enriquecían gracias al estado, prestaban dinero al estado a altos tipos de interés y al final el estado quedó bajo su control.

 El gobierno pidió préstamos al FMI y al Banco Mundial. Y lo que estos prestamistas piden todos las gentes del Mediterráneo europeo lo saben: medidas neoliberales sobre los hombros de los más vulnerables. La deuda ucraniana fue contraída para favorecer los intereses del 1 por ciento de la poblaciónn y para aplastar al resto.


El gobierno de Ucrania sigue los caminos que Occidente le diseña, sigue pagando una deuda que no puede pagar. La nueva ley laboral es una prueba de quiénes van a soportar el pago.


Hace unos días acreedores privados extranjeros de Ucrania aceptaron la petición de Zelensky de congelar los pagos de unos 20.000 millones de dólares de deuda externa durante dos años. Esto permitiría a Ucrania evitar el impago de sus préstamos extranjeros.


Estos acreedores privados que dicen No a cualquier país endeudado, no tienen ningún inconveniente en ayudar a Ucrania aunque solo sea por dos años.

Yuriy Butsa, Viceministro de Finanzas señaló que Ucrania está muy agradecida y seguirá comprometida con la comunidad inversora y esperan su financiación cuando llegue la hora de la reconostrucción tras la victoria.


Más claro el agua: El precio por este perdón de dos años y por la "ayuda" es el regalo de todos los recursos de Ucrania a multinacionales europeas y americanas, sin límite alguno.

La Ucrania postsoviética, con sus 32 millones de hectáreas cultivables de rico y fértil suelo negro (conocido como cernozëm), tiene el equivalente a un tercio de toda la tierra agrícola de la Unión Europea. El granero de Europa, como se le llama, tiene una producción anual de 64 millones de toneladas de cereales y semillas, y es uno de los mayores productores mundiales de cebada, trigo y aceite de girasol (de este último, Ucrania produce cerca del 30% del total mundial).

La adquisición planificada de los recursos de Ucrania provocó en parte el conflicto: la semiguerra civil, el levantamiento del Maidán y la anexión de Crimea por parte de Rusia.

 Para limitar la privatización desenfrenada, ese viraje antioccidental se enconraba la moratoria a la venta de tierras a extranjeros.en 2001 el gobierno de Kuchma cortó alas al reformismo neoliberal e inició un viraje prorusso en su política exterior que culmió con unos acuerdos con Putin de cooperación energética y eurospacial. Desde entonces, la derogación de esta norma ha sido uno de los principales objetivos de las instituciones occidentales.

Ya en 2013, por ejemplo, el Banco Mundial concedió un préstamo de 89 millones de dólares para el desarrollo de un programa de escrituras y títulos de propiedad necesarios para la comercialización de tierras estatales y cooperativas.

En palabras de un documento del Banco Mundial de 2019, el objetivo era acelerar la inversión privada en agricultura.
 A pesar de la moratoria sobre la venta de tierras a extranjeros, en 2016 diez empresas agrícolas multinacionales ya habían pasado a controlar 2,8 millones de hectáreas de tierra.
Hay estimaciones que elevan a seis millones las hectáreas vendidas al día de hoy.

 La moratoria sobre las ventas, que el Departamento de Estado de EE.UU., el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial habían pedido repetidamente que se levantara, fue finalmente levantada por el gobierno de Zelensky en 2020, antes de un referéndum final sobre la cuestión previsto para 2024.
Ahora, con la guerra en marcha, los gobiernos y las empresas occidentales están intensificando sus planes para incorporar a Ucrania y sus recursos a las economías capitalistas de Occidente.


Los días 4 y 5 de julio de 2022, altos funcionarios de Estados Unidos, la Unión Europea, Gran Bretaña, Japón y Corea del Sur se reunieron en Suiza para la llamada Conferencia sobre la recuperación de Ucrania.


La agenda de la URC ( Ukraine Recovery Conference) se centraba explícitamente en:


1. Fortalecimiento de la economía de mercado


2.Descentralización


3 Privatización


4. Reforma empresas estatales


5. Reforma agraria


6. Reforma de la administración del Estado


7. Integración Euroatlántica


Esta conferencia es la consolidación de la Conferencia para la reforma de Ucrania 2018









El apoyo a las reformas de Ucrania es en realidad un plan de privatización de la mayor parte del sector público ucraniano, vendiendo las empresas a inversores privados. "La privatización y la reforma de las empresas públicas deberían haberse llevado a cabo hace mucho tiempo, ya que este sector de la economía ucraniana ha permanecido prácticamente sin cambios desde 1991"


Los planes de la URC para 2018 contaron con la oposición de la mayoría de los ucranianos.
Una encuesta de opinión pública reveló que solo el 12,4% estaba a favor de la privatización de las empresas estatales, mientras que el 49,9% se oponía. Otro 12% se mostró indiferente, mientras que el 25,7% no respondió


En junio de 2020, el FMI aprobó un programa de préstamos cuyo precio era que el gobierno ucraniano levantara su moratoria sobre la venta de tierras agrícolas de propiedad estatal, tras la fuerte presión de las instituciones financieras internacionales.


Olena Borodina, de la Red Ucraniana para el Desarrollo Rural, comentó que los intereses de la agroindustria y los oligarcas serán los primeros beneficiarios de esta reforma… Esto sólo marginará aún más a los pequeños agricultores y corre el riesgo de separarlos de su recurso más valioso».
La URC de julio reiteró sus planes de tomar el control de la economía ucraniana por medio del capital, con la plena aprobación del gobierno de Zelensky.

Al final de la reunión, todos los gobiernos e instituciones presentes aprobaron una declaración conjunta denominada Declaración de Lugano. Esta declaración se complementó con un Plan de Recuperación Nacional, elaborado a su vez por un Consejo de Recuperación Nacional creado por el gobierno ucraniano.


El plan prevé una serie de medidas favorables al capital, como la privatización de empresas no críticas y la finalización de la corporativización de las SOE (empresas estatales), como la venta de la empresa estatal ucraniana de energía nuclear EnergoAtom.


Para atraer el capital privado al sistema bancario, la propuesta también pide la privatización de los SOB (bancos estatales). Con el fin de aumentar la inversión privada y estimular el espíritu empresarial en todo el país, el Plan de Recuperación Nacional pedía una importante desregulación y proponía la creación de proyectos catalizadores para desbloquear la inversión privada en sectores prioritarios.

En un llamamiento explícito a la reducción de las protecciones laborales, el documento ataca las leyes laborales restantes en Ucrania, algunas de las cuales son un legado de la era soviética. El Plan de Recuperación Nacional lamenta una legislación laboral obsoleta que da lugar a complicados procesos de contratación y despido, a la regulación de las horas extraordinarias, etc. Como ejemplo de esta supuesta «egislación laboral obsoleta, el plan respaldado por Occidente se queja de que los trabajadores ucranianos con un año de experiencia tienen un plazo de preaviso de despido de nueve semanas, frente a sólo cuatro semanas en Polonia y Corea del Sur.



En marzo de 2022, el Parlamento ucraniano aprueba una legislación de emergencia que permite a los empresarios suspender los convenios colectivos. Luego, en mayo, aprueba un paquete de reformas permanentes que exime de hecho a la gran mayoría de los trabajadores ucranianos (los de empresas con menos de 200 empleados) de la legislación laboral ucraniana.


Los documentos filtrados en 2021 muestran que el gobierno británico instruyó a funcionarios ucranianos sobre cómo convencer a un público recalcitrante para que renunciara a los derechos de los trabajadores y aplicara políticas antisindicales. El material de formación lamentaba que la opinión popular hacia las reformas propuestas fuera mayoritariamente negativa, pero ofrecía estrategias de mensajería para conseguir que los ucranianos las apoyaran.
Mientras que los derechos laborales serán eliminados en la nueva Ucrania, el Plan de Recuperación Nacional pretende, en cambio, ayudar a las empresas y a los ricos reduciendo los impuestos. El plan se queja de que el 40% del PIB ucraniano proceda de los ingresos fiscales, y lo califica de carga fiscal bastante elevada en comparación con el ejemplo de Corea del Sur. Por ello, el plan aboga por transformar el servicio fiscal y revisar el potencial de disminución de la parte de los ingresos fiscales en el PIB. En nombre de la integración en la UE y el acceso al mercado, también propone la eliminación de los aranceles y las barreras no técnicas no arancelarias para todos los productos ucranianos, al tiempo que pide facilitar la atracción de la IED (inversión extranjera directa) para traer a Ucrania a las mayores empresas internacionales, con incentivos especiales a la inversión para las empresas extranjeras.


Además del Plan de Recuperación Nacional y de la sesión informativa estratégica, la Conferencia sobre la Recuperación de Ucrania de julio de 2022 presenta un informe elaborado por Economist Impact, una empresa de consultoría empresarial que forma parte del Grupo Economist. El Rastreador de Reformas de Ucrania insta a aumentar la inversión extranjera directa (IED) de las empresas internacionales, sin invertir recursos en programas sociales para el pueblo ucraniano. Se pide mayor liberalización de la agricultura para atraer la inversión extranjera y fomentar el espíritu empresarial nacional, así como simplificaciones de los procedimientos para facilitar la expansión de las pequeñas y medianas empresas mediante la compra e inversión en activos de propiedad estatal, facilitando así la entrada de los inversores extranjeros en el mercado tras el conflicto.


El Rastreador de la Reforma de Ucrania presenta la guerra como una oportunidad para imponer la adquisición por parte del capital extranjero.


El momento de la posguerra puede representar una oportunidad para completar la difícil reforma agraria ampliando el derecho a adquirir tierras agrícolas a las personas jurídicas, incluidas las extranjeras, dice el informe. Abrir el camino al capital internacional para la agricultura ucraniana puede aumentar la productividad del sector, impulsando su competitividad en el mercado de la UE, añade. Una vez terminada la guerra, el gobierno también tendrá que considerar la posibilidad de reducir sustancialmente la participación de los bancos estatales, privatizando el Privatbank, el mayor banco del país, y el Oshchadbank, que se ocupa de las pensiones y los pagos sociales


En otros lugares, las políticas a favor del capital ofrecidas por los economistas occidentales semi keynesianos son menos explícitas. En una reciente recopilación del Center for Economic Policy Research (CEPR), varios economistas propusieron políticas macroeconómicas para la Ucrania de la guerra. En este documento, los autores «subrayan desde el principio que la crisis ucraniana no es un contexto para un típico programa de ajuste macroeconómico, es decir, no son las habituales exigencias del FMI de austeridad fiscal y privatización. Pero después de muchas páginas, queda claro que sus propuestas son poco diferentes de las de la URC. Como ellos mismos dicen, «el objetivo debe ser perseguir una amplia y radical desregulación de la actividad económica, evitar los controles de precios, facilitar la adecuación de la mano de obra y el capital, y mejorar la gestión de los activos rusos incautados y otros sancionados».


La toma de posesión de Ucrania por parte del capital (principalmente extranjero) se completará así y Ucrania podrá empezar a pagar sus deudas y proporcionar nuevos beneficios al imperialismo occidental.

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