“Italia repudia la guerra como instrumento de ofensa a la libertad de otros pueblos y como medio de resolución de las controversias internacionales; permite, en condiciones de paridad con otros Estados, las limitaciones de soberanía necesarias para un ordenamiento que asegure la paz y la justicia entre las Naciones; promueve y favorece las organizaciones internacionales dirigidas a tal fin”, reza el artículo 11 de la Constitución italiana.
Es el artículo más violado del texto legal italiano: Italia ha participado en sendas misiones fuera del marco de la ONU, como la Segunda Guerra de Irak lanzada en 2003 por Estados Unidos en busca de inexistentes armas de destrucción masiva, y es un prominente fabricante de armas: en 2016 se ubicó en el onceavo lugar mundial por gasto militar, fue el octavo mayor exportador y la estatal Finmeccanica fue de las primeras diez fabricantes.
Desde 2016 Italia permite la venta ilegal de bombas y armas a Arabia Saudí, la cual bombardea impunemente el vecino Yemen.
Arabia, violando el derecho internacional, el 25 de marzo de 2015 unilateralmente con sus aliados sunís (Bahréin, Emiratos Árabes Unidos, Jordania, Kuwait, Qatar y Sudán) atacó a Yemen, el país más pobre de la región, y especialmente a la minoría de los huzíes, que pertenece a la rama chií del islam y es cercana a Irán, potencia regional rival de Arabia.
La filial italiana de la alemana Rwm, con sede en la región de Lombardía y planta productora en Cerdeña, exporta a Arabia desde puertos de la isla miles de bombas que matan a la población civil de Yemen, país que experimenta, según la ONU, “la más grave crisis humanitaria del mundo”. Rwm, presente en México como RH Simulation and Training, es una multinacional de seguridad y movilidad, explosivos, ojivas y tecnología de defensa.
La Ley italiana 185 de 1990 impide la venta de armamientos a países con conflictos, que violan gravemente los derechos humanos o que sean clasificados como “Altamente endeudados y pobres”.
El gobierno otorga autorizaciones. Los ejecutivos presididos por Renzi y Gentiloni, se esmeraron en hacer tratos con Arabia y dar visto bueno a empresas de armas: se estrecharon acuerdos políticos estratégicos, de gobierno a gobierno, que sirven de marco para que las empresas los aprovechen y se inserten en el mercado ágilmente. Por eso siguieron aumentando desde 2016 los viajes “diplomáticos” de miembros del gabinete italiano a Arabia, aun cuando en Yemen sigue la masacre.
El gobierno italiano ha estado justificando las ventas de armas y evadiendo las prohibiciones de la Ley con el pretexto de la lucha al terrorismo, pues, aunque Arabia bombardea a la población de Yemen, también es parte de la coalición anti-Estado Islámico y no está formalmente sujeta a embargo. Además, es apoyada logísticamente por Estados Unidos y el Reino Unido para contener a Irán e, indirectamente, a Rusia, países ganadores en el tablero sirio.
Un país declara “luchar contra el terrorismo” y se le venden armas, pero luego las utiliza para bombardear a otro país e iniciar allí una guerra.
Esto se sabe hace mucho, el Parlamento Europeo pidió la suspensión de este comercio, pero Italia (junto a otros socios europeos) se hace de la vista gorda. El mismo Parlamento hace la vista gorda.
En 2021, el ministro de Relaciones Exteriores, Luigi Di Maio, anunció el cese de las exportaciones, citando el compromiso de Roma de poner fin al derramamiento de sangre en Yemen y salvaguardar los derechos humanos.
En este sentido, la "Red Italiana por la Paz y el Desarme" afirmó que la decisión bloqueará la venta de unos 12.700 misiles a Arabia Saudí, que formaban parte de una cesión total de 20.000 misiles por valor de más de 400 millones de euros acordada en 2016 en virtud de administración.
Pero como la venta de armas entre países de la OTAN no exige certificados, Italia sigue vendiendo armas que acaban sobre las escuelas yemeníes.
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