¡Vivan las cadenas!"
En 1814 el absolutismo español pide la vuelta del rey Fernando VII del destierro después de la Guerra de la Independencia y la caída del rey José Bonaparte ( que pudo haber sido un buen rey, pero es este otro tema)
El pueblo se lanza a la calle, supuestamente de forma espontánea, para recibir al rey absolutista.
Encabezaban las revueltas señoritos y aristócratas en sus carrozas. Ebrios de triunfalismo desengancharon los caballos para
sustituirlos por personas del pueblo que tiraron de ellas al grito de "¡Vivan las cadenas!"
sustituirlos por personas del pueblo que tiraron de ellas al grito de "¡Vivan las cadenas!"
Con la famosa frase se pretendía justificar la decisión del rey de ignorar la Constitución de 1812 y el resto de la obra legislativa de las Cortes de Cádiz para gobernar de nuevo como monarca absoluto, manteniendo el Antiguo Régimen con sus tres estados inamovibles, la aristocracia, el clero y el pueblo. Los dos primeros comen y se divierten en sus palacios y los últimos sostienen con su trabajo y miseria la inmutabilidad social.
Con la vuelta del rey felón se inicia uno de los periodos más oscuros de la historia de España, solo interrumpido por el golpe de Riego que dio paso al Trienio Liberal.
En 1823, cuando los Cien Mil Hijos de San Luis acabaron con cualquier intento renovador se inició uno de los periodos más oscuros de la Historia de España, la llamada Década ominosa y en este periodo siniestro, la frase conoció dos adaptaciones a las nuevas circunstancias: '¡Vivan las cadenas y mueran los negros!' (los liberales eran llamados negros por el absolutismo) y '¡Vivan las cadenas y muera la nación!', ya que "nación" era una palabra liberal asociada a conceptos como soberanía nacional, milicia nacional, bienes nacionales, etc.
Que la aristocracia saliera a defender lo suyo, sus privilegios, en el periodo del fin del Antiguo Régimen. preocupados por el vendaval que se veía venir de la Francia revolucionaria, era algo absolutamente natural, aunque alguno hubo con cerebro; pero que los desgraciados sans-culottes trotaran harapientos desdentados y felices haciendo de bestias de carga es algo mucho más terrible, porque no solo se degradaron a sí mismos sino a la esperanza en el futuro del país.
Ayer, este pueblo sin remedio, sin futuro, este pueblo sin dignidad y sin orgullo, salió a gritar de nuevo "Vivan las cadenas..."
"Que muera todo.."
Mientras un esperpento corrupto y decrépito de la infame saga de los Borbones sonreía satisfecho a un comparsa de idiotas.
En el siglo XIX al menos tuvieron a Goya para contarlo. Hoy solo tenemos un puñado de barrigas bien alimentadas que aplauden mientras el pueblo se pone los bozales.
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