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Desde el viaje de Zhang hasta la Nueva Ruta de la Seda


En el siglo I AC. se produjo el encuentro de las dos civilizaciones que hasta ese momento dominaban el mundo. La civilización china y el mundo helénico.
 El lugar de encuentro fue el actual Uzbekistán. Este encuentro dio origen a lo que luego se conocería como la Ruta de la Seda. 
La Ruta de la Seda fue una magnífica red de rutas comerciales extendidas por el continente asiático, que transitaron los mercaderes desde el siglo I a. C. Las rutas comerciales conectaron China con Asia Central, India, Persia, Arabia, Siria, Turquía, Europa y África.
 Su nombre se originó por ser la seda el producto estrella que se exportaba desde China.
  Guerras, invasiones, delincuentes impidieron que la ruta fuese todo lo dinánica que hubiese podido ser pero tuvo períodos de gran fluidez 

En el 141 AC. subió al trono el emperador Wu, el sexto emperador de la dinastía Han quien inició una 
ambiciosa expansión hacia Occidente. Había dos motivaciones que impulsaban esta expansión territorial. Por un lado, una de índole militar por el hostigamiento de las tribus de las estepas, cuya confedereción conocemos nosotros como los hunos y por otro lado una de índole comercial pues al vencer a los hunos se abrirían nuevas rutas comerciales hacia el Oeste, hacia lo que hoy llamamos Próximo Oriente y Europa. Esto suponía la exportación de sus productos, especialmente artículos de lujo, como la seda, muy apreciada en Europa.
  Un joven oficial chino, Zhan Qian, protagonizó una de las epopeyas más legendarias de la Historia. El oficial fue enviado a entablar contacto con los yueshi, establecidos en el territorio donde estaban los derrotados hunos.  Zhang debía ofrecer a los yuezhi una alianza con el emperador Wu. Así los hunos serían atacados por dos frentes. Pero el destacamento de Zhang se perdió y fueron capturados por los hunos. Fueron esclavizados y permanecieron allí, sin contar su misión. En los once años de cautiverio Zhang se casó con una esclava y tuvo un hijo. Cuando consiguieron escapar la mayoría de los prisioneros huyeron hacia China pero Zhang escapó hacia el oeste para proseguir su misión bordeando el desierto de Taklamakan y la cuenca del Tarim por un camino al norte de las montañas Tian Shan. Más tarde este camino se conocería como el Camino del norte de la Ruta de la Seda.
 En el 127ane . Zhang y sus hombres alcanzaron el fértil valle de Fergana en el extremo oeste de la cuenca del Tarim ocupado por el reino  Greco-Bactriano que había llegado a extenderse hasta la India y que se encontraba en las últimas fases de su descomposición. Una sección independizada del reino, bajo el reino Dayuan, ofreció hospitalidad a Zhang y sus hombres y les ayudó a llegar a los yuezdi. El rey de los yuezdi le pidió tiempo para meditar su alianza, lo que permitió a Zhang conocer la zona y constatar que allí se consumían muchos productos chinos. Tras un años, el rey le dijo que no habría alianza por temor a las represalias de los hunos. "China queda muy lejos y los hunos muy cerca"
 Zhang y sus hombres tomaron la ruta del  Sur para volver a China bordeando el Taklamakan. De esta forma, también explorarían esta ruta alternativa al camino del norte. 
Capturados de nuevo por los hunos tuvieron que realizar  trabajos forzados. En esta ocasión el cautiverio no fue tan prolongado como en el viaje de ida. Al año aproximadamente de ser apresados, el cacique huno que los retenía murió y se desencadenó una lucha interna en la tribu por la sucesión en el poder.

Aprovechando la confusión, Zhang volvió a escapar y consiguió regresar a China. En el año de 126 AC. la expedición de Zhang se presentó en la capital Chang’an ante la corte del emperador Wu.

Trece años después de su partida, de los cien hombres de la expedición sólo regresaron tres personas: Zhang Qian, su ayudante y la esposa de Zhang. Zhang fue recompensado por el emperador con un rango de alto dignatario del Imperio.

De su viaje de Occidente, Zhang trajo alimentos aún desconocidos para los chinos, como la uva, la zanahoria, el ajo o el sésamo. Sin embargo, el descubrimiento más apreciado en aquel momento por el emperador fue la raza de los “caballos celestiales”.

Estos caballos eran más ligeros, fuertes y altos que los pequeños caballos de raza mongola o china. Los militares chinos consideraban que estos caballos podían aportar una ventaja en la guerra contra los hunos. Por lo que el Imperio chino estaba interesado en importarlos masivamente, junto con la alfalfa, la planta forrajera con la que se los alimentaba.
Un mundo desconocido para la corte de los Han

Aunque la misión diplomática fue un rotundo fracaso, la información recopilada durante todos esos años en Occidente causó un impacto en la corte y alimentó las ambiciones del emperador.
Zhang informó sobre un mundo hasta entonces desconocido para la corte de los Han.

Su informe al emperador describía una civilización sedentaria y urbana muy importante establecida en Bactria y Sogdiana. Zhang calculaba la población de esta civilización en torno al millón de personas, quienes vivían en ciudades amuralladas bajo el gobierno de pequeños reyes o magistrados.


En su informe Zhang estaba describiendo la sociedad greco-persa que se había instalado en Asia Central desde la invasión de Alejandro Magno dos siglos antes.


Era la primera vez que estas dos importantes sociedades, la helénica y la china, se encontraban frente a frente: el informe de Zhang abría la ruta comercial más grande jamás conocida.


La famosa ruta comenzaba en la antigua capital del este de China, Xian, atravesaba Afganistán, Irán, Irak y Siria entre otros países, alcanzaba el mar Mediterráneo y concluía en la antigua Roma tras recorrer unos 7.000 km.
Diferentes tribus, comerciantes, sacerdotes, diplomáticos, soldados y aventureros iban y venían sin cesar a lomos de sus caballos y en las jorobas de sus camellos cargaban seda, porcelana, hierro y té que llegaba hasta Occidente.
Pero estas caravanas comerciales también introdujeron técnicas artesanales, artilugios diversos, pensamiento y culturas, así como desconocidas frutas y verduras en China. De esta manera, la ruta propició intensos y frecuentes intercambios económico-culturales entre Oriente y Occidente.
Su producto estrella era la seda llamada en el Corán "la tela del paraíso" y usada por el mismo Julio César en sus capas.


Hacia el 670 los musulmanes se hicieron con el control de la Ruta de la Seda desde el Mediterráneo hasta el Pamir, tomando Herat, Kabul y Bujara en Asia Central. Posteriormente, en el año 751, los ‘abbasíes vencieron a los chinos en el río Talas y tomaron Kashgar. Esta serie de acontecimientos, unidos al declive la dinastía Tang, motivaron que la Ruta de la Seda iniciara un periodo de decadencia que se prolongaría hasta el siglo XIII .


A comienzos de dicha centuria los mongoles invadieron el Imperio chino. En 1215 tomaron Pekín, en 1220 invadieron el Turkestán ruso y en 1221 llegaron al Cáucaso. Una vez finalizada la conquista, los mongoles restablecieron la antigua Ruta de la Seda, promovida, de manera especial, durante el gobierno de Kublai (1259-1294), momento en el que se le dio un gran impulso comercial, y de ello dan buena prueba los relatos de los viajeros que acudieron a su corte, como fue el caso de Marco Polo.


Durante ese tiempo —y aprovechando la «paz mongola»— se realizaron los viajes de misioneros y comerciantes europeos, entre los que cabe recordar los efectuados por el fraile Juan del Pian Carpino, enviado por el papa Inocencio IV en 1245, o el del monje franciscano, Guillermo de Rubruc cumpliendo el deseo del monarca francés Luis IX en 1253.


A partir del siglo XIV las rutas comerciales terrestres transcontinentales se volvieron más peligrosas, pues cada vez se hicieron más frecuentes los asaltos de bandoleros y saqueadores, motivo por el cual eran pocos los viajes que se realizaban con éxito. Por ello, a pesar de que los chinos siguieron manteniendo relaciones comerciales con los moscovitas hasta finales del siglo XIV , comenzaba, entonces, el declive lento pero inexorable de la tradicional Ruta de la Seda.


En la memoria colectiva quedan ciudades mágicas como Isfahán, Kashgar o Samarcanda. Esta última, considerada como una de las capitales más importantes del saber musulmán, alcanzó su apogeo cuando Tamerlán la convirtió en su capital, pues en ella se asentaron grandes grupos de artesanos persas, otros deportados de Damasco y Alepo, y muchos centroasiáticos que se establecieron voluntariamente en la ciudad desde finales del siglo XIV convirtiendo a Samarcanda en el principal centro de producción artesanal de toda la región. En ella florecieron algunos de los más bellos edificios religiosos del mundo, cuyas cúpulas de azulejos color azul turquesa producen en contacto con el dorado de los rayos del sol un magnífico espectáculo luminoso.


Tendrán que pasar seis siglos para que la Ruta de la Seda vuelva a despertar.
Esta vez en un mundo controlado económicamente por Estados Unidos y sus aliados ricos, dispuesto a quemar sus últimas balas para seguir dominando el mundo.
Sin la Nueva Ruta de la Seda no se puede entender nada de la geopolítica actual ni se puede analizar la guerra de Ucrania.


Los chinos eran esos inmigrantes aislados, con poco interés en integrarse que trabajaban en negocios de objetos baratos y que no molestaban a nadie pero un día nos cayó en las manos un teléfono Huawei que no era ninguna imitación ni una bagatela de plástico.
En 2013 China  anunciaba su iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda, cuyo nombre retrotrae a la antigua Ruta.
  Ese anuncio iba a cambiar la economía mundial y la geopolítica de Estados Unidos. 
El megaproyecto comprendía  el desarrollo de una serie de corredores económicos mediante grandes inversiones en infraestructura. De este modo, Beijing se aventuraba en un nuevo enfoque de su política exterior que busca recuperar el sueño chino se volver a ser un país glorioso.
 El proyecto de construcción de corredores económicos- carreteras, redes eléctricas, plantas de energía, puertos, aeropuertos, líneas de transmisión de datos, vías férreas y otras infraestructuras buscaba aumentar la capacidad comercial de los productos chinos en Mongolia, Rusia, Asia, Europa y finalmente en África.  
Casi un "plan marshall chino" que iba a conllevar cambios tectónicos en el ámbito geoeconómico y por lo tanto geoestratégico, porque entra en el terreno de los dominios del Imperio Estados Unidos en decadencia.
  La plantea fusión Asia y Europa en una sola entidad a través del impulso que generarían los nuevos corredores económicos supone  un nuevo centro de gravedad comercial y productivo, al que se acoplarían los países del océano Índico a través de la Ruta Marítima de la Seda.
  Esto es, el eje dinámico de la economía mundial se trasladaría a Eurasia y el peso de EEUU en el sistema global se reduciría.
   Es evidente que Estados Unidos iba a bloquear el plan desde su nacimiento. Y que para ello iba a usar a sus asociados del Atlántico Norte acostumbrados a dominar por la guerra no pueden aceptar que China  estableciese el espíritu de la Ruta de la Seda sobre la paz y la cooperación, la apertura y la inclusividad, el aprendizaje recíproco y el beneficio mutuo"
Que China pretendiera tener buenas relaciones bilaterales con países individualmente y organismos multilaterales con un concepto simple de desarrollo basado en vías de comunicación y zonas economicas es algo que Estados Unidos no iba a permitir.
 Y desde 2013 China está en su agenda geoestragégica como el eje del Mal acusándola de su interés por establecer su hegeomonía en el sistema internacional.
 Deng Xiaoping  dirigió el proceso de apertura de China al Capitalismo entre 1978 y 1992 y lo hizo pidiendo un perfil bajo en asuntos internacionales, no participar en alianzas y abstenerse de intervenir en los asuntos de otros países. Todos los esfuerzos debían estar concentrados en "poner la propia casa en orden".  
Poco a poco el peso económico del país fue exigiendo mayores compromisos en la arena global. Con Hu Jintao -2002-2012 China mostraba ya los indicios de ser una potencia económica pero fue con Xi Jinping cuando el pais dejó su discrección y pasividad y acató su poder de potencia moderna sobre un poder militar y económico superior al de Estados Unidos.

Xi Jinping anunció que China  estaba dispuesta a defender el proceso de globalización y a asumir un papel protagónico en su futura configuración. Con cada vez mayor frecuencia, los dirigentes chinos ofrecían soluciones chinas para cualquier problema internacional, tal como últimamente para estabilizar los esfuerzos globales relacionados con el cambio climático, después de la salida de eeuu del Acuerdo de París.


Durante su visita al emblemático puerto alemán de Duisburgo –el mayor puerto interno del mundo en la región siderúrgica y comercial del Ruhr, además de ser la encrucijada de transporte y logística de Europa–, el mandarín chino Xi Jinping exhortó a construir el cinturón económico de la Ruta de la Seda.

 Estados Unidos realizaba cuentas alegres con los dos brazos de sus ominosas tenazas geopolíticas/geoeconómicas –Asociación Transpacífico (ATP) y la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (TTIP) ), los cuales supuestamente captarían las dos terceras partes del comercio global ajeno al proyecto chino.

La destrucción de la Ruta de la Seda es desde 2014 el gran proyecto militar de Estados Unidos y Gran Bretaña, contra cualquier posibilidad de que Alemania y Rusia quedasen conectacadas económicamente en Europa y desde Rusia hacia China
 La red ferroviaria Yu Nueva Europa, bautizada como la «Nueva Ruta de la Seda», era ya en 2014 la más importante ruta de comercio del mundo al conectar la relevante metrópoli suroccidental de Chongqing (China) con Duisburgo. 
  Desde 2014 este fantasma persigue a Washington, la posibilidad de una alianza alianza china-rusa combinada con una expansiva simbiosis de comercio e intercambio de bienes a través de gran parte de la masa continental eurasiática a costa de EE.UU.
El trato ruso-chino del gas está inextricablemente vinculado a la relación energética entre la Unión Europea (UE) y Rusia. Después de todo, la parte principal del PIB ruso proviene de ventas de petróleo y gas
   Por su parte, Alemania depende de Rusia en un importante 30% de sus suministros de gas natural. 
Pero los imperativos geopolíticos de Washington se mueven hacia la cancelación del gaseoducto South Stream cuya construcción debería comenzar en junio de 2014. Este gaseoducto bombearía gas natural ruso a Europa bajo el mar Negro, evitando Ucrania, a Bulgaria.
Hay consistentes rumores en Bruselas estos días sobre la posible cancelación del proyectado gasoducto South Stream, de 16.000 millones de euros, cuya construcción debería comenzar en junio. Una vez terminado bombearía todavía más gas natural ruso a Europa, en este caso bajo el mar Negro (evitando Ucrania) a Bulgaria, Hungría, Eslovenia, Serbia, Croacia, Grecia, Italia y Austria.

Bulgaria, Hungría y la República Checa ya han dejado claro que están firmemente opuestos a cualquier cancelación.  

 La creciente simbiosis de Rusia con los mercados asiático pues tanto Moscú como Pekin salen ganadoras, pues  no hay comparación entre energía suministrada a través de mares vigilados y controlados por la armada de EE.UU. y permanentes y estables rutas terrestres desde Siberia.


 Esto solo podía abrir un camino a una guerra fría expulsando a Rusia del juego económico y a través de Rusia a China. 

 Y en este contexto podemos hablar de Ucrania y la guerra que hoy lleva a cabo Rusia con Estados Unidos y su brazo armado la OTAN. 







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