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La colonización sionista hasta la Primera Guerra Mundial (III)


A principios del siglo XX el sionismo estaba embarcado en crear una identidad nacional judía, es decir , en palabras del historiador israelí Shlomo Sand, la invención de un pueblo inexistente, inspirándose en el nacionalismo excluyente europeo. Para crear a este pueblo había que hacer de la Biblia un libro de Historia. La idea del pueblo elegido y la tierra prometida en la Canaán de hacía más de dos mil años,  legitimaban su proyecto colonial.

 Este fervor por los textos sagrados choca mucho con el credo de los primeros nacionalistas sionistas que se consideraban a sí mismos como no creyentes o personas no religiosas. La defensa de la necesidad de un estado para el "pueblo judio" era una cuestión nacional pero no dudaron en aceptar el carácter histórico de la Biblia en un acto de claro oportunismo político. 

 Otro aspecto importante que trajo el sionismo fue el rescate de una lengua casi muerta como el hebreo- solo se utilizaba en la liturgia en la literatura sagrada. El hebreo sería la lengua común, una lengua que ningún judio europeo o americano conocía. 

 Los sionistas ya tenían todo para su nueva nación: un territorio "vacío", una historia y una lengua común. Tres grandes falacias, ni el territorio estaba vacío, la historia solo eran unos textos religiosos la mayoría sin aval arqueológico o histórico y la lengua no era hablada por nadie.  

 Una vez asentada la justificación de la toma de territorios habitados había que dar un destino a  esa nación y su destino era "levantar una muralla contra Asia, un puesto avanzado de la civilización contra la barbarie" según palabras de el mismo Theodor Herzl. Es decir un proyecto colonial con la impronta de la Europa capitalista liberal: el hombre blanco es portador de civilización y progreso y ante esa ola de conocimiento las poblaciones no blancas representaban solo lo bárbaro, lo incivilizado y por lo tanto debían aceptar la labor benéfica de los colonizadores blancos.  

  Esta ideología está tan metida en nosotros que todavía asociamos la Ilustración a un movimiento blanco que nos trajo la luz a nosotros mientras el mundo se quedó en la oscuridad, y que la Revolución Industrial supuso un salto al progreso de los pueblos blancos que los otros pueblos no consiguieron. Un hombre de la inteligencia de Borges llegó a decir que "los negros no habían aportado nada a la humanidad" lo que demuestra hasta el punto que un prejuicio puede superar la formación cultural y la inteligencia.

  El maniqueismo progreso-atraso conllevaba que el colonizador era el sujeto que actuaba sobre el objeto, el pueblo colonizado, y que la homogenización de la sociedad era un deber del sujeto portador del progreso. 

  El sionismo que basó su existencia en la historia de las persecuciones del pueblo judio en Europa, no dudo en usar este modelo de persecución en Palestina, pues el mundo que portaba a su nueva nación era el moderno capitalista, colonialista, patriarcal y racista. 

  Una vez encontradas las causas y los fines había que organizar el nuevo estado y crear las instituciones.

En 1897 sale a la luz el periódico Die Welt, primera prensa oficial sionista dirigido por Herzl, quien convocó el Congreso de Basilea, primer gran hito organizativo del movimiento sionista donde se estableció el programa del movimiento: un lugar seguro para el "pueblo judío" en Palestina. "En Basilea fundé el estado judio" dijo el mismo Herlz en las páginas de su periódico.

 Un hogar seguro se definía como un estado exclusivamente judio, colonizador al modo europeo.

  Em 1891 el judio Murice de Hirsch fundó la Jewish Colonization Association para financiar asentamientos de personas de religión judía en Argentina, Canadá y Palestina. En 1903 se creó la Anglo-Palestine Company que pasaría a ser en  veinte años más tarde la Palestine Jewish Colonization Association de la mano de la conocida familia Rothschild.

  Estas organizaciones tenían como objetivo la colonización de Palestina, pero Palestina era todavía parte del Sultanato Otomano que intentó prohibir el establecimiento de los colonos, pero dada su situación de debilidad no pudo impedir que en 1903 se hubiesen ya establecido 35.000 colonos judios en Palestina, especialmente en la zona de Yafa, y que para 1914 otros 35000 colonos llegaron a Palestina entre ellos David Ben-Gurión e Isaac Beb-Zvi, quienes se convertirían en líderes del sionismo años más tarde y en el caso de Ben-Gurión fue el primer y tercer primer ministro de Israel, y se consideraba a sí mismo socialista por la fundación de colonias como Tel Aviv, exclusivamente judía y el primer "kibutz" como colonia judia autoestionada. Su ideal de una sociedad igualitaria de intelectuales y trabajadores fascinó a muchos intelectuales de izquierda de la Europa de principios del siglo XX, intelectuales que pasaron por alto el hecho de que esas colonias excluían y expoliaban a los propietarios históricos de esas tierras. En los kibutzs los palestinos no eran miembros de pleno derecho por el mero hecho de no ser judios

   A principios del siglo XX   muchos judios emigraron fuera de Europa, pero la mayoría lo hicieron a Norteamérica y Reino Unido pues estas poblaciones eran anglófonas,y les costaba menos la integración. Otro grupo emigró a Argentina. Palestina no era el lugar preferido para emigrar en este periodo.

 Hasta mediados del siglo XX el sionismo tuvo pocos afectos entre las comunidades judías especialmente en los lugares en que habían vivido varias generaciones y estaban integradas. Muchas consideraban que el sionismo no representaba al judaismo y que incluso de podía considerar antijudío o herético.  Muchos judíos lucharon contra la judeofobia desde fuera del sionismo y se negaron a la colonización como solución porque querían vivir en sus propios países de los que se sentían ciudadanos y en muchos lugares eran parte de la flor y nata de la sociedad con figuras como Adorno, Arendt, Chagall, Benjamín, Einstein, Freud, Goldman, Kafka, Luxemburgo, Pisarro o Trotsky.

    Herzl sabía bien dónde podía enontrar apoyos para su causa y decidió tomar contacto con Estados Unidos reuníendose con banqueros e industriales quienes al principo no tuvieron mucho interés en ese grupo de fanáticos empeñados en vivir en una nación todavía inexistente, creada para ellos, pero Inglaterra sí supo ver el potencial de esa futura nación por el lugar en el que iba a surgir y la I Guerra Mundial confirmó sus primeros análisis. 

 En su enfrentamiento contra el Imperio Otomano, uno de los contendientes en la I Guerra Mundial, Inglaterra prometió  la liberación a todos los árabes a cambio de la insurrección contra las autoridades de la Sublime Puerta. Era el tiempo del famoso Lawrence de Arabia, el general británico presentado como un héroe,  que tuvo un papel destacado en la rebelión árabe contra el Sultanato Otomano.

  Terminada la guerra, se fueron con ella las promesas de liberación y comenzó la división colonial del mundo árabe entre Francia e Inglaterra (Acuerdos de Sykes-Picot 1916, antes del fin del conflicto ya lo establecían lo que indica que la petición de ayuda a los árabes y su independencia posterior no fue más que una estrategia) 

 En 1917 Inglaterra declaraba abiertamente en la Declaración de Balfour que apoyaba al movimiento sionista. Balfour fue secretario de Asuntos Exteriores inglés y es conocido por la carta que escribió al poderoso Rothschild mostrando su apoyo al estado judío. Con esta Declaración que establece el derecho superior de una potencia colonial europea sobre un territorio no europeo. Después en 1919 en la Conferencia de Paz de Paris, la Organización Sionista Mundial propuso la creación de un gran estado judío que ocupase la Palestina histórica y partes de estados de mayoría árabe como Arabia Saudí, Jordania, Líbano, Siria y Egipto. 

 

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