Se acaba 2022, el año en que Ucrania ganó todos los premios de la paz y de la resistencia y Zelensky dio discursos en todos los parlamentos europeos, en todas las celebraciones e incluso desprestigió el cine con su ovación en el Festival de Cannes.
El año en que muchos descubrieron que Minsk era la capital de Bielorrusia y un papel mojado; que en Odessa una jauría de nazis financiados por Estados Unidos habían quemado vivos en la sede de los Sindicatos a un grupo de militantes comunistas, el año en que muchos se enteraron que "las revoluciones" a las que la BBC y la CNN dan voz son montajes para llevar a cabo sus monstruosos proyectos de control económico sobre el mundo del fin del Capitalismo.
El año en que asistimos con los ojos como platos y la boca abierta al ataque a la obra de Pushkin, Tolstoy y Dostoevsky y vimos a directores de orquesta, pianistas o violinistas siendo obligados a hacer declaraciones ideológicas antes de empezar el concierto.
El año en que descubrimos que el pacífico país de los fiordos era el más belicista del planeta y que todos gritaban su amor por su secretario, un socialista de la escuela de los lobos con piel de cordero que ya no usaba disfraz alguno y confesaba que su país lanzó bombas a Libia para probar su efectividad y que si un país pedía menos organizaciones militares a sus fronteras obtendría a cambio más de lo mismo y multiplicado.
El año en que Madrid estuvo más feo que nunca, con todos los señores de la guerra brindando por la sangre y la destrucción y sus señoras mancillando el aire del Museo del Prado con sus perfumes caros, tan insignificantes como ellas.
2022 fue el año en que olvidamos la pandemia y dejamos de maldecir a los chinos para empezar a odiar a los rusos, el año en que entendimos al fin que la crisis económica, la rebelión catalana y la muerte de Prim tenían un único instigador, Putin
Fue ese año extraño donde los que tratábamos de alcanzar la paz fuera de las mentiras de los medios tuvimos que dejar nuestras madrigueras para levantar la voz porque nunca en nuestras vidas, más largas o más cortas, habíamos visto tal ataque a la verdad o tantas trampas en el camino que lleva a su encuentro.
Un año para el existencialismo y el nihilismo.
Pero acabamos casi llorando con Messi, porque es argentino, bajito y feo y recuerda a otro argentino bajito y feo que se nos echó a perder con las drogas y porque quizá al verlo con el deshabillé negro transparente y la copa en la mano nos vimos retratados a nosotros mismos despidiendo el año 2022. El año en que vivimos peligrosamente.
¿Podemos atisbar lo que nos depara 2023, no echando una quiniela, sino barajando los datos que 2022 nos ha dejado sobre la mesa?
Podemos decir que la guerra por las últimas gotas de petróleo continuará, que Estados Unidos seguirá en su objetivo de controlar la isla Eurosia, y dirigirá sus ojos a China. Europa es una caja de sorpresas, tendremos Tercer Reich, o no, habrá revoluciones populares, o no, nos drogarán los medios para seguir como si nada pasara, o no...
Dmitri Anatólievich Medvédev, vicepresidente de Consejo de Seguridad ruso, nos dejó ver su bola de cristal a través de las redes sociales. Toda la prensa seria lo atacó como si fuese un vidente de poca monta, lo llamó futurólogo, oportunista y alguno se atrevió a asegurar que las predicciones estaban mojadas en vodka.
Esto nos dice en su hilo de twitter.
"En la víspera de Año Nuevo, todo el mundo hace predicciones Muchos proponen hipótesis futuristas, como si compitieran por elegir las más descabelladas e incluso las más absurdas.
Aquí dejo mi humilde contribución:
1. El precio del petróleo subirá a $150 el barril y el precio del gas superará los $5.000 los 1.000 metros cúbicos
2. El Reino Unido se reincorporará a la UE
3. La UE colapsará después del regreso del Reino Unido; El euro dejará de utilizarse como antigua moneda de la UE
4. Polonia y Hungría ocuparán las regiones occidentales de la antigua Ucrania
5. Se creará el Cuarto Reich, que abarcará el territorio de Alemania y sus satélites, es decir, Polonia, los estados bálticos, Chequia, Eslovaquia, la República de Kiev y otros marginados.
6. Estallará la guerra entre Francia y el Cuarto Reich. Europa será dividida, Polonia repartida en el proceso
7. Irlanda del Norte se separará del Reino Unido y se unirá a la República de Irlanda
8. La guerra civil estallará en los EE. UU., California. y Texas convirtiéndose en estados independientes como resultado. Texas y México formarán un estado aliado. Elon Musk ganará las elecciones presidenciales en varios estados que, después del final de la nueva Guerra Civil, se le habrán dado al Partido Republicano
9. Todos los mercados bursátiles y la actividad financiera más grandes dejarán los EE. UU. y Europa y se trasladarán a Asia.
10. El sistema de gestión monetaria de Bretton Woods colapsará, lo que provocará la caída del FMI y el Banco Mundial. El euro y el dólar dejarán de circular como divisas de reserva mundial. Las monedas fiduciarias digitales se utilizarán activamente en su lugar
Las respuestas a estas diez predicciones que sin duda están cargadas de ironía rusa, son serias, como si se estuviese respondiendo a un concienzudo tratado de economía.
No lo hagan aquí. El amigo Dimitri solo ha exagerado lo que hay, hasta llegar a lo que los españoles conocemos muy bien gracias a nuestro gran escritor Valle-Inclán: el esperpento.
Pero el esperpento pone ante los espejos deformes del Callejón del Gato a la verdad para mostrarnos sus máscaras.
Y de estas diez predicciones, menos apocalípticas y más honestas que las que nos lleva inyectando la CNN y la BBC desde 2020; lo que nadie puede discutir es que la Unión Europea está en vías de colapso, que Alemania tiene muchos melómanos en el gobierno, muchos que escuchan demasiado a Wagner y algunos megalómanos que sueñas demasiado con Polonia; y que a Francia solo le gusta una Alemania sin pretensiones. Que en Alsacia Lorena siguen los herederos de los carolingios y los otónidas pugnando por lo que es tuyo y lo que es mío; que los estados bálticos son un un nido de serpientes, que el viejo orden está estallando ya y que el dinero no tiene patria y si hay que ser chino se es chino y que el petróleo y el gas escasean y la ley de la oferta y la demanda dice que lo que se necesita y escasea se encarece no es una predicción de futuro sino una ecuación económica capitalista.
Brindemos con el deshabillé y la copa de Messi, nos merecemos ese respiro.Feliz año nuevo y que el Señor nos coja confesados.
Comentarios
Publicar un comentario