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Los holocaustos olvidados

El relato es este: habrá hambre en el mundo por culpa de Putin y su invasión "no provocada" como la llama Biden haciendo cierto aquello de excusatio non petita accusatio manifesta, a Ucrania.
  Todo lo que escuchemos a partir de ahora de hambres y miserias tendrá su origen en el zar Putin que quiere conquistar el mundo y en sus ansias de poder no siente piedad por los que van a caer.
   Este argumento ha sido ya desmontado y analizado en otra entrada de este blog llamada "Los cereales ucranianos" ; pero hay otras hambrunas y holocaustos que ya han sido analizados y olvidados, porque los muertos de hambre y de la guerra cuando pertenecen al bando de los perdedores sufren otra segunda muerte que es la del olvido.

Vamos a recordar a la
señora Liz Truss, cuyo nombre es más adecuado para la novia de Buzz Lighyear que a una tori inglesa, que ya anda por ahí predicando la doctrina del hambre en el mundo por causa del Dr Moriarti de las estepas nevadas, una cosa que hizo uno de sus héroes nacionales, compañero de partido, alabado como paladín de la democracia y de todas las libertades habidas: Wiston Churchill.
 En cualquier páginas de frases motivadoras y positivas encontrarás a Churchill. 
"Nunca llegarás a tu destino si te paras a lanzar piedras a cada perro que ladre". "El éxito es la capacidad de ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo". "Mejorar es cambiar; ser perfecto es cambiar a menudo" "La política es casi tan emocionante como la guerra y no menos peligrosa". "En la guerra nos pueden matar una vez; en política, muchas veces". "El precio por la grandeza es la responsabilidad".

Al leer estas frases, pertenecientes a Winston Churchill, ex primer ministro británico en dos periodos (1940-45 y 1951-55), uno pensaría que este hombre era un gran líder, amante de las libertades y la democracia  y un hombre de mucho carisma. 
 Los libros de Historia como suele suceder cuando cuentan la historia de sus héreos ideológicos olvidan contar algunos detalles un poco más escabrosos. 
  ¿Quién conoce el holocausto de Bengala? Conocemos a Sandokán, el tigre de Bengala y el holocausto de Hitler. 
  ¿Cómo? ¿El holocausto de Churchill? No puede ser, si Churchill es el tipo que da su vida para que tú puedas dar una opinión que él no comparte. 
 
  Pues sí, el tipo este, nos salió  con un pasado bastante genocida.
 Churchill llevó a cabo una estrategia económica y militar en Bengala, India, durante la Segunda Guerra Mundial, que provocó una hambruna que terminó matando a millones de personas. 

Sobre todo, lo que provocó esta hambruna fue la decisión de Churchill de hacer llegar la mayoría de granos y víveres a sus soldados hasta Oriente Medio y Egipto, donde se hallaban defendiendo el Canal de Suez de los ejércitos de Italia y Alemania, dejando de lado a la población civil, la cual se quedó prácticamente sin alimento. 

Además el gobierno inglés decidió adueñarse de todo medio de transporte que pudiera llevar alimento a las comunidades de Bengala, tales como camiones, autos, motocicletas y hasta elefantes de carga. Aunado a ello, los dirigentes ingleses se adueñaron de diversos campos de cultivo de arroz para convertirlos en pistas de aterrizaje.

Estamos a principios de 1942. Japón le ha asestado un fuerte golpe a Reino Unido al ganarle la Batalla de Singapur, lo cual permite la invasión de Birmania por parte de los nipones. Esta colonia es una importante región agricultora y exportadora de alimentos hacia las distintas zonas del Imperio, en especial a la India. 

 El contingente militar británico se encontraba en el norte de África batallando contra la Wehrmacht y las fuerzas italianas. Las reservas de alimento de la India fueron enviadas para aprovisionar durante meses las tropas ubicadas en Oriente.

Posteriormente un ciclón devasto la costa oriental de la India, arrasando con las cosechas y con los pocos víveres que quedaron almacenados.El Gobierno de Londres debía responder a esta emergencia enviando recursos para la población afectada, pero esa decisión impactaba directamente a las tropas e impediría el avance exitoso de la campaña militar en Libia.

Los víveres no sólo eran destinados a los frentes de guerra, sino que otra parte iba directamente a Inglaterra para alimentar a la población de las grandes ciudades.
 Se estaba provocando en Bengala una hambruna de proporciones colosales. 
Churchill, cruel y déspota, dijo sobre esta situación que "los indios que eran un pueblo débil que se había reproducido en exceso y que ahora tenía que pagar las consecuencias de verse en la escasez por su sobrepoblación"   "las peores personas del mundo después de los alemanes son los indios".

La situación en Bengala era critica, la escasez de alimentos llego al punto de que incluso se informaron casos de canibalismo. Decenas de miles de familias murieron de inanición. Poco a poco las aldeas y ciudades se fueron llenando de cadáveres putrefactos y sin recoger. Las  enfermedades como el cólera, tifus o disentería que se expandieron sin control llevándose millones de vidas.

"El Holocausto que Churchill" causo en la India la muerte de aproximadamente 3.000.000 de personas a fuerza del hambre, hecho que nadie recuerda porque la historia la escriben los vencedores.


Las protestas ante tamaña injustica no se hicieron esperar por parte de la población civil y grupos políticos molestos ante esta decisión que estaba matando a la población. Las revueltas fueron aplastadas por los soldados ingleses de manera violenta, provocando la detención de más de 60 mil personas y la ejecución de unas 2. 500. 

 El Secretario de Estado, Leo Amery, pensaba, al igual que Churchill, que los indios eran una raza condenada de antemano y que la prioridad del gobierno inglés debía centrarse en apoyar por completo a sus soldados en la lucha que sostenían. 
Así fue como la cadena de hambruna fue en aumento: las pequeñas poblaciones fueron las primeras en padecer los rigores de la escasez, la cual llegó de manera trágica hasta los asentamientos más grandes. Por semana se registraban alrededor de 10 mil muertes y los cadáveres podían verse a simple vista en las banquetas sin que nadie pudiera evitarlo. Familias enteras morían en el interior de sus hogares y los niños eran los más propensos a fallecer de forma más rápida.


Algunas familias llegaban al extremo de sacrificar a los más pequeños o los más ancianos para que los demás pudieran tener más posibilidades de obtener alimento. Los perros incluso sufrieron por esta escasez, sembrando las calles con sus cadáveres. 
Hubo intentos desesperados por obtener algo de alimento: las mujeres comenzaron a prostituirse en las calles, las familias vendían a sus hijas a familias pudientes como sirvientas con tal de que pudieran sobrevivir, muchas familias pusieron a la venta sus hogares o escasas pertenencias. 
Era una desesperación trágica la que se veía en Bengala y en otras ciudades grandes como Calcuta, Howrah, Midnapur, Faridpur o Barisal.

La alta proliferación de cadáveres en las calles comenzó a causar enfermedades como el cólera, tifus o disentería. Algunos cuerpos eran arrojados a los ríos para que la corriente los llevara hasta el mar.

Sin embargo, esta situación no podía pasar desapercibida durante más tiempo: el periódico Statesman fue el primero en percatarse y denunciar el acontecimiento. Otro personaje que fue vital para que el mundo se enterara de lo que estaba pasando en la India fue el fotógrafo Ian Stephens, quien se dedicó a recorrer las calles de Bengala sacando imágenes de la tragedia que se vivía en la ciudad.

El suceso fue aprovechado por los rivales de los ingleses para denunciar a nivel internacional lo que éstos hacían y justificando de esa manera la guerra contra ellos. 
No quedó más remedio a los altos mandatarios ingleses que comenzar la repartición de víveres a Bengala, más por la presión mediática que por iniciativa propia. Algunos países como Australia y los Estados Unidos, además de algunas naciones latinas, enviaron alimentos a la India como una ayuda ante la desesperada situación de sus habitantes. Fue en 1944 cuando la situación comenzó a estabilizarse en favor de la población india.



Medio siglo después de que Londres censuró la noticia, la televisión de Gran Bretaña exhibió la verdad sobre la hambruna que sufrió la provincia de Bengala, India, en la que murieron entre tres y cinco millones de personas. Muchos la consideran la más infame de las atrocidades cometidas por el Imperio Británico en India, similar en magnitud al holocausto que sufrían al mismo tiempo los judíos europeos en los países ocupados por la Alemania nazi durante la segunda guerra mundial.

 Nacionalistas indios moderados se tragaron entonces su orgullo y respaldaron a las potencias aliadas contra el fascismo, aun cuando de ese modo cooperaban con los odiados británicos. 
India despachó a la guerra el mayor ejército voluntario de la historia, con unos 2,5 millones de solda
dos
  Las  autoridades coloniales prohibieron en 1943 que el público británico conociera la hambruna, a través de una censura draconiana, durante más de cincuenta años.
 El diario The Stateman, de Calcuta, no publicó ninguna foto sobre la hambruna en junio y julio de 1943 por orden de las autoridades coloniales.
 Afiches de artistas de izquierdas fueron destruidos, entre ellos 5.000 ejemplares de la obra del pintor Chitto Proshad titulada "Bengala hambrienta".
 Las etapas iniciales de la hambruna en zonas rurales pasaron desapercibidas. 

 Las autoridades coloniales intentaron destruir los "Documentos Nanavati", conclusiones de una comisión que investigó la tragedia. Pero fueron archivados en Nueva Delhi, contra el deseo de la antigua metrópolis.

Los documentos, al parecer, demuestran que la hambruna fue deliberada. Los realizadores del documental afirmaron que Londres "eligió muerte en las aldeas para no sufrir caos en la ciudad".

"No queremos oir nada sobre una escasez en Bengala. No queremos creerlo. Y ustedes tienen que sacárselo de la cabeza. Esta escasez está por completo en su imaginación", dijo un representante del gobierno británico en India a comienzos de 1943.
 Churchill escribió más tarde que todos estos muertos de hambre dañaban profundamente la reputación  inglesa.

 








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