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Los medios de comunicación como maquinaria de guerra

Imagina que te levantas, te preparas tu desayuno, te sientas a tomarlo y abres la prensa. Un periódico tradicional o el ordenador, y lees: "Los líderes mundiales deben renunciar si no son capaces de garantizar la paz" "Vecinos de Berlín se reúnen para pedir la paz y piden al mundo entero que salgan a las calles" " Zelensky es el instrumento de la maquinaria de guerra occidental para destruir a los ciudadanos que queremos la paz" "Los pueblos van a defender la paz" "En Etiopia el pueblo trabaja para obtener fuentes de agua" "Palestina no soporta más agresiones, la comunidad internacional tiene que moverse para acabar con esta sangría" 

Una distopia, porque la prensa no está al servicio del pueblo, ni mucho menos al servicio de la verdad. La prensa es una empresa con ánimo de lucro y actúa para quien paga más. Cuando la información, que es un servicio público, pasa a manos privadas, pasa como con la educación o la sanidad, que los economistas de las empresas deciden sobre lo que interesa, lo que aumenta el superavit, y lo que no, lo que baja las ganancias.
  Siempre es peligrosa esa prensa parcial y prostituida; la  que se ha encargado de normalizar lo que debiera darnos horror: que haya niños muriendo de hambre en todo el planeta mientras hay gente que vive una vida de lujos ilimitados. La que se ha encargado de convencernos que votar cada cuatro años es un ejercicio democrático y que ese voto da carta blanca al ganador para jugar con nuestras vidas. Esa presa que nos infantiliza y nos hace manipulables y luego esclavos.

Pero hay momentos en que la prensa además de peligrosa e inmoral se convierte en un arma tan peligrosa como una bomba y estamos viviendo uno de esos momentos, de un modo casi apocalíptico.

Las motivaciones de las guerras, de todas las guerras, desde la primera, son las mismas. Luchas por el poder y por el dinero. El oro y la gloria. Pero cada guerra ha venido pintada de heroismo, de grandeza, de razones humanas, de metas nobles. La mente que mueve las guerras del siglo XXI es la misma mente que movía las guerras asirias, hace treinta siglos, cuando Asurbanipal dejaba grabado para la posteridad "Yo soy Asurbanipal, poderoso rey, rey del universo, rey de las cuatro partes, rey del mundo”.
 Asurbanipal era mucho más honesto que Biden.

    Recuerdo aquella película donde Chaplin se metía en la piel de un asesino de viudas indefensas, en tiempos de la II Guerra Mundial. Una vez descubierto y detenido, la ley cayó, implacable, sobre él. Jueces, abogados, fiscales, jurados, prensa y policías trabajaron para que el asesino fuese condenado. A pocos kilómetros de allí las bombas mataban a millones de seres humanos que desaparecían de la historia sin juicio y sin nombre.
  Entonces Chaplin pronunció aquel discurso sobre las gloriosas muertes en nombre de los estados  y los abominables crímenes realizados por el individuo.
   Si la prensa llegase a hacer sentir a cada ciudadano que el soldado muerto en una barricada es el mismo ser humano que ha sido asesinado y ha aparecido en un contenedor de basura en su ciudad, si pudiesen verlos al mismo nivel, nadie soportaría una sola guerra; pero las guerras son como películas de Neflix, lejanas, casi irreales.  La prensa se encarga de que no sientas el frío de la muerte de un muchacho que acaba de ser atravesado por una bala.

   Las guerras actuales tienen medios de destrucción implacables y veloces, mucho más que las viejas guerras de estrategia entre columnas de caballeria o  infantes o entre barcos en altamar. Hoy la guerra puede hacer que tu ciudad desaparezca en un instante: los niños ingresados en los hospitales, sus padres que cada noche aprietan su mano junto al gotero,  las chicas riendo a carcajadas en un parque, el muchacho que mira el móvil en un banco de unos grandes almacenes, la dependienta que ordena una estanteria de libros, el anciano que viene de comprar su barra de pan... Todo congelado en una escena fantasmagórica un segundo antes de desaparecer.

Esa capacidad de devastación se nos presenta en la prensa como algo normal, no como la mayor tragedia del ser humano desde que existe sobre la tierra. Y se nos presenta para hacernos ver que la guerra no es asunto nuestro, que nosotros ya no podemos hacer nada cuando el poder tiene esa maquinaria entre sus manos. La prensa es la encargada de esparcir el miedo y la paralización social y de ahí a la esclavitud hay un paso.
Las víctimas somos ya todos. 
 Somos las víctimas de las bombas criminales de los medios de comunicación preparándonos para ser las víctimas futuribles de las bombas reales.

Toda esa basura que pretenden llamar información solo destruye a quienes la reciben, a quienes la creen porque aniquilan cualquier capacidad de crítica y de reacción y los convierte en mecanos que piden "soma" y una vez obtenido son capaces de aceptar la más terrible de las crueldades. Y destruye a quienes la analizamos, nos entra por el estómago, como un golpe seco que provoca la necesidad de vomitar, nos llega al corazón que se llena de ira y al cerebro que es atacado por la desesperanza.
Estos medios de comunicación matan a quienes los creen y nos dejan malheridos a quienes no los creemos, generando una sociedad de zombis, grotesca, derrotada y hundida en la desesperanza.

Para entender como funciona la maquinaria de guerra en la prensa solo tenemos que echar mano de la hemeroteca. Solo teclea en google el nombre de un país y la fecha, cinco, diez años antes de que los genocidas hayan puesto sus ojos sobre sus recuersos. Ese país no existe. No se menciona. 
Conforme se va acercando el conflicto la prensa, toda la prensa ( si fuesen independientes todos los periódicos y programas de televisión  no divulgarían las mismas noticias y desde los mismos enfoques como sucede ahora)  empieza a poner el pais en titulares. 

  Un año antes de la destrucción de Libia, unos españoles asentados en Tripoli nos contaban que la Libia de Gadafi era un país encantador, con gente acogedora, que dejaba sus puertas abiertas sin temor porque no había delincuencia, donde el factor humano era especialmente cuidado y la abundancia de petróleo habia mejorado las condiciones de vida de todos.
   Pocos años después la prensa nos presentaba al coronel como un asesino cruel y despota que tenía esclavizado a su pueblo y que los pueblos, movidos por los aires de la primavera árabe, esa farsa urdida por Estados Unidos, querían la libertad nuestra, la de Occidente, donde cerramos las puertas y pagamos empresas de seguridad. 
Después los genocidas comenzaron a destrozar el país
Los cámaras buscaban los enfoques donde cien personas podían parecer cien mil y los titulares de la prensa ya estaban echando flores a la intervención, asegurando que el gobierno había enviado al ejército y la aviación para bombardear a los rebeldes.
   La prensa rusa, fuera del complot, recurrió a imágenes de satélites para desmentir estas represiones y así lo informaron pero occidente, en lugar de publicar con honestidad que había discordancias entre las informaciones de Occidente y las rusas, se limitó a atacar al mensajero.
   El jefazo de la OTAN declaró, sin mover un músculo de su cara, que Noruega probó la eficacia de sus nuevas bombas en suelo libio y la prensa lo cuenta como un avance de la tecnología armamentística noruega. Pareciera que las bombas estuviesen hechas de algodón y que abajo no lanzaran al aire brazos y cabezas de seres humanos.
   El resultado de esta guerra es un país destrozado en manos de mafias, pero ya nadie lo menciona. Si acaso para contar que algunos mafiosos embarcan en Tripoli a desgraciados para su travesía al sueño europeo, rumbo Lampedusa. 

El asunto de la destrucción de Irak basado en mentiras conocidas y difundidas como justificación para la guerra, es uno de los casos más infames de como la prensa occidental se ha convertido en soldado de vanguardia en todas las guerras desde la caída de la URSS.
 Un informe presentado en video en la Asociación de Periodistas de la ONU, afirmaba que Irak estaba desarmado desde 1995 y aseguraba que el conflicto entre el gobierno de Bagdad y la ONU fue un juego político de EE.UU
   Vimos la guerra en directo. Un cielo verde fosforescente, con el sonido amortiguado, como una noche de pirotecnica en una ciudad tranquila cualquiera. No olía a carne quemada, no se escuchaban los gritos del horror, ni el miedo que llevaba recorriendo las calles durante semanas cuando la gente abandonaba la ciudad y hacia acopio de agua y alimentos.
   El periodista Robert Fisk escribió un artículo sobre un perro que arrastraba el brazo de un niño corriendo hacia el desierto y de la prohibición de no hablar en esos términos de la guerra. No podían aparecer miembros humanos, ni sangre, ni moscas, ni gritos.
Una guerra limpia para adormecer conciencias.

En 2011 el programa "Madrileños en el mundo" se fue a Damasco. “Un país laico de mayoría musulmana en el que conviven en paz distintas religiones”. Era la primera frase que describía a Siria, el lugar al que había viajado la reportera de 'Madrileños por el mundo', Eva Mora, en un programa emitido en 2007. Por entonces, cinco madrileños hacían vida en una Damasco multicultural y pacífica Uno de ellos definía sin dudar cómo era vivir en Siria: “Es un país muy seguro”.

El reportaje muestra Damasco como una ciudad rebosante de vida, de rutina y de una tranquilidad “El zoco es uno de los sitios más bonitos y turísticos”, contaba Antonio, uno de los españoles entrevistados y que entonces llevaba dos años viviendo en la capital siendo profesor de español.
 En marzo de 2011 la prensa internacional hablaba a diario de manifestaciones de protesta en Damasco y en otras ciudades sirias, de confusas informaciones sobre los muertos en las protestas reprimidas por la policía y, también, de manifestaciones de los partidarios de Bashar al-Asad, en la oleada confusa de las “primaveras árabes” que se había iniciado en Túnez y seguiría en Egipto y otros países.
La aparición de nuevos actores políticos en Siria, como la “Organización Siria por los derechos humanos”, que abastecía de información a los medios internacionales y que tenía detrás la mano de gobiernos occidentales, empezó a cambiar la situación. Al mismo tiempo, en esos mismos días de marzo, Francia y Gran Bretaña preparaban la guerra contra Gadafi, mientras Obama amenazaba al dirigente libio, aunque declaraba que no enviaría soldados a Libia: actuaría desde un segundo plano. Una semana después del inicio de la guerra en Siria, la flota norteamericana se preparaba para iniciar el ataque en Libia, y aviones británicos, norteamericanos y franceses empezaban a bombardear el país. Y Arabia intervenía en Bahréin para reprimir las protestas de la población.

  La prensa ya no informa sobre Siria ni sobre Yemen. Guerras caducadas. 
Ahora es Ucrania y en este caso su papel ha sido tan exagerado, tan lejos de toda ética, de todo principio de respeto a la verdad, que se ha enterrado a sí misma. 

 La prensa occidental y sus satélites sigue la misma línea que el Departamento de Estado de EE.UU., parece que copiara los enfoques de ahí  que presentan la guerra como un acto de imperialismo ruso"La desinformación y la propaganda del Kremlin han acompañado y apoyado las acciones militares de Rusia en Ucrania, incluido el intento de anexión de Crimea, el apoyo a los movimientos separatistas en el este de Ucrania y la actual guerra de agresión. El Kremlin intenta repetidamente deslegitimar a Ucrania como nación y como Estado ante los ojos de la opinión pública ucraniana y rusa, así como de la comunidad internacional"

  Así contaba el país lo ocurrido en 2014 en Ucrania "En los 23 años transcurridos desde la independencia de Ucrania en 1991, el peor ha sido 2014. La anexión de la península de Crimea por Rusia en marzo, los levantamientos secesionistas que han degenerado en guerra en las regiones industriales de Donetsk y Donbás, miles de muertos, decenas de miles de heridos y centenares de miles de desplazados, además de una profunda crisis económica y financiera son parte del balance de un periodo, que ha marcado también un punto de inflexión en Europa, al cuestionar el equilibrio internacional existente en el continente desde el fin de la Guerra Fría"
La BBC llamaba "muertos" a los asesinados en Odessa, hablaba de rabia y frustración pero en ningún momento aparecen fotos de grupos con la mano extendida en alto ni la palabra nazi. Y dejan claro que los culpables fueron activistas prorrusos "El fuego en el edificio se desató en confusos hechos, después de que activistas prorrusos atacaran una protesta antiseparatista, la cual respondió al ataque"

Después todo quedó en el olvido hasta que una semana antes de la guerra toda la prensa avisaba de que Putin iba a atacar Ucrania. Y desde entonces la prensa solo echa fuego cada día para el inicio de una guerra mundial.

Está muy claro que hay unos amos del mundo que no pestañean ante la muerte el genocidio y cuyo único interés es el máximo lucro económico: UPI, AP, AFP, ANSA, BBC, PRISA, CNN ... son algunas de las agencias periodísiticas que controlan el 90 por ciento de la información a nivel mundial.

Seis grandes grupos empresariales, 4 de ellos de EEUU e Inglaterra y 2 de la Unión Europea, concentran las principales cadenas de televisión, emisoras de radio, periódicos, revistas, editoriales, productoras de cine, agencias publicitarias, discográficas y otras empresas de comunicación.

Son los gigantes de la comunicación, poderosas maquinarias en manos de una elite económica, que ejercen el control mundial de la información y son creadores de matrices de opinión pública, patrones de conducta, valores y estilos de vida. Este reducido y selecto club ofrece una información homologada y uniformada coincidente con una visión del mundo que legitima sus intereses

Según la información que recibimos sólo se producen 4 o 5 hechos por día, “dignos de ser noticia”, en un planeta de 7.000 millones de habitantes, con una superficie de 510.101.000 Km.2 y todas las agencias informativas los captan al mismo

Su objetivo es manipular la opinión pública según los intereses financieros de las élites y desde essa manipulación introducir gobernantes sumisos. Su gran objetivo es un pensamiento único y la demonización de cualquier disidencia.

Pero la disidencia existe.
 Los activistas son hoy día más importantes que nunda. Desde un pequeño blog como este, hasta las páginas que consiguen cada día más y más lectores.

En el índice de este blog en "Otras páginas y blogs" recojo  direcciones de prensa libre, alternativa, para poder acceder a las noticias desde otras visiones donde el gran capital financiero no decide lo que piensas y no dirige tus pasos hacia sus intereses, es decir hacia tu propia esclavitud.

Es cierto que hay motivos poderosos para sentirnos inútiles y aplastados, pero uno de los lados positivos del ser humano es que es solidario, necesita de la empatía y no se rinde nunca.

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