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El último Borbón



El año pasado el Felipe de Borbón, el Preparao, eligió para su discurso una sala pequeña con detalles familiares. Su padre había hecho "cosas" como diría el español de raza Mariano Rajoy, y había que transmitir cercanía.

Pero este año derrama auto-confianza. Se siente instalado en el trono  y nos muestra poder y bravura.

El Salón de Audiencias, donde recibe y saluda a las personalidades que visitan España ha sido el escenario de su alocución. 
 Todas las cadenas han perseguido al españolito de corazón helado para atormentarlo con el timbre de voz borbónico incapaz de fingir que está leyendo lo que le han escrito.

 LLevaba su majestad barba bien recortada, corte de pelo impecable, traje oscuro, corbata burdeos, las banderas de España y la Unión Europea a su lado derecho junto a un árbol de navidad de decoración discreta para que nadie vaya a que la Casa Real derrocha. 
 Nada de poltrona doradas ni terciopelos rojos, una silla de la que solo se ven los brazos de madera noble, donde el Preparao descansa sus codos para poder hacer su movimiento de manos característico: unión en abanico, cruce de meñiques, anulares, corazones e índices, estirados, y unión de pulgares; apoyo de una mano en el muslo y avance de la otra abierta y sincera.

A la silla le han hecho la bisectriz entre dos cómodas inglesas del siglo XIX. De las otras cuatro de la Sala, dos son francesas del siglo XVIII y dos españolas firmadas en los talleres reales por el belga Canops
Sobre la cómoda de nuestra derecha, la izquierda del soberano, aparece una foto de la Cumbre de la OTAN en Madrid.

Si alguien espera escuchar algo diferente de la boca de un Borbón es porque se ha bebido todo el vino antes de la cena, porque en la escuela cuando daban Historia estaba mirando un pajarillo por la ventana o porque lo suyo es lo que diga la España especialista en helar corazones.

 El Preparao desde que se nos hizo rey tuvo que contarnos que aunque su hermana y su padre eran unos mangantes corruptos, él no sabía nada de eso y se crió como un pollito pera, sin enterarse de lo que pasaba a dos metros de su nariz; tuvo que contarnos que los catalanes eran malos y querían romper España, la España Borbónica de la tercera restauración, que la crisis era cruel y la pandemia implacable.

 Felipe habla en plural como si fuera uno de nosotros. Como si fuera el tipo que te pide un euro por buscar un aparcamiento libre para tu coche.

Ese tipo entre esas dos cómodas habla en plural a la mujer que compró los  mantecados del Día desahuciada hace tres años, junto a su marido y sus hijos, del piso que tantos sacrificios les costó comprar. 
 A todos nos va mal, tenemos que ser fuertes y resistir a los problemas. Todos lo conseguiremos hechos una piña en torno a la monarquía. 
 El tipo tiene los chacras bien puestos, hay que tener la cara de piedra para decir eso sin reírse. 

La crisis es un fantasma sin nombres ni apellidos, ni causas, solo efectos.

Las instituciones se erosionan y nos ponen en peligro a todos. La erosión no tiene causas ni causantes para el último Borbón. Es como el desgaste que el viento hace en las piedras del Torcal, algo natural.

Ucrania es un pobre país al que tenemos que ayudar porque un Oso malo le ha echado la zarpa. No hay causas pero aquí sí hay causante y todos debemos estar unidos contra el promotor de tanto mal porque todos los males venidos y por venir tienen ya un rostro: Vladimir Putin. 
Es un alivio tener un ruso expiatorio.

La solución a este infierno de crisis, divisiones de españoles, deterioro convivencia, deterioro institucional es el gran triunvirato: Monarquía, Democracia y Unión Europea. "Han pasado ya 45 años desde la Constitución y han cambiado cosas ..."
Pero lo importante es que no cambie nada para que yo siga donde estoy, así que apañar esto como podáis para que no me cierren el grifo.
Este pataslargas medio lelo, al que desde joven ya se le veía de lejos que le faltaba un hervor, es el Borbón número once que reina en este país de todos los demonios.
Casi todos han tenido problemas con la salud mental y furor genital. La hemofilia fue un gracioso regalo de la Monarquía inglesa a través de Victoria Eugenia, esposa de Alfonso XIII

Un ligero resumen de esta Dinastía nefasta nos lleva al primera año del siglo XVIII con el gabacho Felipe V, vencedor de la Guerra de Sucesión Española, que fue una guerra europea para dejar claro los tiempos de la España Imperial estaban muertos y enterrados y que nada iba a resucitarlos, que ya eran tiempos del Capitalismo luterano y no de las picas de Flandes.


España es un país muy raro. Es una nación-no nación. Un proyecto de monstruo Frankenstein mal soldado.
Bismarck decía que España es el país más fuerte del mundo porque los españoles llevan intentando destruirla desde que surgió y no lo han conseguido. Racionero decía que éramos como una mayonesa que no ha ligado Si se mete la batidora en Madrid, con energía, España existe, si se relaja el perno del garrote vil cada ingrediente se va por su lado.
España es rara. Rompe con el gran principio burgués de "quien adquiere el poder económico debe conquistar el poder político para conservarlo" y ahí radica su tragedia. El poder económico está en la periferia rica, alegre, abierta, mundana y el poder político en un centro aislado por montañas que sigue soñando con glorias imperiales entre poblados desolados, latifundios de cereales y dehesas de toros bravos.
Madrid, el gran agujero negro de Madrid, es la clave de España. Sin ese agujero negro podríamos ser una república confederada de pueblos ibéricos con nuestra hermana Portugal. Pero existe Madrid y el Preparao habla desde Madrid, para que no haya dudas de lo que es España.
Los Borbones fueron el resultado de la guerra de Sucesión Carlos II de Habsburgo había muerto sin descendencia y España y toda Europa se enfrascaron en una guerra sobre suelo español.
Una parte de Europa y de España pretendía seguir con los Habsburgo en la persona del archiduque Carlos y otra apoyaba al rey francés.
Felipe V venía con el centralismo férreo francés que podía funcionar muy bien en un país como Francia pero que en España solo pudo ser impuesto a base de decretos de represión de lenguas, derechos y fueros. Un grupo de potencias europeas temía que Francia y España hicieran una unión monárquica iniciando un nuevo imperio. Inglaterra y Holanda propusieron al archiduque.


La Corona de Castilla guerrera e imperial vio con buenos ojos a un rey centralista, la corona de Aragón amiga del foralismo se decantó por el Habsburgo.


La guerra terminó porque Carlos de Habsburgo heredó el trono alemán y se desinteresó de España y las aliadas Holanda e Inglaterra veían con malos ojos un nuevo imperio central con España y Austria bajo el mismo monarca. Así empezaron los dos siglos y pico que llevamos cargando Borbones.


El tratado de Utrecht impedía que el rey Felipe V pudiese reclamar el trono francés, para evitar la temida unión; España perdió los Paises Bajos españoles y Nápoles y Cerdeña que pasaron a Austria. El reino de Saboya se anexionó Sicilia. Inglaterra se quedó con Menorca y Gibraltar. Comenzaba al hegemonía mundial de Gran Bretaña y se acababa la decadencia de España, de país decadente pasó a país acomplejado y eternamente decaído.


La extrema derecha española siempre odió a los Borbones porque sus sueños eran imperiales, y estos franceses amanerados no casaban con el español orgulloso y guerrero; durante el franquismo despreciaban al principe protegido, Juan Carlos I, y el régimen en un gracioso gesto les permitía hacer chistes sobre él.


Pero, Felipe VI, los Borbones empezaron y acabarán con un Felipe, es su mejor representante. El adalid de la caza, el toreo, la caspa y la miseria moral. Un niño pijo mimado sostenido con pinzas en un trono que conserva brillante gracias a las páginas de sociedad de la revista Hola.


Qué decir de esta dinastía. El primer Borbón era bipolar y pasaba de dar saltos de alegría a llorar a moco tendido en un periquete. Y pasaba de fornicar día y noche como un desesperado a rezar todos los días pidiendo perdón por sus incontinencias. Practicaba el onanismo sin descanso y comía a diario gallina hervida con afrodisiacos que hacían que siguiera violando a la reina cuando estaba en estado avanzado de su enfermedad e incluso moribunda.


Con su nueva esposa las orgías y el desenfreno se hicieron continuas. Uno de los juegos más practicados en sus orgías era el Impávido. Busquen en google. Acabó creyéndose una rana y croando en los jardines Su hijo y sucesor Luis I tuvo el reinado más corto de la historia de los Borbones, demasiado amigo de los burdeles madrileños se lo llevó una viruela o la sífilis, algo no extraño en esta familia. Fernando VI le pegaba y le mordía a la gente. Lo último que hizo fue tirar el contenido del orinal a la cara de su médico. Carlos III su sucesor intentó frenar los instintos familiares con la caza y el rezo y con propaganda sobre sus bondades como rey ilustrado. Dejó al nefasto Carlos IV como rey y este al Felón Fernando VII, una especie de sátiro con el pene gigantesco y torcido, y la cabeza peor que su pene, su hija Isabel II liberal a la fuerza, se dedicó a acostarse con todo lo que se ponía a tiro y a parir borbones expósitos, su esposo el amanerado Duque de Cádiz solo pedía pensiones al estado para reconocer públicamente a sus bastardos. A la reina la echó una revolución pero en Inglaterra preparó a su hijo, Alfonso XII con el dinero que se había llevado del pais pues la afición por lo ajeno le viene de lejos a los monarcas borbones. La nueva restauración borbónica nos trajo a Alfonso XII que murió joven con casos abiertos de paternidad de bastardos que la reina María Cristina se encargó de poner en su lugar y nos llegó el halitoso y pornopionero Alfonso XIII, aficionado al fascismo y a apropiarse de lo que no era suyo. Murió en el exilio . Parecía el último rey, pero el ganador de la guerra nos tenía preparado su regalo final: Juan Carlos I, que resume en su existencia toda la depravación, perversión y cleptomanía de todos sus antepasados.


Y de esas hierbas nació el patilargo que nos cuenta lo bueno que es ser español, ucraniano y pobre.


 

(Foto cortesía de la cena de Navidad de Sebastián de la Flor Fuentes)






  













   


  

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