Miles de millones de personas en todo el mundo están indignadas por las imágenes diarias de los asesinatos que comete el régimen israelí, con el pleno apoyo de todas las potencias imperialistas.
Las hipócritas invocaciones hipócritas a los “derechos humanos” empleadas por Estados Unidos y sus aliados de la OTAN para justificar sus guerras, descritas “intervenciones humanitarias”, han quedado totalmente desnudas en Gaza, expuestas y desacreditadas.
Todos y cada uno de los líderes imperialistas -Biden en Estados Unidos, Trudeau en Canadá, Sunak en Gran Bretaña, Macron en Francia, Scholz en Alemania, Meloni en Italia- son cómplices del genocidio y la limpieza étnica que está llevando a cabo Netanyahu.
Privado de medios de comunicación, el Ministerio de Salud de Gaza ha dejado de contar el número de muertos y heridos. Desde el 7 de octubre, los ataques israelíes han asesinado, en promedio, a 320 habitantes de Gaza cada día, al día de hoy se ha superado con creces la cifra de 20.000, de los cuales el setenta por ciento son mujeres y niños; es decir, los responsables de la próxima generación de palestinos.
Del carácter genocida del ataque israelí no hay duda. Lo confirman las declaraciones explícitas de los líderes israelíes. El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, declaró cualquiera que apoye a Hamás debería ser “eliminado”. Amihai Eliyahu, socio de coalición de Netanyahu y ministro de Patrimonio de Israel, dijo que lanzar una bomba nuclear sobre Gaza debería ser una opción. Galit Distel Atbaryan, hasta hace poco ministro de Información de Israel, exigió borrar “toda Gaza de la faz de la tierra” y obligar a su pueblo a exiliarse en Egipto.
A finales de octubre, Craig Mokhiber afirmó, al dimitir de su cargo de director de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Nueva York: “Este es un caso de genocidio de libro de texto. El proyecto colonial europeo, etnonacionalista y de colonos de Palestina ha entrado en su fase final, hacia la destrucción acelerada de los últimos restos de la vida palestina indígena en Palestina. Es más, los gobiernos de Estados Unidos, el Reino Unido y gran parte de Europa son totalmente cómplices de este horrible ataque”.
Volker Turk, comisionado de las Naciones Unidas para los derechos humanos, afirmó en Ginebra: “Se ha producido una ruptura del respeto más básico por los valores humanos. La matanza de tantos civiles no puede considerarse un daño colateral”.
Y ante esta carnicería el Imperialismo sigue gritando: “No al alto el fuego, más sangre, más muertos” y en su vomitiva hipocresía llaman "pausa humanitaria" al tiempo que necesitan para organizar la recarga de armas y la recalibración de los objetivos de los genocidas de Israel.
El gobierno israelí y sus partidarios imperialistas justifican el ataque genocida como una respuesta legítima a la incursión lanzada por Hamás el 7 de octubre.
Y mienten.
Mienten porque no ha habido ninguna investigación formal sobre los acontecimientos de ese día. No hay un recuento exacto del número de muertes y mucho menos de cómo perdieron la vida las víctimas. No hay información fiable sobre cuántas víctimas israelíes murieron a manos de Hamás y cuántas murieron como consecuencia de las represalias masivas del ejército israelí. Además, entre las preguntas sin respuesta están las relacionadas con hasta qué punto el gobierno de Netanyahu, buscando un pretexto para un ataque a Gaza, pasó por alto deliberadamente información de inteligencia que indicaba que Hamás estaba planeando algún tipo de operación. El objetivo de Hamás era obtener rehenes para intercambiar. Las armas israelíes dispararon contra sus connacionales y la prueba es que ante la imposibilidad de negarlo usan la excusa del pánico de los soldados sionistas.
El intento del régimen israelí de justificar su ataque a Gaza como una represalia legítima por el ataque lanzado por Hamás no es otra cosa que los argumentos empleados a lo largo de la historia por los opresores para justificar su aplastamiento de la resistencia de los oprimidos.
Hamás es resistencia, no terrorismo.
La muerte de tantos inocentes es algo que revuelve las víscera, pero la tragedia tiene sus raíces en acontecimientos históricos objetivos y condiciones políticas que hicieron que tal acontecimiento fuera inevitable. Como siempre, las clases dominantes se oponen a toda referencia a las causas del levantamiento.
Sus propias masacres y todo el sangriento sistema de opresión que presiden tan despiadadamente no deben mencionarse.
¿Por qué debería alguien sorprenderse de que décadas de opresión por parte del régimen sionista condujeran a una explosiva erupción de ira?
Ha sucedido en el pasado y, mientras los seres humanos sigan oprimidos y brutalizados, sucederá en el futuro. No se puede esperar que quienes sufren opresión, durante una rebelión desesperada, cuando sus propias vidas penden precariamente de un hilo, traten a sus verdugos con tierna cortesía.
Si Aznar enviara soldados a matar a mis hijos, mi odio sería un incendio, y no pararía hasta vengarse. No me hablen de los libros de la Ilustración y del siglo de la Razón, algo burgués, hecho a medida de la burguesía, algo que nunca impidió que asesinaran inocentes para sus codiciosos planes.
En todos los levantamientos de poblaciones oprimidas ( cipayos de la India, dakotas en USA, boxers en China, Mau Mau en Kenia...) los insurgentes fueron denunciados como asesinos y demonios desalmados, y sometidos a represalias brutales. Tuvieron que pasar décadas, si no un siglo o más, antes de que fueran tardíamente honrados como luchadores por la libertad.
Los incidentes terroristas como pretexto para la guerra y la represión
En cuanto al uso calculado de un ataque de resistencia o de un ataque terrorista como pretexto para la realización de los objetivos políticos de un gobierno, no es algo nuevo. En 1898 un barco americano que vigilaba en la bahía de Cochinos "como observador" la guerra entre Cuba y España, sufrió "un atentado" por parte de los españoles que vino como anillo al dedo para la deseada intervención americana en Cuba En 1914 se produjo el asesinado del archiduque, la monarquía austrohúngara aprovechó la situación para lanzar un ultimátum inaceptable a Serbia y luego ir a la guerra. En noviembre de 1938, un refugiado polaco de 17 años que vivía en París llamado Herschel Grynszpan asesinó a Ernst Von Rath, miembro del cuerpo diplomático alemán. Llevó a cabo este acto para protestar contra las brutales políticas antijudías del régimen nazi. Los nazis aprovecharon el acto desesperado de este joven para lanzar un violento pogromo antijudío en toda Alemania conocido como "Kristallnacht". Más de 100 judíos fueron asesinados y 30.000 fueron apresados y enviados a campos de concentración. Casi 300 sinagogas fueron destruidas y miles de negocios de propiedad judía fueron saqueados.
Se podrían citar muchos otros incidentes, como el intento de asesinato en Londres el 3 de junio de 1982 del embajador de Israel en Gran Bretaña, Shlomo Argov. El gobierno israelí utilizó este evento como pretexto para lanzar una invasión a gran escala del Líbano, a la que denominó “Operación Paz para Galilea”, cuyo objetivo era establecer una zona de seguridad en el sur del Líbano. Una consecuencia de esta invasión fue la masacre llevada a cabo en los campos de refugiados palestinos conocidos como Sabra y Chatila, situados en Beirut. Las masacres fueron llevadas a cabo durante un período de tres días, del 16 al 18 de septiembre, por milicias fascistas cristianas libanesas aliadas de Israel. Las fuerzas israelíes, que habían rodeado Beirut, permitieron a los fascistas entrar en los campos. Una vez dentro, los fascistas masacraron (con la aprobación del Ministro de Defensa israelí y más tarde del Primer Ministro Ariel Sharon) a varios miles de refugiados palestinos.
Finalmente, está la destrucción de las Torres Gemelas del World Trade Center el 11 de septiembre de 2001, un acontecimiento turbio, con todos los ingredientes para ser considerado auto-atentado, que fue aprovechado por la administración Bush. invadir Afganistán e Irak, expandir enormemente las operaciones militares de Estados Unidos en todo el Medio Oriente y Asia Central, adoptar la práctica israelí de “asesinatos selectivos” y, dentro de Estados Unidos, crear el Departamento de Seguridad Nacional, aumentar la represión poder del Estado y erosionar los derechos democráticos de los estadounidenses.
A pesar del apoyo incondicional a la invasión de Israel, amplificado por una campaña masiva de propaganda mediática, el genocidio ha sido respondido con un poderoso movimiento de protesta internacional de dimensiones sin precedentes. Se han organizado manifestaciones de decenas e incluso cientos de miles de personas en todo el mundo.
Esto no les ha salido como el cuento de Ucrania
En un intento de desacreditar las protestas, Israel, los gobiernos con los que está aliado y, por supuesto, las organizaciones prosionistas han denunciado estas manifestaciones como “antisemitas”. Se trata de una continuación y una intensificación de los esfuerzos de las últimas décadas para colocar esta etiqueta a todos los que se oponen a la opresión de los palestinos por parte de Israel. Dado el hecho de que las personas de origen judío, y en particular los jóvenes judíos, han desempeñado un papel excepcionalmente destacado en las manifestaciones (especialmente en Estados Unidos, que tiene la población judía más grande fuera de Israel), la acusación de antisemitismo podría parecer simplemente absurda.
Si usan tanto dinero en crear un relato pro-israel es porque quieren acallar otros relatos. No dejes de hablar de Palestina, no dejes de salir a la calle, no dejes de boicotear a Israel, no dejes de ser antisionista. Si pierde Palestina perdemos todos.
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