LLevo suficientes años en Noruega como para haberme hecho una imagen más o menos precisa del noruego medio. No voy a entrar en detalles, solo diré lo que tiene que ver con este tema.
El noruego medio cree que es más bueno y más inteligente que el resto del mundo. Es probable que el noruego medio arrastre algún complejo de inferioridad por su pasado colonial o el aislamiento social que el clima y el relieve impusieron durante siglos.
Es el país que ha conservado su petróleo sin que ninguna guerra se lo haya arrebatado por razones obvias. Es el miembro más fiel de la OTAN. Su territorio es paisaje de maniobras constantes.
Noruega habla mucho de ética, destina muchas coronas a ayuda internacional al desarrollo y se considera un país de paz promocionando la cooperación por la paz y el medioambiente sostenible.
Se ha sumado entusiasta a las sanciones contra Rusia, que revalorizan su gas y su petróleo en el mercado europeo, y sus instituciones, incluída la Universidad, han puesto el azul y el amarillo como fondo de sus logos.
Un país tan pacífico no ha ofrecido ninguna resistencia a la guerra psicológica. Es más es uno de los más fanáticos defensores de Ucrania.
Claro porque son buenos y van del lado de los buenos.
Pero bueno, bueno, no hay nadie.
Esta guerra es un buen negocio, también para los más éticos y pacíficos habitantes de los fiordos.
Noruega ha sido durante los últimos 30 años el vigésimo mayor exportador de armas del mundo. Un puesto bastante elevado teniendo en cuenta que a pesar de su extensión Noruega es un pais de 5 millones y pico de habitantes.
Para no destruir sus compromisos éticos declara no exportar indiscriminadamente: su Ministerio de Asuntos Exteriores ha elaborado un listado de países y a los del llamado Grupo 3 no puede exportar equipamiento militar bajo ningún concepto, política que es sin duda más restrictiva que la de la mayoría de los grandes países exportadores de armas.
El régimen de exportación de armas de Noruega se gobierna por una decisión del Parlamento de 1959 que determina que la primera consideración a tener en cuenta es que Noruega no permitirá la venta de armamento o munición en áreas donde haya guerra o amenaza de guerra, o a países donde haya una guerra civil.
Noruega ha jugado también un papel principal promocionando prohibiciones internacionales en el uso de minas anti-persona y bombas de racimo.
Ahora bien, cuando se venden armas y se quiere ser ético hay que tener cuenta quien es el receptor final.
En 2009, el gobierno noruego se comprometió a cambiar sus políticas de exportación de armamento, ampliamente criticadas por las ONG, e introdujo el requisito de exigir a quienes recibieran estas armas un certificado de usuario final que asegurase el destinatario último.
Más del 80 por ciento de las exportaciones noruegas de categoría A (o sea, armas) y del 75 por ciento de exportaciones de categoría B (otro material militar) se dirigen a los países de la OTAN.
Pero, hasta ahora, Noruega no ha requerido a los aliados de la OTAN estos certificados de usuario final para su equipamiento militar.
Por ejemplo: explosivos de alta potencia exportados a Estados Unidos para su uso en misiles Hellfire se volvieron a exportar a Israel para su despliegue en los Territorios Ocupados Palestinos.
Otra revelación reciente es la transferencia propuesta por EE.UU a Israel de 89 millones de dólares en ‘armas ligeras anti-blindados’ (proyectiles) manufacturadas por la empresa Nammo Talley.
El Departamento de Defensa de Estados Unidos afirma que la venta «proveerá al gobierno israelí de proyectiles de asalto de peso ligero que permitirá a Israel mantener su capacidad operativa y facilitará una mayor flexibilidad en las misiones de disuasión de agresiones en la región».
Desde el punto de vista ético se plantean una serie de cuestiones en relación a este tema.
En primer lugar, las armas y el equipamiento militar de Noruega están siendo usados por los aliados de la OTAN en guerras en otros países, sobre todo en Irak (una guerra, por cierto, a la que se opuso Noruega).
Las exportaciones de armas noruegas incluyen un variado rango de equipamiento que puede ser usado tanto en operaciones ofensivas como defensivas: explosivos, municiones y sistemas de control remoto de armas. Durante y después de la invasión de Irak, en 2003, se exportaron a EE.UU, Reino Unido y Australia distintos tipos de equipamiento militar, de los que se sabe que algunos tipos de radares y explosivos fueron usados por el ejército estadounidense en la zona.
Además, durante los últimos años se ha tenido acceso a informaciones como las que se detallan a continuación:
La compañía noruega Kongsberg ha suministrado sistemas de control remoto de armas Protector a Estados Unidos que han sido desplegados en Irak y en Afganistán. Kongsberg firmó un acuerdo de 1,35 billones de dólares con el ejército de EE.UU para suministrarle 6.500 sistemas Protector hasta 2012.
Un sistema de radares de vigilancia y rastreo llamado Arthur, desarrollado por compañías noruegas y suecas, se exportó a la Marina Real del Reino Unido y ha sido usado en operaciones en Irak y en Afganistán.
Nammo Talley ha conseguido un contrato para suministrar lanzaderas móviles de misiles de nueva generación a la Marina de Estados Unidos. La compañía ha vendido así 40.000 misiles y 1.500 lanzaderas desde 1990. Nammo Talley también está produciendo para EE.UU 3.000 proyectiles para armas ligeras de asalto multiuso, usadas en los enfrentamientos urbanos en Irak y que fueron clave en la brutal batalla de Fallujah en 2004.
En segundo lugar, las armas noruegas están siendo exportadas a algunos países con informes muy negativos en cuanto a la defensa de los derechos humanos, pero Noruega ha adoptado voluntariamente el Código de Conducta de la UE sobre exportaciones de armas, cuyo segundo criterio requiere tener en cuenta los derechos humanos a la hora de tomar decisiones sobre estas ventas.
A pesar del comunicado oficial del Parlamento en 1997, donde afirmaba que "la evaluación del Ministerio de Asuntos Exteriores (para la exportación de armas) debería incluir una serie de consideraciones sobre cuestiones políticas relativas a los derechos democráticos y al respeto por los derechos humanos fundamentales", existen, sin embargo, dos países que destacan por ser actualmente importadores de equipos militares noruegos y que no parece que cumplan estos requisitos:
Arabia Saudí ha recibido equipamiento militar por valor de más de 150 millones de coronas noruegas (NOK) durante los años 2005-2007, y de 57 millones de euros entre 1997 y 2005. De hecho, Arabia Saudí se ha convertido en uno de los mercados más grandes de exportación militar después del de la OTAN, a pesar de la represión que ejerce sobre la comunidad shií, de los recortes de la libertad de expresión o de que no se acaben de instituir reformas legales que salvaguarden la defensa de los derechos humanos. La represión de las mujeres en el país es extrema: son tratadas legalmente como menores, se les tiene prohibido trabajar en oficinas o entrar en edificios gubernamentales que no tengan secciones femeninas y generalmente se las priva de los derechos humanos fundamentales (un gran contraste con los derechos asegurados en Noruega). Las exportaciones militares noruegas a Arabia Saudí son principalmente de equipos de comunicación (no pueden matar, pero pueden ayudar a los militares a encontrar enemigos internos y externos). Es muy probable que las crecientes exportaciones de armas noruegas a Arabia Saudí estén ligadas a las políticas petroleras y que éstas tengan más peso que el comercio o el «diálogo político» entre los dos países.
Omán, un secretista feudo del Golfo con significantes restricciones de los derechos humanos y regido por su presente líder, que tomó el poder en 1970 mediante un golpe de estado apoyado por el Reino Unido, ha recibido equipamiento noruego por un valor de 48 millones de NOK, incluyendo sistemas de comunicación. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Noruega debe otorgar licencias para cada exportación militar, por lo que estas ventas tienen la aprobación expresa del gobierno. En 2007 Noruega rechazó cuatro solicitudes para adquirir municiones y equipos de visión nocturna (de Colombia, Bangladesh, Pakistán y Argelia) argumentando preocupación por el no cumplimiento de los derechos humanos o por la existencia de una guerra interna. Es difícil comprender, siguiendo el mismo criterio, por qué se aprobaron las exportaciones a Arabia Saudí.
Con tan buenos clientes en el negocio de la guerra no es de extrañar que la industria de guerra noruega haya subido como la espuma desde 2008 hasta situar a Noruega como el mayor exportador de armas del mundo en relación a su población y son cerca de 80 las empresas de este país que exportan hoy en día equipos militares. Algunos oficiales del Ministerio de Asuntos Exteriores dicen que hay muy poco debate en el seno del gobierno con respecto a la exportación de armamento y que parece que "las armas han venido para quedarse".
Ninguno de los Libros Blancos sobre política exterior o desarrollo internacional dice mucho sobre las exportaciones de armas, que se están convirtiendo en una parte cada vez mayor del mobiliario noruego.
El proyecto Reflecks del Ministerio de Asuntos Exteriores apunta que la posición de Noruega como un significativo exportador de armamento, junto con su alto gasto en defensa (el quinto mayor después del de los 16 países miembros de la OTAN durante 2000-05, por ejemplo) significa que "la visión de Noruega como una nación amante de la paz merece ser matizada y debatida"
Las dos grandes empresas noruegas enriquecidas con la exportación de armas son:
Nammo Group
El Grupo Nammo, en el cual el gobierno noruego tiene un 50 por ciento de acciones, es uno de los productores más grandes del mundo de munición para armas de mano, tanques, barcos y aviación. Sus últimas cifras muestran resultados record en ventas, que se ha visto incrementadas en un 14 por ciento con respecto al año anterior. Exporta principalmente a Estados Unidos y "países del Sudeste asiático" sin especificar. aciones en 2008 se realizaron a países no europeos o de América del Norte
El código de conducta ético de la empresa dice que Nammo debe cumplir con el régimen de exportación de los países desde los cuales exporta. Más allá de esto, ningún país está aparentemente fuera de los límites, incluyendo a Israel. Así, las factorías de las empresas militares noruegas situadas fuera del país no están obligadas a adherirse a estas regulaciones.
El gobierno noruego está obteniendo buenos beneficios de Nammo.
La empresa armamentística Konsberg se muestra plenamente satisfecha con el éxito de las exportaciones a Ucrania. El investigador Ole Jørgen Maaø de Luftkrigsskolen cree que el sistema de defensa aérea NASAMS de Kongsberg sería "muy bueno" para la defensa de Ucrania, aunque el sistema requiere algo de entrenamiento
Con Ucrania, eso sí, la industria armamentística noruega no tiene que hacer uso de esos pesados códigos éticos. Está en el eje del bien. Los nazis son mentiras de Russia Today y Sputnik. Por eso las han prohibido.
Fuente. Revista Pueblos.
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