2015 fue un año de frotarse las manos para el sector armamentístico de Reino Unido, segundo exportador mundial de armas; gracias sobre todo a la creciente demanda de su cliente preferencial, Arabia Saudí, que libra una cruenta guerra en Yemen. En concreto, un 30% del total de exportaciones de aviones, misiles y bombas de Reino Unido fueron a parar a este aliado, con un incremento de contratos de un 11% en los tres primeros meses del 2015. Todo un récord.
2015 no fue tan bueno para la población yemení. Su país también batió un récord: el de mayor número de muertes de civiles causadas por explosivos, por delante de Siria o Irak.
Según Naciones Unidas, seis de cada diez muertes fueron causadas por ataques de la coalición liderada por Arabia Saudí. Y la situación empeora cada día, con más de 10.000 muertos en 18 meses de conflicto.
Theresa May, primera ministra británica entonces, acudió acudiera a la cumbre anual del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) para cerrar sus primeros acuerdos comerciales “posBrexit” con Arabia Saudí y Bahréin, entre otros países.
¿Pero, cuál es la verdadera implicación de Reino Unido en esta guerra y por qué el Gobierno se niega a dar marcha atrás?
Desde que la coalición liderada por Arabia Saudí junto con Bahrein, Egipto, Jordania, Kuwait, Marruecos, Qatar y Sudán, entrara en escena en marzo de 2015 para devolver el poder al presidente Abd Rabbuh Mansur Hadi y acabar con los rebeldes hutíes que tomaron la capital, los contratos de armas entre Reino Unido y Arabia Saudí suman millones de libras
El Reino Unido, al igual que Estados Unidos, además de armas aporta apoyo logístico e inteligencia militar a esta coalición. Según información revelada por el diario The Independent, el Gobierno Británico estaría entrenando a las fuerzas aéreas saudíes.
George Joffé, profesor e investigador de Política y Estudios Internacionales de la Universidad de Cambridge dijo “La principal respuesta al porqué Reino Unido apoya la coalición es tan simple como vergonzosa: los contratos”.
Esta intervención tiene connotaciones morales, pero también legales. Según la Ley de exportación británica de armas, es ilegal vender armamento o munición a un Estado que está en “claro riesgo” de cometer violaciones graves del derecho internacional humanitario.
Hasta el momento, Naciones Unidas ha registrado al menos 119 ataques de la coalición que violan el derecho internacional, muchos de ellos incluyen bombardeos a instalaciones civiles como hospitales, colegios, mezquitas o mercados.
Si bien es cierto que ambos bandos han sido acusados de cometer violaciones de los derechos humanos, las cifras de víctimas civile se dispararon desde la llegada de la coalición.
La participación del Reino Unido en la guerra de Yemen ni siquiera se aprobó en el Parlamento, ha estado completamente silenciada
Theresa May reconoció posibles violaciones de los Derechos Humanos cometidos por Arabia Saudí, pero es el precio a pagar, pues gracias a la coalición “los británicos caminan más seguros por las calles”. “no intervenir” tendría un precio todavía más alto, en una región ya de por sí inestable, en la que Irán –aliado de los rebeldes hutíes– ganaría influencia y el caos daría vía libre a la propagación del terrorismo del denominado Estado Islámico (EI) y Al Qaeda.
La excusa de luchar contra el extremismo islámico es perfecta para seguir vendiendo armas saltándose la legalidad-
La coalición impuso en 2015 un bloqueo aéreo y naval parcial, con el objetivo de impedir la llegada de suministros a las fuerzas hutíes. Este bloqueo ha provocado un fuerte aumento de los precios de los alimentos, en un país ya de por sí empobrecido que depende en un 90% de las importaciones.
debido a que la justicia británica ordenó una revisión de las transferencias, por considerar que no se realizaron evaluaciones concluyentes sobre posibles violaciones de la ley humanitaria internacional en el conflicto; pero en 2020 un informe de organizaciones proderechos humanos señaló que Gran Bretaña debería prestar atención a los llamamientos de organizaciones como ‘Observatorio de Derechos Humanos' Human Rights Watch (HRW) y Amnistía Internacional para detener la venta de armas a Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos.
En dicho informe fue señalado que el 41% de la venta de armas de Inglaterra en el período entre 2010-2019 sea realizó a Arabia Saudita y además fue señalado que el 19% de la importación de armas de este país se hizo desde Inglaterra.
“En los informes con respecto al tema del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI) fue informado que entre los años 2015-2019 el país que compró más armas del mundo fue los Emiratos Árabes Unidos (EAU). Los Emiratos Árabes Unidos está entre los clientes más grandes de armas de Inglaterra y que a partir del inicio del bombardeo de Yemen compró productos militares de 715 millones de esterlinas a Inglaterra”.
Pero en 2020 el gobierno de Liz Truss anuncio que reiniciaria la venta de armas a Arabia Saudí pese a las preocupaciones por su uso en la guerra en Yemen
El 2021 Gran Bretaña dejó clara su postura ante los llamamientos para poner fin a la venta de armas a Arabia Saudí Rechazando los llamamientos a poner fin a la venta de armas a Riad, el ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, James Cleverly, dijo: " Reino Unido se toma muy en serio sus propias responsabilidades en materia de exportación de armas, y seguimos evaluando todas las licencias de exportación de armas de acuerdo con estrictos criterios de autorización." Cleverly argumentó que las licencias de venta de armas británicas se emiten con gran cuidado para garantizar que no dan lugar a ninguna infracción del derecho humanitario.
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