No he leído una sola de las novelas de Ian Fleming porque no me gusta la literatura de espías, pero claro que he visto algunas de las películas del inolvidable Agente 007, donde el espía occidental es más listo que ninguno y chinos, musulmanes y rusos son cuadriculados idiotas; y las mujeres, incluso rusas, chinas o islámicas son siempre preciosas, unas malvadas, otras buenas y colaboradoras pero siempre objetos de coleccionista
La última novedad en esta serie es el gran cambio de personaje: el nuevo agente 007 será una mujer negra, sustituyendo a los iconos blancos de la masculinidad usados hasta ahora.
La elección de una mujer negra es una elección política y las discusiones que ha provocado en la sociedad Occidental son las esperadas. Discusiones sobre mujeres y racismo, inclusividad y diversidad.
En resumen sobre los nuevos valores que el hombre blanco, bueno y civilizado utiliza contra sus enemigos no civilizados y malvados: el inclusivismo y la diversidad.
Occidente, en nombre de sus nuevos valores, arrancará velos, evitará ablaciones, defenderá la libertad de las mujeres, independientemente de su color o procedencia.
Occidente no es bueno, no es mejor, pero se viste de bueno para ejercer el mal.
El enemigo en la serie 007 ha variado en función de los intereses de Estados Unidos: El primer enemigo era asiático o ruso comunista, invasor del mundo libre, normalmente era un hombre gris quien provocaba el caos, no el gran enemigo. El papel de este hombre insignificante era marcar las grandes diferencias culturales entre "ellos" y "nosotros".
El enemigo pertenecía a la raza o la ideología satanizada y se llevaba únicamente por una sinrazón destructiva.
James Bond estaba encargado de defender la "civilización" retratada en sí mismo, hombre bueno, integro, perfecto, leal y algo canalla con las mujeres.
El agente 007 es Occidente, es Max Weber y el espíritu del Capitalismo. El protestantismo austero, volcado en el trabajo y consagrado a un deber supremo y abierto a sus propios conflictos internos, admitiendo a otras realidades sexuales y raciales en el seno de la civilización.
La lucha de clases en James Bond es religiosa: el bien contra el mal. Las masas no existen y si existen es para ser destruidas en nombre de la paz mundial y él es el mejor representate del reclutamiento de cerebros para la gran causa del Capitalismo. Algo que vemos a diario hoy, sin invertir en entretenernos con un Sean Cortnery de quitar el hipo. Ya se hace a lo bestia, con el duo cómico Borrell y Von der Leyen en la Unión Europea o el payaso desorientado Biden en Estados Unidos: el reclutamiento de cerebros.
La saga de Fleming fue un tapón ideológico que entre las piernas de hermosas mujeres y con armas sofisticadas impedía razonar sobre la realidad.
Bond necesitaba, claro está, su relato apocalíptico. Un infierno
¿Acaso no es James Bond un personaje tan religioso como Drácula y Frankestein? ¿Acaso no es Dracula el mal absoluto y sus símbolos los del infierno, los de Satanás? ¿No es Frankestein la criatura que refleja el fracaso del ser humano cuando trata de competir con Dios? ¿No es James Bond un héroe- medio humano, medio divino- que lucha por el bien de todos, sacrificandos su vida para liberarnos del mal?
Librarnos del mal indica excluirnos del bien y del mal. Cuando se pasa a la esfera religiosa el ser humano es solo un muñeco con el que las fuerzas del bien y del mal juegan. y su deber es ponerse del lado del bien.
¿Para qué la lucha de clases, para qué la resolución de los conflictos cotidianos, para qué moverse si estamos bajo una gran espada de Damocles que caerá sobre nuestras cabezas en cuanto la Bestia lo decida?
La bomba atómica es poder absoluto, y la poseen tanto el Bien como el Mal.
Lo que hace imposible cualquier esperanza en nuestras propias capacidades, la que nos pone en manos de nuestro salvador Occiente, porque a la Bestia solo la vence nuestra fe en Occidente, en la democracia, el progreso, el trabajo y en la OTAN.
¿ Para qué luchar por el gas del malo Putin si James Bond ha metido una bomba en el gaseoducto que lo traía y ya no hay más gas? Si quieres salvación, cree en el hombre blanco occidental y bueno, ahora inclusivo y diverso.
Las masas en las calles gritando queremos calentarnos en invierno no interesan al discurso salvador de James Bond.
La Bestia, hemos dicho, cambia en función del enemigo declarado por Estados Unidos, chinos, comunistas,serbios, musulmanes y rusos, y ahora, para mostrar la bondad sin límites de Occidente James Bond encuentra enemigos dentro de nosotros, los civilizados.
Bestias como Trump o secciones de nuestras poblaciones malvadas cegadas por el comunismo, o el fascismo ( porque el fascismo sirve para satanizar el comunismo poniendo a ambos en el mismo nivel de destructores de los principios del hombre civilizados) vienen a destruir nuestro gran invento de las últimas décadas: el inclusivismo y la diversidad.
Inclusivismo y diversidad fuera de las luchas de los colectivos marginales y las personas racializadas, porque sus luchas son luchas de pobres, y las luchas de pobres contra ricos no entran en el ideario occidental civilizatorio.
El hombre blanco protestante occidental. Este San Jorge tan libre que ha permitido y se vanagloria de ello, esto es de que otros hombres blancos y privilegiados, no heterosexuales, y otras mujeres blancas, privilegiadas hetero o no heterosexuales y algún hombre negro y alguna mujer negra, se sienten a su izquierda y derecha para adornar sus valores supremos de libertad con las palabras "inclusivo" y "diverso"
Islamistas, chinos, serbios, comunistas y rusos son el fin y objeto de las armas más sofisticadas, la muerte de estos seres no humanos, no civilizados, se nos ofrece como un espectáculo de muñecos diabólicos cuyos miembros vuelan trás una explosión espectacular y a su legendaria maldad comunista y racial se une ahora su maldad anti diversidad y anti inclusividad.
Los musulmanes y los eslavos son homófobos, por lo tanto no son civilizados.
Las mujeres negras también son Occidente, porque Occidente lo ha decidido así, porque Occidente es bueno. Y es precisamente en nombre del antirracismo y la inclusión donde se tejen los relatos donde ese otro cultural, que antes era retratado con rasgos asiáticos o morenos, de repente es rubio, blanco y de ojos azules, y la maldad que reflejaban los ragos físicos del otro, ahora es maldad simbólica: El hombre del Este, el eslavo racista, machista xenófobo, y probablemente misógino, que amenaza a los buenos ciudadanos inclusivos de Europa y Norteamérica.
Un hombre blanco, neoliberal, privilegiado no dudará en sostener un discurso inclusivo en el terreno racial y sexual, pero no dudará en sacar a su James Bond y sus armas sofisticadas si el asunto va de lucha de clases. Porque el antirracismo y el inclusivismo se han convertido en pautas civilizatorias desde el privilegio.
Quien no las sostiene es un enemigo
La nueva agente 007, mujer y negra, va a matar con plena licencia de forma inclusiva y antirracista. El dragón, caerá bajo la lanza de un San Jorge actualizado y de mirada inclusiva.
Para quienes ven el mundo a través de sus pantallas táctiles, James Bond seguirá siendo su saga favorita y en el universo habrá justicia suficiente. Sin embargo, en la tramoya histórica nada habrá cambiado para nadie.
La nueva James Bond va a hacer probar sus armas sofisticadas a todo hombre oscuro que obligue a su mujer a llevar velo, sin necesidad de hablar con las mujeres que llevan velo y entender sus luchas y dejarlas luchar en su entorno; esas mujeres son fetiches, no hablan, no tienen voz; la nueva 007 nos mostrará los rasgos no civilizados de los eslavos rubios de ojos azules que maltratan a los homosexuales y nos hará sentirnos tan satisfechos de ser los buenos que incluso agitaremos la bandera arcoiris con el logo de la OTAN
Y para demostrar que Putin es lo peor de lo peor agitaremos su foto con los labios pintados.
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