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La guerra palestino-sionista tras la Resolucion 181 de la ONU: El plan Dalet ,masacres y limpieza étnica. 1947-1948. (IX)

En este periodo se produce la primera parte de la "nabka" la gran catástrofe que los palestinos recuerdan cada 15 de mayo coincidiendo con el día del nacimiento del Estado de Israel.
El Comité Superior Árabe convocó una huelga general de tres días el 1 de diciembre. Los acontecimientos se desbordaron. 

Los días posteriores a la aprobación de la Resolución 181, se produjeron los primeros choques que darían lugar a una guerra civil no oficial en Palestina. En las dos semanas que siguieron al 29 de noviembre, unas 160 personas perdieron la vida debido a estos enfrentamientos, la mayor parte palestinas.  

A partir de diciembre de 1947, y durante todo 1948, algunos líderes sionistas difundieron que los árabes estaban intentando desencadenar una guerra de aniquilación contra el Yishuv que incluso podía tener un carácter preconcebido. 

Se llegó a hablar en público de la inminencia de un “segundo Holocausto”.

De manera similar, la historiografía oficial israelí ha sostenido que, en especial a partir del 15 de mayo de 1948 (pero también con anterioridad, en los primeros meses de la guerra civil), el Yishuv representaba y se veía a sí mismo como un casi indefenso David que tuvo que afrontar la destrucción con la que le amenazaba el Goliat árabe.


 La realidad era muy diferente, incluso durante el Mandato Británico las fuerzas sionistas eran ya superiores a las palestinas y árabes en múltiples aspectos militares.


El 12 de diciembre de 1947, en la Cámara de los Comunes, Ernest Bevin afirmó que, dado que no se había llegado a un acuerdo entre el pueblo palestino y el Yishuv, su gobierno no participaría en la puesta en práctica de la partición. 

Asimismo, Bevin ratificó que el Mandato británico de Palestina finalizaría la medianoche del 14 al 15 de mayo de 1948 y que la retirada de las fuerzas del Reino Unido se completaría antes del 1 de agosto del mismo año.

 En este contexto, los principales propósitos británicos eran: conservar la mayor influencia posible en la región (a través de su aliado transjordano y, en menor medida, mediante Egipto e Irak) y mantener el control de los recursos; retirarse de Palestina rápidamente; e intentar atenuar el enfrentamiento sionista-palestino, pero siempre minimizando las bajas británicas.

 Pero su mayor aliado en la región era Abdalá, que pasó de ser emir del protectorado a rey de Transjordania -Jordania- con la independencia formal del territorio el 25 de mayo de 1946. 

 Este monarca de la dinastía hachemita había convenido un acuerdo a finales de 1947 con emisarios de la Agencia Judía como Moshé Shertok o Golda Meyerson. Según este pacto, Transjordania se anexionaría el territorio al oeste del Jordán asignado en la Resolución 181 al Estado “árabe”. A cambio, la Legión Árabe (ejército creado por Abdalá pero entrenado y subvencionado por el Reino Unido, que constituía la fuerza militar mejor preparada de los países de la Liga Árabe) no debía sobrepasar las líneas territoriales del futuro Estado “judío” diseñado por la partición.

 Los británicos no podían enfrentarse al sionismo hegemónico a quien Londres había favorecido estructuralmente desde la Declaración Balfour. Sin embargo, las fuerzas británicas también habían sufrido los ataques sionistas, eran conocedoras de que la parte palestina era más vulnerable que el Yishuv y debían tener algún gesto con algún dirigente árabe, por lo que, en definitiva, acabaron aceptando el pacto entre la Agencia Judía y el rey transjordano.

La guerra civil, que no tuvo un carácter oficial porque el poder mandatario pretendió minimizar el enfrentamiento, se alargó hasta el 14 de mayo de 1948, cuando se proclamó el Estado de Israel. 

 En esta guerra civil no declarada, desde el 30 de noviembre de 1947 hasta avanzado mayor de 1948 tuvo dos fases. La primera  se caracterizó fundamentalmente por ataques dispersos, por atentados y por luchas a pequeña escala que se fueron expandiendo gradualmente, al mismo tiempo que se sucedían las primeras matanzas y expulsiones de sus casas de personas no judías.

 Especialmente al principio, el lado palestino se distinguía por un importante contenido espontáneo y voluntario. Muchos combatientes eran reclutados a través de comités locales. Conforme transcurría el tiempo, se intentó consolidar una guerrilla palestina de irregulares, el Santo ejército o ejército de la guerra santa, que estaba comandado por la familia Husseini y fomentado por el Comité Superior Árabe.

 Abdekhaker Husseini o Husayini  pertenecía a una poderosa familia de Jerusalén. Su padre, Musa, fue alcalde de Jerusalén en los años 1918-1920, y su tío Hajj Muhammad Amin al-Husayni, del que hemos hablado en temas anteriores,  fue Gran Muftí (clérigo musulmán cargado con la responsabilidad sobre los lugares santos) de la ciudad entre 192148. En 1930 fue uno de los miembros fundadores del Congreso de Musulmanes Educados que se manifestaba contra políticas en el mandato que llamaron: "discriminatorias hacia los árabes". En 1936 fue parte importante de la Gran Insurrección. Fue miembro del Partido Árabe de Palestina y su secretario general, sirviendo además como redactor del periódico partisano La Brigada. 

 A partir de finales de enero de 1948, el bando palestino contó con pequeños grupos de voluntarios de otros países del entorno agrupados en el ejército Árabe de Liberación. Este estaba organizado por la Liga Árabe, entrenado en el sur de Siria y dirigido por el sirio Fawzi al-Qawuqji, una personalidad más política que militar. 

Las rivalidades entre la institución panárabe y los Husseini hicieron que apareciesen roces entre ambas fuerzas y que la primera intentase impedir el alistamiento de voluntarios en el Santo ejército. Igualmente, la efectividad militar de ambas fuerzas fue baja, a excepción de sus ofensivas sobre colonias aisladas o sobre las rutas hacia Al-Quds-Jerusalén. En este punto, cabe destacar que un número considerable de dirigentes palestinos y árabes estaban más preocupados por sus divisiones internas y por sus aspiraciones de control territorial que por cualquier otro asunto, a pesar de su insistente retórica bélica contra el Yishuv.

   En estas difíciles circunstancias, la movilización femenina alcanzó numerosos ámbitos. Además de los trabajos reproductivos y de cuidados dentro de cada hamula y familia, de máxima importancia para la vida en cualquier circunstancia, numerosas mujeres también se encargaron de tareas fundamentales como la creación y gestión de centros hospitalarios, la administración y control de suministros civiles y militares, la convocatoria y presencia en manifestaciones políticas, la recaudación de fondos o la intervención en los enfrentamientos bélicos de 1948 como auxiliares y, minoritariamente, como combatientes. En este último caso, con diferentes versiones, cabe circunscribirlo a ciertas unidades paramilitares en zonas como la de Yenín y sobre todo a organizaciones secretas femeninas como Flores de Crisantemo, fundada en Yafa en 1947. Innumerables mujeres palestinas también tuvieron un papel imprescindible en la asistencia a las personas refugiadas, incluso cuando ellas mismas fueron expulsadas de sus hogares y se convirtieron en refugiadas. Además, dentro del territorio en el que se estableció el Estado de Israel el 14 de mayo de 1948, mujeres palestinas crearon el Movimiento de Renacimiento de la Mujer, fundado en Nazaret 

 En la segunda etapa de la guerra civil llegaron las grandes campañas militares y las mayores conquistas territoriales sionistas, que incluyeron sistemáticamente la expulsión de población palestina y la destrucción de sus hogares.

La intervención británica fue generalmente menguando conforme transcurría el tiempo y avanzaba su proceso de retirada. Hacia abril de 1948, las fuerzas británicas ya no interferirían prácticamente, excepto si podía afectar directamente a su propia seguridad. Por entonces, las organizaciones paramilitares sionistas estaban llevando a cabo una operación de limpieza étnica, el Plan Dalet, cuyo objetivo era la toma de vastas áreas de Palestina y la alteración de su realidad demográfica.

 De esta manera, la guerra civil acogió un proceso de desplazamiento, transferencia, traslado o expulsión masiva (limpieza étnica) de la población palestina que se hallaba en las zonas asignadas al Estado “judío” y en los territorios que iban conquistando las tropas sionistas. A partir de diciembre de 1947  y sobre todo de abril de 1948, la limpieza étnica fue más determinante para el mapa de Palestina y para la mayor parte de su población no judía que la Resolución 181 o que cualquier otro tipo de enfrentamiento bélico.

 En doce meses, desde diciembre de 1947 a diciembre del año siguiente, la realidad de Palestina cambió enormemente. Gran parte de la Palestina árabe fue destruida, su población fue desarraigada y su territorio fue desmembrado.

Este proceso, que convirtió en refugiados a entre 750.000 y 800.000 personas palestinas, se llevó a cabo extremando la discreción tanto sobre el terreno como en los discursos públicos. Esto se vio favorecido por los escenarios de guerra que proporcionaron al Yishuv el pretexto ideal para encubrirlo como parte del “drama bélico”, de “excesos inevitables” o de episodios llevados a cabo por “incontrolados”. 

 Es importante recalcar que la directiva sionista maniobró con una habilidad extraordinaria al disponer siempre de una justificación para evitar el posible impacto negativo de estos episodios. Cuando dos versiones opuestas, la sionista y la palestina, se difundían, los primeros tuvieron prácticamente siempre mayores alianzas, destreza y medios para hacer valer su relato en el ámbito internacional.

  Durante la primera fase de la guerra civil en Palestina, las expulsiones tuvieron un carácter esporádico, mientras que a partir abril fueron sistemáticas, según establecía el Plan Dalet. 

Así pues, la limpieza étnica de Palestina comenzó en diciembre de 1947.

En represalia por los disturbios palestinos llevados a cabo contra la resolución de la ONU, los primeros asaltos judíos a pueblos y barrios palestinos fueron lo suficientemente graves como para ocasionar el éxodo de casi 75.000 personas en los primeros dos meses.  Este fenómeno se unió a la costumbre de algunas familias pudientes palestinas de marchar (temporalmente, según pensaban) a otros países cercanos cuando había enfrentamientos o problemas en Palestina. Fuese como fuese, las expulsiones continuaron en esta primera fase de la guerra civil, llegándose en febrero de 1948, por ejemplo, a desalojar cinco pueblos palestinos en un solo día por parte de tropas sionistas.

  Uno de los problemas más acuciantes para la dirigencia sionista era que en las áreas recomendadas por la ONU para el Estado “judío” había prácticamente las mismas personas palestinas que judías.

 Ya el 3 de diciembre de 1947, Ben-Gurión había expuesto con claridad ante varios destacados miembros del socialsionismo que “únicamente” un cambio en el equilibrio poblacional establecido por la Resolución 181 (un “reequilibrio demográfico”, es decir, la limpieza étnica) haría posible un Estado “judío”: 

“Hay un 40 por ciento de no judíos en las áreas asignada al Estado judío. Esta composición no es una base sólida para un Estado judío. Y tenemos que hacer frente a esta nueva realidad en toda su severidad y peculiaridad. Un equilibrio demográfico semejante cuestiona nuestra capacidad para mantener una soberanía judía… Únicamente un Estado con al menos un 80 por ciento de población judía puede ser viable y estable” 

  Por otro lado, la Resolución 181 estableció que una comisión de las Naciones Unidas debía encargarse de la aplicación del plan de partición

De esta forma, a principios de 1948 empezó a reunirse la Comisión de Palestina. El organismo de la ONU tuvo como presidente al checoslovaco Karel Lisicky y como secretario principal al estadounidense Ralph Bunche. Su secretario principal adjunto y director del grupo avanzado enviado a Jerusalén fue el diplomático republicano español Pablo de Azcárate, número dos de la Sociedad de Naciones entre 1934 y 1936 y embajador de la II República española en el Reino Unido durante la guerra civil española. 

 Pero la Comisión de Palestina fracasó en su cometido de poner en práctica la Resolución 181 y se disolvió entre abril y mayo de 1948 . La imposibilidad de que la Comisión de Palestina completase su trabajo fue sinónimo de que el plan de partición no se convirtiese en una realidad 

 De hecho, transcurrido el año de 1948, el mapa de Palestina era más concordante con el proceso de limpieza étnica y con el acuerdo entre la Agencia Judía y el rey Abdalá de Transjordania que con el plan de partición de la ONU. 

La creación del Estado “judío” (desde el 14 de mayo de 1948, Estado de Israel) fue el único elemento de la Resolución 181 que se convirtió en realidad.

  En EE UU, el equilibrio de poderes en la Administración Truman había cambiado circunstancialmente en favor de la posición menos prosionista de los Departamentos de Estado y de Defensa. Así, después de que la postura a favor de la partición del presidente se hubiese impuesto, la situación había cambiado tras el 29 de noviembre de 1947. En este contexto, el secretario de Defensa, James Forrestal, denunció que la partición afectaba a los intereses petrolíferos estadounidenses y a la amistad con los países árabes. 

Por suado, el secretario de Estado, George Marshall, reconoció en público que posiblemente se habían equivocado al apoyar la Resolución 181, algo que provocó una gran preocupación en la Agencia Judía. En la reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas del 24 de febrero de 1948, el delegado estadounidense, Warren Austin, declaró que “el Consejo estaba obligado a preservar la paz, no a forzar a los árabes a que cumpliesen con la partición”.

 La culminación de todo este proceso de preeminencia temporal de la postura de los Departamentos de Defensa y Estado cristalizó en marzo de 1948. El Policy Planning Staff del Departamento de Estado había indicado unos días antes que continuar respaldando al futuro Estado “judío” era “contrario al interés nacional americano” o a sus “intereses estratégicos inmediatos

 En este contexto, Austin anunció de manera oficial que su país abandonaba el apoyo a la partición. Por el contrario, la URSS continuó respaldándola.

La delegación estadounidense en las Naciones Unidas propuso una nueva sesión especial de la Asamblea General. Su objetivo era crear un fideicomiso temporal de la ONU, en cuyo marco se pudieran desarrollar nuevos esfuerzos de acercamiento entre sionistas y árabes. Sin embargo, esta segunda sesión extraordinaria de la Asamblea General de la ONU, que se inauguró en abril de 1948 y acabó el mes posterior, no supuso ningún avance importante en esta dirección 

Mientras tanto, la violencia intercomunitaria no solo continuaba en Palestina, sino que había llegado hacia una nueva fase en aquel mes de abril: la limpieza étnica sistemática de Palestina a través del Plan Dalet.

El Plan Dalet fue un proyecto general para las operaciones  paramilitares que se desencadenaron en la primavera de 1948 en Palestina. 

La Haganá, que hasta entonces contaba con 4 brigadas, pasó a tener 12, con más de 50.000 efectivos (la mitad de los cuales estaban entrenados por británicos). 

 Se enviaron órdenes explícitas a las unidades sobre el terreno y la superficie de Palestina se fraccionó en áreas de acuerdo con las características y el contingente de la organización paramilitar. A cada una de las brigadas se le asignó un listado de pueblos o barrios urbanos que debía “ocupar, destruir y vaciar” en unas fechas determinadas y con unos procedimientos precisos. Desde aquel momento, las operaciones adquirieron una dimensión, una planificación y una minuciosidad sin precedentes.

 Entre los primeros días de abril y mediados de mayo de 1948 se iniciaron las 13 grandes operaciones que componían el Plan Dalet, que se dieron por concluidas a las 8 semanas de su inicio. Sin embargo, como se ha mencionado, el éxodo forzoso palestino había empezado antes y continuaría después.

 Ocho de las 13 grandes operaciones del Plan Dalet se situaban en áreas fuera de las zonas recomendadas por la Resolución 181 para el Estado “judío”. 

Tanto la concepción del plan como su distribución entre los comandantes de las brigadas fueron realizadas con la máxima discreción. Ni siquiera todos líderes políticos sionistas recibieron la versión completa del plan. 

 El contexto de guerra civil y de progresivo abandono británico lo permitieron. Para la justificación sionista de lo que sucedería (así como para la historiografía oficial israelí posterior) era fundamental alejar cualquier atisbo que pudiera hacer pensar que el origen de las y los refugiados palestinos era anterior al 15 de mayo de 1948. 

Siempre según esta versión sionista-israelí, las personas palestinas que habían abandonado sus hogares lo habían hecho únicamente por voluntad propia

Después, a partir de la primera guerra árabe-israelí iniciada tras la expiración del Mandato, si cientos de miles de personas palestinas se habían convertido en refugiadas había sido por instigación de los líderes políticos y militares arabe-palestinos o por su propia iniciativa.

Un día antes de que comenzase la Operación Nachsón, la primera del Plan Dalet que se puso en marcha, David Ben-Gurión recordó que “el principal objetivo de la operación es la destrucción de aldeas árabes […] [y] la expulsión de los aldeanos”

Nachsón también significó la primera gran maniobra conjunta de las organizaciones paramilitares sionistas, siendo el precedente más inmediato del Tzahal (el ejército israelí, establecido oficialmente el 26 de mayo de 1948). La acción se concentró en la zona del corredor de Yafa-Tel Aviv a Al-Quds-Jerusalén, pretendiendo también romper el bloqueo árabo-palestino de la carretera que conectaba las dos ciudades, ya que el suministro de agua, de armas y de comida de las y los judíos jerosolimitanos dependía en gran medida de esta vía de comunicación.

En el contexto de la Operación Nachsón se produjo la masacre de Deir Yassin  Esta localidad se encontraba a pocos kilómetros al oeste de Al-Quds-Jerusalén y dentro de los límites del corpus separatum internacional proyectado en la Resolución 181. 

  El 9 de abril de 1948, tropas sionistas del Irgún y del Lehi lanzaron un ataque sobre esta aldea de unos 700 habitantes. A pesar de que, como otros pueblos palestinos, Deir Yassin había firmado un pacto de no agresión con la Haganá , los paramilitares sionistas irrumpieron en la localidad disparando con ametralladora a las casas. Después reunieron a las personas palestinas que no habían podido huir para acabar con sus vidas. En este intervalo de tiempo cometieron atrocidades como violaciones a mujeres y niñas, mutilaciones o rajados de vientre de mujeres embarazadas. Las cifras de víctimas mortales en Deir Yassin oscilaron entre 93 y 254, según las fuentes. El propósito era causar el pánico entre la población palestina; desde ese momento, la matanza de esta aldea fue el núcleo de la guerra psicológica contra la población palestina. De hecho, la radio y los automóviles de la Haganá repitieron sin cesar la frase “recordad Deir Yassin”. Fue un punto de inflexión durante la Nakba que tuvo un valor estratégico fundamental.

 Ante el impacto mediático que provocó el ataque sobre Deir Yassin, la Agencia Judía tuvo difícil justificar que se trataba de una “represalia” más en su política de “defensa para evitar los ataques de los árabes”.

 Ante esta situación, y como sucedería en otras ocasiones, la versión oficial de la Agencia Judía (y de la historiografía oficial israelí, después) se basaba en condenar lo ocurrido en Deir Yassin y considerarlo como un “exceso” llevado a cabo por incontrolados del Irgún y el Lehi, en el marco de una guerra contra la existencia del Yishuv. 

 Con este relato, el sionismo hegemónico pretendía exonerar a la Haganá de toda responsabilidad. Posteriormente, la historiografía defendería que Deir Yassin fue prácticamente la única aberración cometida por las fuerzas sionistas-israelíes en 1948 . El supuesto “hecho aislado” de Deir Yassin quedó enmarcado en el relato oficial que presentaba los distintos episodios violentos de 1948 dentro de este relato, el cual prevaleció internacionalmente en aquel año y con posterioridad en el Norte Global.

Pero la masacre de Deir Yassin no fue un “hecho aislado”, puesto que tanto en los meses anteriores como posteriores se cometieron otras matanzas (Tirat Haifa, al-Khisas, Balad al Shaykh, Sa’sa’, Tantura, Lydda, Dawayima…) y desalojos similares

Fuesen planeadas en mayor o menor medida, formaban parte del proceso de limpieza étnica para conseguir la soberanía “judía” en la mayor parte posible de Palestina dentro del proyecto histórico sionista de colonialismo de asentamiento. 

En segundo lugar, la Haganá colaboró con el Irgún y el Lehi en el ataque. Concretamente, el asalto tuvo el pleno respaldo del comandante en jefe de la Haganá, quien proveyó de material militar al Irgún y le proporcionó fuego de cobertura. La implicación de la Haganá en Deir Yassin fue confirmada en más de una ocasión por el último alto comisario británico, Alan Cunningham.

 Además, resulta significativo cómo el mismo día en que la Agencia Judía y la Haganá condenaron públicamente la matanza y rechazaron la vinculación socialsionista con el grupo de Menahem Beguín y el Lehi, el 12 de abril de 1948, el Consejo General Sionista reunido en Tel Aviv ratificó el acuerdo de cooperación entre la Haganá y el Irgún. 

Por otro lado, el urbicidio de la Palestina árabe se inició la tercera semana de abril de 1948, con el desalojo de toda o la mayoría de la población árabe de Haifa, Safad, el oeste de la ciudad de Al-Quds-Jerusalén o Yafa, junto con el desalojo de otras urbes como Acre, Baysan o Tiberíades y de otros municipios de menor tamaño. 

Cabe explicar lo sucedido en algunas de estas ciudades palestinas más importantes.

Haifa era el principal puerto de Palestina y el eje de su sistema ferroviario. Se trataba del centro socioeconómico y administrativo más destacado del norte del país, tanto para la comunidad judía como para la palestina. Sede de una importante refinería petrolífera, iba a ser el último lugar del que se retirarían los británicos. A principios de ese año vivían en Haifa más de 60.000 personas palestinas (aproximadamente la mitad de la población total), la mayoría en la parte baja de la ciudad. Generalmente, la comunidad judía habitaba la parte alta, en torno al monte Carmelo. Desde diciembre de 1947, se restringió el suministro de alimentos a las y los palestinos, y fueron el objetivo de barriles explosivos, bombardeos, francotiradores y regueros de combustible ardiendo que bajaban desde las zonas altas de la ciudad, lo que provocó que algunas personas empezasen a abandonar la localidad.

Cuando en abril de 1948 la población palestina de Haifa comprendió sobrecogida que iba a ser atacada y que no podía defender su comunidad, solicitó al comandante británico Hugh Stockwell que, al menos, se les permitiera marchar de manera organizada y sin sobresaltos. Sin embargo, nada de esto ocurrió. “Motki” Maklef, oficial de operaciones de la brigada Carmeli de la Haganá y más tarde jefe del Estado Mayor del ejército israelí, ya había dado orden de “matar a cualquier árabe que os encontréis […] prender fuego a cualquier objeto inflamable […] y hacer estallar las puertas con explosivos”. Numerosas personas palestinas huyeron hacia la zona del puerto, y, después, hacia el mar, donde había botes atracados. Walid Khalidi recoge el testimonio sobre aquellos instantes de uno de los supervivientes: “Los hombres pisaron a sus amigos y las mujeres a sus propios hijos. Los botes se llenaron enseguida de personas. Las condiciones de hacinamiento eran horribles. Muchos volcaron y se hundieron con todos sus pasajeros” 

 Casi 60.000 palestinas y palestinos fueron expulsados de Haifa ante la pasividad e incluso la complicidad británica.

Como parte de la Operación Yiftach del Plan Dalet, Safad fue atacada por unos 1.000 soldados del Palmach, que expulsaron a sus habitantes no judíos (excepto a unos 100 ancianos que fueron forzados al exilio al poco tiempo). La desarabización de este municipio de unos 12.000 habitantes se llevó a cabo en dos fases. La segunda y definitiva se consiguió con la destrucción y la masacre de una aldea vecina, Ein al-Zeitun. 

Las partes que quedaron en pie después de la limpieza étnica de este último pueblo fueron utilizadas para construir una granja israelí cercana.

Por otro lado, a finales de abril de 1948, la parte occidental de Al-Quds-Jerusalén, en la que vivían casi 30.000 palestinas y palestinos, fue bombardeada, asaltada, ocupada, desalojada y saqueada por fuerzas sionistas. 

Como en otros lugares, las tropas británicas no intervinieron. Uno de los barrios más atacados fue Katamon, que estaba ubicado en una céntrica colina jerosolimitana y que se convirtió en un objetivo primordial para las fuerzas sionistas. La pérdida de Katamon representaba la caída de toda la zona occidental árabe de Al-Quds-Jerusalén. Entre el 29 y el 30 de abril de 1948 llegó el asalto final al barrio, que cayó con rapidez en manos sionistas. Isaac Levy, jefe del servicio de inteligencia de la Haganá en iudad, recordó en sus memorias que “mientras continuaba la limpieza [sionista] de Katamon, empezaron los robos y los saqueos, en los que participaron tanto soldados como civiles. Entraban en las casas y se llevaban el mobiliario, la ropa, los aparatos eléctricos y la comida” El cercano barrio de Talbiya corrió una suerte similar. 

 Después llegó Yafa. En la Resolución 181, la ciudad quedó como un enclave dentro del Estado “árabe”. Era la mayor ciudad árabe de Palestina. Se trataba de una urbe milenaria en la que vivían más de 80.000 personas, junto a las aproximadamente 40.000 del área circundante. Era también el centro de la economía palestina y el núcleo del comercio de cítricos (en especial la naranja), que concentraba la mayor parte del valor de las exportaciones del país. 

Aunque el mapa de la partición había dejado en manos del futuro Estado “judío” las tierras más fértiles y la gran mayoría de las que producían cítricos, a las y los palestinos les quedaba Yafa. Esta ciudad mediterránea también tenía varias industrias importantes (dedicadas a la agroalimentación, al cristal, al metal o al textil) y era un lugar de atracción turística. Asimismo, Yafa era la capital cultural de la Palestina árabe. Allí se encontraban las sedes de decenas de periódicos (como al-Difa’ o Filastin) e imprentas, albergando asociaciones femeninas, clubes deportivos, sociedades culturales o cines como el famoso Alhambra. La ciudad, que ya fue atacada en abril de 1948, fue conquistada por unos 5.000 miembros de la Haganá y el Irgún el 13 mayo de 1948, con un resultado de alrededor de 50.000 palestinas y palestinos expulsados de su ciudad

A la altura del 14 de mayo de 1948, las fuerzas sionistas habían ocupado y desalojado vastas zonas y numerosos centros urbanos de Palestina, tanto del territorio asignado al Estado “judío” como del que en teoría debía formar parte del Estado “árabe”. 

En el momento en el que expirase el Mandato británico de Palestina, se habrían establecido unos hechos consumados difícilmente reversibles.

Excepto para el reconocimiento y legitimación del Estado “judío” en Palestina, hasta aquel momento el plan de partición de la ONU fue papel mojado. Realmente, así lo habían considerado tanto los sionistas derechistas como los socialistas, quienes, a pesar de su cordialidad para con la institución internacional, afirmaban en privado que el plan de la ONU era letra muerta el mismo día que se aceptó. 

Además de la pasividad o complicidad de las grandes potencias —incluido el Reino Unido— y de la incapacidad de diversos dirigentes palestinos de manejar las circunstancias, el mapa resultante fue consecuencia de la fuerza y de pactos al margen de las Naciones Unidas.

A las cuatro en punto de la tarde del viernes 14 de mayo de 1948, en el salón principal del Museo de Tel Aviv, David Ben-Gurión inició la lectura de la Declaración de Independencia del Estado “judío”, que se denominaría “Estado de Israel” (Medinat Yisrael). 

Lo hizo bajo una gran foto de Theodor Herzl, entre dos banderas blancas con dos franjas azules y la estrella de David, y ante más de trescientas personas. 

Ben-Gurión empezó la lectura afirmando que “Eretz Israel ha sido la cuna del pueblo judío”. Se refirió a la galut “diáspora” y al deseo de “retorno”.

 Habló del renacimiento cultural y de la labor de modernización sionista en Palestina. Reafirmó el derecho reconocido en la Declaración Balfour y su incorporación al texto del Mandato británico. También mencionó el genocidio perpetrado por el Tercer Reich y el plan de partición. El anteriormente constituido Consejo del Pueblo se autoproclamó Consejo Provisional del Estado, el cual a su vez designó a la Administración Nacional como el nuevo gobierno provisional del Estado de Israel. Se afirmaron los principios de libertad, justicia y paz y que el nuevo Estado iba a asegurar la “completa igualdad de los derechos sociales y políticos de todos sus habitantes, independientemente de su religión, raza o sexo”. Sin embargo, no se mencionó la igualdad de derechos independiente de la nacionalidad 

Al contrario de lo aconsejado por el Departamento de Estado de los EE UU, el presidente Truman reconoció de facto al Estado de Israel tan solo 11 minutos después de la expiración del mandato. 

Truman quería adelantarse a la Unión Soviética dos días después, Moscú fue más allá y reconoció de iure a Israel. Por lo tanto, EE UU fue el primer país del mundo al reconocer de facto al Estado de Israel y la URSS el primero en hacerlo de iure. 

Con todo, el nuevo Estado se mantuvo neutral durante un tiempo en el contexto de enfrentamiento entre las dos superpotencias, aunque a partir de la guerra de Corea (1950-1953) se posicionó definitivamente del lado de EE UU





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