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De Ucrania a Taiwan: La agonía de la bestia

Las noticias que leemos en la prensa, sean del lado que sean, sean verdades, medias verdades o descaradas mentiras, todas documentan el declive histórico de Estados Unidos.

El fin del uno de los Imperios más bélicos de la historia de la humanidad no podía ser de otro modo que mediante la fuerza militar.


La guerra de Ucrania que pretenden vender con el parámetro de sus propias guerras: David frente a Goliat, está más que desenmascarada. Una guerra por delegación, preparada desde hace años por sus militares y plutócratas. Un intento de entrar a la Isla Eurasia a través de las estepas rusas y de destruir cualquier intento de independencia de Europa del gran sheriff allende los mares.
 La gran Europa de Lisboa a Vladivostok era una ilusión de Putin que los halcones de Washington no iban a permitir. A los hechos nos remitimos

Durante años vendieron la imagen de un Putin ridículo, machista, homófobo, racista, soberbio... como un personaje de los Hermanos Marx soñando con un Imperio imposible. Después lo convirtieron en un sátrapa perverso y sediento de sangre que quiere sembrar el hambre en África como arma de guerra.
   
Es cierto que la guerra la está perdiendo frente a Rusia pero Rusia al fin y al cabo es un enemigo secundario.  Quiero decir no es un enemigo económico. Rusia no tiene una economía fuerte para ser un imperio por más que nos digan que Putin sueña con conquistar el mundo. Es una gran mentira, Putin no va a iniciar ninguna política expansionista por la sencilla razón de que Rusia carece de empresas que necesiten conquistar mercados con la fuerza de las armas. 
  De Ucrania se ha hablado bastante, de las causas y de los precipitantes que llevaron a la guerra y un poco menos sobre el desarrollo. Sigue la guerra mediática con relatos triunfalistas que convierten en evacuaciones ordenadas las victorias de Putin y que intenta cargar con masacres y genocidios al ejército ruso; pero que no pueden ocultar que Estados Unidos y Europa Occidental están perdiendo la guerra. Y la está perdiendo porque el ejército nazi de Azov ha sido derrotado, porque se ha liberado Mariupol y porque el ejército ucraniano ha sido derrotado en Severodonetsk o Limán. Azovstal, en Mariupol ha sido incorporado a la República Popular de Donetsk, lo que significa que las grandes plantas metalúrgicas del oligarca ucraniano Rinat Alhmetov están bajo control ruso. Esas plantas producen coque, acero, productos laminados, rieles y vagones de ferrocarril, equipos de minería, etcétera.
 Rusia es el quinto productor mundial de acero y posee enormes depósitos de hierro y carbón. Con el control del mar de Azov y  el mar Negro tendrá el control total de las rutas de exportación para la región productora de granos de calidad. Lo cual significaría un gran complejo agroindustrial integrado, cercano al Mediterráneo Oriental, con proyección hacia Asia Occidental, es decir Irán, y cruzando Suez, enlazando al océano Índico, con potenciales clientes en el sur y sureste de Asia (India, Pakistán). A su vez, la construcción de ferrocarriles de carga en Rusia y Mariupol, resultaría en un modo de conectividad privilegiado con la ambiciosa Iniciativa de la Franja y la Ruta china y con el Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur, cuyos principales actores son Rusia, Irán e India. Ninguno de esos países ha demonizado ni sancionado a Rusia.
  Ese ejército que la OTAN entrenó y formó y que alimenta de armas está casi derrotado. Lo de más OTAN y hasta el último ucraniano tiene más de producto de la demencia de Biden contagiada a los locos de Occidente que de realidad. 
 Y si va ganando en el campo de batalla, en la guerra económica, también. Rusia resiste mientras las sanciones occidentales contra el Kremlin profundizan  la crisis de 2019, acentuadas por la pandemia.
 Europa y Estados Unidos sufren una inflación galopante con aumento de precios de la energía y ruptura de las cadenas de suministro de productos agrícolas. 
Mientras tanto el rublo se fortalece y Rusia ha podido ver como la mayor parte del mundo no se alinea con Estados Unidos y Europa, lo que hace que el dolar esté a punto de perder su centralidad como medida de pago internacional .
  Las razones por las que Europa ha llegado a autodestruirse es algo dificil de explicar solo por su servilismo a Estados Unidos desde el Plan Marshall. Lo que viene es cierre de empresas, despido de trabajadores y destrucción de cualquier recuerdo de lo que fuera la sociedad del bienestar. 
 La única realidad de esta guerra es que Ucrania va a perder territorio y va a convertirse en un pais neutral y  que la OTAN ha perdido ya la guerra y que en los libros de Historia aparecerá como el principio del fin de Occidente. 
   Dado el fracaso evidente en Rusia, que  Estados Unidos y la OTAN no vayan a retroceder en sus planes en China no paree fácil de entender. Parece más bien un suicidio. Pero cuando la bestia agoniza algo tiene que hacer para no dejarse morir sin más.

Taiwan produce el 90 por ciento de semiconductores- chips y microprocesadores- para el consumo mundial de los que depende el Pentágono.
   
  Y finalmente EEUU anunció la visita  a Taiwan de Pelosi, la presidenta de la cámara de Representantes de Estados Unidos, la Cámara Baja del Congreso que junto con el Senado forman el poder legislativo estadounidense-.

 Joe Biden, ha decidido replicar el modelo de guerra de Ucrania en el espacio Indo-Pacífico, usando a Taiwan como escenario de las batallas, en las que será parte pero sin declarar la guerra.
  Pelosi llegaría a Taipéi el domingo después de una visita a Japón en lo que sería la primera visita de un representante de la Cámara de Representantes desde que el republicano Newt Gingrich viajó a Taiwán en 1997.

  ¿Cual es la reacción de China a esta visita que es una clara provocación? Pues desde Beijing se dejó claro  que solo el anuncio de la visita ya daña la soberanía e integridad territorial de China y que en consecuencia respondería con energía, con contramedidas contra Estados Unidos si no se adhiere al compromiso de Estados Unidos respecto a Taiwán sobre una sola china. 
 El ministro de Exteriores chino ha dicho que "Si la presidenta Pelosi visita Taiwan, violaría gravemente el principio de una sola China y las estipulaciones de los tres comunicados conjuntos China-Estados Unidos, y dañaría la soberanía y la integridad territorial de China". " Si la parte estadounidense insiste en hacer la visita, China acutará enérgicamente para responder con determinación y tomará contramedidas"
 China no es Rusia, porque China es la primera potencia económica mundial y porque China controla la mayor parte de las empresas de Estados Unidos.
  ¿Lo que busca en Taiwan Estados Unidos y la OTAN es un suicidio antes de aceptar que ya no se es un Imperio?

    Como se va a hablar mucho de Taiwán a partir de ahora es bueno saber dónde está y por qué Estados Unidos va a meter cizaña allí.


    Taiwán es una isla situada en una posición estratégica del océano Pacífico, entre China, Filipinas y Japón. Es la isla que los exploradores portugueses  en el siglo XVI llamaron Formosa, la hermosa. 
 Hasta esa época la isla se había mantenido en una situación de cierto aislamiento respecto a la China continental, estando habitada mayoritariamente por población aborigen, los denominados yuanzhumin.

 Durante el siglo XVII, al calor de la expansión comercial europea, en Formosa llegaron a instalarse los españoles y los holandeses, que dominaron algunas porciones de terreno el norte y el sur de la isla, respectivamente. La presencia europea tuvo una corta duración. En 1641 los españoles abandonaron sus asentamientos en Formosa. Dos décadas después los asentamientos neerlandeses cayeron ante las fuerzas del noble chino Koxinga, que instauró un reino propio en la zona. 

Koxinga era un noble leal a la antigua dinastía Ming que se oponía a los Qing, entonces en ascenso. Puede decirse que bajo el denominado reino de Tungning se estableció la primera administración propiamente china en la isla, aunque esta solo controlaba una parte del territorio meridional.
 En cualquier caso, la experiencia de Tungning no llegó a tener un largo recorrido y en 1683, tras una derrota militar, el territorio acabaría rindiéndose a las fuerzas de la dinastía Qing.

Durante los siguientes siglos la isla estuvo bajo una teórica soberanía Qing, si bien este control del territorio fue en muchos casos más nominal que real. 
Para las autoridades imperiales se trataba de un territorio de escaso interés. 
Un buen ejemplo de esta situación lo encontramos en la masacre que algunos aborígenes taiwaneses perpetraron contra 54 pescadores de las islas Ryūkyū en 1871. 
  Ante las quejas niponas, las autoridades imperiales de Beijing se excusaron en que aquellos aborígenes no se encontraban bajo su soberanía. 
  El incidente acabaría, cuatro años después, con una expedición de castigo por parte de Japón y una breve ocupación de parte de la isla. 
 La posición estratégica de la isla Taiwán despertó el interés de los estrategas japoneses de la era Meiji. Al término de la Primera guerra sino-japonesa (1894-1895), desastrosa para el Celeste Imperio, las autoridades de Beijing cedieron Formosa a los japoneses como parte del tratado de paz. 

Aunque algunos notables chinos llegaron a proclamar una efímera "República de Formosa" aprovechando el momentáneo vacío de poder, las fuerzas niponas acabarían asegurando el control de la isla en cuestión de semanas. 
En contraste con lo ocurrido durante la administración Qing, las autoridades niponas practicaron una política mucho más intervencionista en el territorio. Dentro de una estrategia más amplia que buscaba la progresiva japonización de Taiwán, bajo la estela del Sol Naciente la isla conoció un importante desarrollo económico, urbano, etc. 
Por primera vez desde una administración se implementó la construcción de infraestructuras y obras públicas a gran escala. 
Por otro lado, cabe señalar que las bases militares niponas en la isla jugarían un papel importante durante la Segunda guerra sino-japonesa (1937-1945) y la Guerra del Pacífico (1941-1945)

Bajo soberanía unificada. La Guerra Fría 

La derrota japonesa en la Segunda Guerra Mundial supuso que las autoridades de Tokio cedieran el control de Taiwán a la República de China. 

Aunque el proceso se presentó como una retrocesión, lo cierto es que era la primera vez que la isla pasaba a estar bajo la administración moderna china, esto es, de la República.

 En aquella época la capital se encontraba en Nankín. Las autoridades del Kuomintang no tardaron en implementar política de homogeneización sobre una población que había medio siglo que había dejado de estar bajo soberanía china. Esto además se produjo en un clima de fuerte represión anticomunista, pues la Guerra Civil china se había reiniciado
 En 1949 los comunistas lograron imponerse en el campo de batalla y se hicieron con el control de la China continental. Las fuerzas del Kuomintang huyeron hacia Taiwán, donde se refugiaron y desde Taipei trataron de reconstruir la República Nacional en contraposición con la recién fundada República Popular. 
Además de los principales jerarcas del Kuomintang y funcionarios de la administración, más de un millón de personas huyeron hacia Taiwán. Así pues, para 1950 la antigua isla Formosa volvía a encontrarse bajo una soberanía distinta a la que existía en la China continental

En ese momento las autoridades de Beijing se concentraron más en consolidar su poder y terminar con las últimas resistencias en el continente.
 Por otro lado, carecían de una Armada capaz de permitir una invasión de Taiwán, mientras que las autoridades de Taipei contaban con el apoyo estadounidense. 

Bajo la estela de la Guerra Fría, en 1954 se firmó el Tratado de defensa mutua entre los Estados Unidos y la República de China, que llevó al establecimiento de unidades militares norteamericanas en Taiwán.
  Cabe señalar que de cara al exterior la mayoría de naciones e instituciones internacionales continuaron reconociendo a las autoridades de Taipei como los representantes de China.

Durante la década de 1950 se produjeron dos graves incidentes en el estrecho de Taiwán por la disputa en torno a las islas Matsu y la isla Quemoy
 En ambos incidentes llegaron a realizarse intercambios de fuego y hubo numerosos muertos por ambas partes, si bien la situación regresaría al statu quo. 

Estos enfrentamientos cabe enmarcarlos en el clima de la Guerra Fría, pues trascendieron el propio conflicto interno chino. De hecho, desde los Estados Unidos se realizaron amenazas atómicas contra China.

Este estado de cosas se mantuvo prácticamente inalterable durante los siguientes años, hasta que en la década de 1970 se alteró el tablero de juego. 
 En 1971 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la resolución n.º 2758, mediante la se reconoció a la República Popular de China (RPC) como el único representante legal de China ante la ONU. 

 A este hecho trascendental se sumaba el reconocimiento de la RPC por parte de varias naciones occidentales desde la década de 1960. 
Los Estados Unidos iniciaron un acercamiento a la RPC que terminaría en 1979 con el establecimiento de relaciones diplomáticas mutuas, y que implicó la retirada de sus fuerzas militares de Taiwán.

Paralelamente, mientras la China nacionalista se quedaba virtualmente aislada, soplaban nuevos vientos en Taiwán. Tras el fallecimiento de Chiang Kai-shek en 1975, se avanzó hacia una cierta apertura que introdujo reformas económicas en la isla. También se iniciaron algunos tímidos contactos a ambos lados del estrecho de Taiwán


 La política y la administración de la República de China habían estado dominadas desde la década de 1950 por aquellos sectores oriundos del continente que se había refugiado en Formosa. 
Como parte de las reformas emprendidas en la década de 1980 se rompió el monopolio político del Kuomintang y los nacidos en Taiwán comenzaron a ocupar puestos relevantes en la administración. Esto llevaría al surgimiento de movimientos que abogaban por la ruptura con China y la independencia de Taiwán como nación propia, mientras que otros sectores abogan por una futura unificación.

 Por su parte, las autoridades de la República Popular de China han patrocinado el llamado «Principio de una sola China», que enunció Deng Xiaoping en 1979. 
Según esta tesis, la reunificación de Taiwán y China debería realizarse de forma pacífica bajo la premisa de un «un país, dos sistemas», similar a lo que con posterioridad se aplicó en Hong Kong tras el final de la presencia británica. Esta eventualidad ha sido apoyada dentro de Taiwán desde algunos ámbitos, singularmente por Eric Chu Li-luan y ciertos sectores del Kuominantg. Eric Chu Li-luan llegó a apoyar esta vía en una histórica visita que realizó a Beijing en 2015, durante su etapa como presidente de la República.

No obstante, la reunificación también es rechazada por numerosos sectores de la sociedad taiwanesa, agrupados en torno al Partido Progresista Democrático, formación que aboga por la singularidad de Taiwan frente a China

 Los hay también quienes plantean directamente la separación de Taiwán. Estos sectores no solo no consideran a China una especie de «hermano mayor» con el que reencontrarse, sino que además la ven como un país hostil. Para muchos todavía están frescos los recuerdos de la tercera crisis del estrecho de Taiwán (1996), que se suman a las nuevas tensiones de los últimos años entre China y el bloque liderado por los Estados Unidos en el Pacífico


El reciente ascenso económico y político de China ha sido percibido por muchos taiwaneses con recelo y temor, en un contexto de tensiones entre Beijing.
 La nueva presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen (del Partido Progresista Democrático), no comparte la óptica de su predecesor hacia China y ha adoptado un perfil mucho más crítico con la RPC. 

Entre los círculos gubernamentales de Taipei ya se habla abiertamente de la posibilidad de una invasión china de la isla, en línea con la rivalidad que sostienen Beijing y Washington. 
Incluso en fechas recientes el nuevo líder del Kuomintang, Johnny Chiang, ha marcado distancias respecto a la reunificación en base al «Principio de una sola China» y ha expresado su recelo los movimientos desde el continente.
En esta deriva también ha influido la gestión que las autoridades de Beijing han hecho de las protestas de Hong Kong, considerada por algunos como un ejemplo de lo que eventualmente acabaría ocurriendo en Taiwán si se produjera una reunificación












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