Llegó Ucrania y su paseo por el ruedo europeo diciendo "desde el Plan Marshall nos pertenecéis" y para poner la guinda al pastel su apoyo diplomático y militar el genocidio de Gaza.
Hasta hace poco creía que solo él estaba dirigiendo la escena
Rusia le mostró que no.
Y si quiere seguir jugando a seguir siendo el director de orquesta en Próximo Oriente junto a su querido Benjamín Netanyahu, tendrá que aceptar una guerra regional donde no va a llevar la batuta ni va a saber cuando se termina la sinfonía.
El mundo está a punto de ver una guerra de grandes magnitudes donde Estados Unidos no va a ganar aliados ni dinero, pero el Próximo Oriente seguirá perdiendo vidas
¿Por qué corre ese riesgo cuanod es el único país que puede detener al ente sionista en su guerra de exterminio? ¿Por qué continúa su apoyo militar, económico y diplomático sin fisuras? ¿Por qué bloquea con su voto las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que piden un alto al fuego y evita que la Haya de un veredicto favorable a los palestinos?
Porque Estados Unidos e "Israel" tienen el mismo destino. Se salvan juntos o se hunden juntos.
A pesar de este público y notorio apoyo a "Israel" en todos los aspectos en que se pueda apoyar: relato sobre Hamás, derecho a defenderse, dinero y armas; el secretario de Estado, Antony Blinken, en una entrevista a la CNN dijo : Estas son decisiones que debe tomar “Israel"
Un modo de quitarse el aspecto feo de la cuestión de encima. No es fácil aparecer como un demócrata convencido y un adalid de los derechos humanos si apoyas a un genocida; pero sabemos que eso es mentira, sabemos que Biden puede acabar con las masacres con una llamada a Netanyahu para tomar un café en la Casa Blanca . Sabemos que Biden tiene el acuerdo de paz en la mano y que Netanhayu lo firmára en cuanto se tome el último sorbo. Pero interesa salvar el pellejo ante un genocidio tan poco popular, y se hace vendiendo el relato de un Netanyahu extremista que no quiere ceder nada, que se les escapa de las manos.
Hasta ahora Biden, Blinken y todos los líderes del Congreso -demócratas y republicanos- han dado vía libre a la muerte de la población indefensa- no mal armada, sino desarmada- de Gaza.
No es nuevo el amor Estados Unidos- "Israel" basado en motivos estratégicos, sociales, religiosos y sobre todo ECONÓMICOS. El asunto es un asunto de dinero, de montañas de dinero.
El presidente Harry Truman fue el primer líder mundial en reconocer a “Israel” en 1948. Entendió perfectamente el tesoro que tenía allí: Occicente en el impenetrable corazón del mundo árabe; algo que subrayó la Guerra de los Seís Días en 1967 cuando varios estados árabes se levantaron contra "Israel", cuando se negaron a que "Israel" existiera sobre tierras palestinas. La Liga Árabe aprobó una resolución que rechazaba frontalmente la de la ONU y en la que advertía que, para evitar la ejecución del plan de partición, emplearía todos los medios a su alcance, incluyendo la intervención armada. Reino Unido abandonó Palestina el 15 de mayo de 1948, un día después de que David Ben Gurión declarase la independencia de "Israel".
En la Guerra de los Seis Días en 1967, Israel conquistó la Franja de Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este, la península del Sinaí y los Altos del Golán en Siria y en la guerra de Yom Kipur en 1973, Egipto y Siria intentaron recuperar los territorios ocupados en los Seis Días, pero no lo consiguieron.
Después de 1967 Estados Unidos adoptó a Israel como su hijo preferido, primero contra los aliados de la Unión Soviética, después contra quién se atreviese a cuestionar su dominio mundial.
El entonces presidente Lyndon B. Johnson fue el primero en recibir a un primer ministro israelí en la Casa Blanca y también en entregar sistemas de armas ofensivas a “Israel” aunque anteriormete Kennedy ya había creado una alianza militar que abriría las puertas al abastecimiento ilimitado.
¿Qué ofrecía "Israel" a cambio de esta protección? Estados Unidos mantendría siempre ventaja militar en el mundo árabe, tanto con los adversarios declarados como con los potenciales.
Durante la administración de Ronald Reagan en los 80, Estados Unidos e “Israel” definieron el marco de financiación económica y militar sobre el que se apoyaron los miles de millones de dólares que los presidentes estadounidenses aprobarían en mandatos posteriores.
En 1989, George H. W. Bush definió a “Israel” como un aliado importante extra-OTAN, lo que posibilitó abaratar la venta de armamento a "Tel Aviv".
Actualmente “Israel” constituye el principal receptor de ayuda estadounidense, un apoyo que le ha permitido transformar sus Fuerzas Armadas y convertirlas en una de las mejores a nivel mundial.
Por ejemplo su conocido Domo de Hierro construido en 2011, fue desarrollado por la empresa estatal israelí Rafael Advanced Defense Systems con componentes fabricados en Estados Unidos. Washington ayudó a financiarlo con una “subvención” de $200 millones de dólares
Según datos de los departamentos de Defensa y Estado, desde 1951 hasta 2022 (el año más reciente del que existen datos) la ayuda militar estadounidense a “Israel”, ha sido de 225 mil 200 millones de dólares
En 2022, Washington le entregó a Israel 3 mil 300 millones de dólares en ayuda exterior. Unos 8,8 millones de esa cantidad se destinaron a la economía del país y el 99,7% se entregó a las fuerzas armadas.
La asistencia a “Israel” es uno de los pocos temas en los cuales coinciden ambos partidos estadounidenses y eso se debe a las organizaciones que operan públicamente como parte del lobby pro israelí.
Hablamos de grupos poderosos que durante años han ejercido toda la presión posible para asegurar que las políticas estadounidenses, sea cual sea el gobierno de turno, aseguren un apoyo permanente a “Israel”. Dentro de las más conocidas se encuentran el AIPAC (el Comité de Asuntos Públicos Estados Unidos – Israel), el CUFI (Cristianos Unidos por Israel) y la CoP (la Conferencia de Presidentes de las Mayores Organizaciones Judías de los Estados Unidos).
¿De qué forma logran sus objetivos dichas organizaciones? Extendiendo su radio de acción en el escenario mediático, político y social. Por ejemplo, apoyan a ciertos canales y periodistas que difundan su narrativa donde imponen matrices de opinión favorables a sus objetivos. También trabajan en universidades, en proyectos educativos o incluso en campañas de redes para influir sobre la opinión pública de los jóvenes.
Un estudio de 2019 analizó 50 años de titulares de noticias sobre el conflicto entre “Israel” y Palestina y encontró que en Estados Unidos los periódicos tienen más del doble de probabilidades de citar fuentes israelíes que las palestinas y que siempre hay una opinión favorable a "Israel" y su derecho a defenderse frente a las agresiones del mundo árabes.
Desde el pasado 7 de octubre, la prensa internacional cubre el conflicto desde “Israel” con una visión totalmente parcializada ya que el propio régimen impide la entrada de los medios a Gaza.
El nombre de la guerra "Israel-Hamás" pretende evitar cualquier memoria del pasado, centrándolo todo en un llamado "ataque terrorista" sin causas, sin precipitantes, sin historia.
Muy pocas organizaciones mediáticas dan voz al continuo trabajo que están realizando los periodistas palestinos que aún sobreviven en la Franja.
Con una labor sistemática en sus redes sociales publican fotos, videos y todo tipo de información de primera mano sobre lo que sucede en Gaza, pero solo una pequeña parte de esos contenidos se refleja en los medios estadounidenses que continuamente deshumanizan el dolor de miles de civiles palestinos.
El presidente Biden llegó a cuestionar el número de muertos palestinos alegando que el ministerio de salud de Gaza está controlado por Hamás, a lo cual ese organismo respondió con la publicación en el momento de la declaración, de un documento de más 200 páginas que contenía los nombres, la edad, el sexo y los números de identidad de los cerca de 7 mil palestinos que habían fallecido hasta entonces.
En el plano político, desde hace décadas el lobby pro israelí financia campañas electorales de ciertas figuras que sean favorables a "Tel Aviv" y ataca con bastante dinero las campañas de otros aspirantes que no le sean afines. Hay mucha gente sentada hoy en el Congreso de Estados Unidos gracias al financiamiento de “Israel”.
Según la página especializada Open Secrets un total de 279 políticos estadounidenses recibieron fondos para sus campañas provenientes de grupos proisraelíes en el periodo de 1990 a 2024.
Encabeza la lista el actual mandatario Joe Biden con un total de 5 millones 223 mil 313 dólares. Le sigue el senador Robert Menéndez con 2 millones 500 mil cinco dólares. Menéndez enfrenta en la actualidad acusaciones formales por parte de fiscales generales por haber recibido regalos del gobierno de Catar y del gobierno de Egipto, pero los financiamientos proisraelíes escapan a cualquier investigación judicial. En tercer lugar de la lista se encuentra Hillary Clinton con 2 millones 358 mil 112 dólares durante su tiempo como senadora, patrocinio que estuvo presente en sus decisiones como secretaria de estado de Barack Obama.
Estar en el primer puesto de esa lista de patrocinios y financiamientos proisraelíes conlleva para Biden un compromiso ineludible con el gobierno de “Israel” y las decisiones que quiera tomar respecto a la actual agresión en Gaza. Si bien su discurso ha sido de total lealtad desde el mismo 7 de octubre, ha variado un poco al admitir que “Israel” está realizando “bombardeos indiscriminados” en la franja, pero aún se niega a exigir un alto el fuego o condicionar la ayuda militar.
Desde el inicio de su mandato, Biden ha destacado la importancia de buscar una solución diplomática al conflicto entre “Israel” y Palestina pero en la práctica su gobierno no ha tomado acciones, ni se atrevió a revocar las medidas de Donald Trump relacionadas con el reconocimiento de la anexión de Jerusalén y los Altos del Golán, o el traslado de la embajada estadounidense a Jerusalén.
La relación Joe Biden y Benjamin Netanyahu se remonta a la década de los 80 cuando el primero era aún senador y el actual primer ministro de “Israel” trabaja por ese entonces en la embajada en Washington. Varios años después, durante su época como vicepresidente de Barack Obama, se dice que fue el principal interlocutor con "Tel Aviv", dada la falta de sintonía entre el presidente y Netanyahu. Como es de esperar, las decisiones de su política exterior guardan mucha relación con esa amistad.
Pero a pesar de los esfuerzos por cubrir las tropelías de su protegido Bibi, el presidente estadounidense se enfreta a los efectos de la agresión a Gaza.
Estados Unidos se enfrenta a la posibilidad de un conflicto regional luego de sus ataques recientes contra Irak y Siria y por su participación, junto con Reino Unido, en los bombardeos de Yemen después de que las Fuerzas Armadas de ese país impidieran que los barcos israelíes naveguen en los mares Rojo y Arábigo, en tanto “Israel” no detenga la agresión contra la Franja de Gaza.
Estados Unidos ha atacado a tres países, aparentemente por razones diferentes, pero la causa es la misma. Su apoyo a "Israel", justo cuando está concentrado en financiar las armas que envía a Ucrania, consciente de las pocas probabilidades de una victoria real frente a Rusia.
Las probabilidades de ganar a Rusia caen en picado ahora que debe ocuparse de otros frentes bélicos por lo que solo le queda hacer juegos malabares para seguir enviando armas y dinero a "Israel" y a la vez evitar que la guerra se extienda por Oriente Medio.
Tanto Irak como Siria rechazan la presencia de fuerzas militares estadounidenses en sus territorios. Ambos países han sufrido la injerencia de Washington a través de guerras, en un primer caso “para eliminar supuestas armas de destrucción masiva” y en el otro “para enfrentar grupos terroristas” que el propio Washington había ayudado a financiar.
Y aunque ahora Estados Unidos alega que sus ataques son una respuesta a la agresión que sufrieron antes contra sus bases, lo cierto es que el ocupante no tiene derecho a la legítima defensa, como afirmó el representante permanente de Siria ante las Naciones Unidas, Qusai Al-Dahhak.
Varias fuentes que han seguido de cerca la relación entre “Israel” y Estados Unidos coinciden al señalar la importancia geoestratégica que Washington reconoce en su aliado.
Alexander M. Haig quien fuera el secretario de estado del gobierno de Ronald Reagan, lo conceptualizó de la forma siguiente: “ "Israel" es el mayor portaaviones estadounidense, es insumergible, no lleva soldados estadounidenses y está ubicado en una región crítica para la seguridad nacional de Estados Unidos”.
Y así ha sido, “Israel” ha servido a los intereses de la Casa Blanca en la región pero también ha resultado beneficiado de cada guerra que Estados Unidos provocó en Medio Oriente.
Sin embargo, digamos, que el actual conflicto no estaba escrito en su guión por más que nos quieran contar que Hamás es una criatura hecha por "Israel", que se le dejó hacer para provocar una guerra y otras historias. Lo cierto es que el ataque de Hamás y la respuesta de Netanyahu no estaba entre los planes de Biden
Biden ha apoyado diplomática y militarmente el genocidio de Gaza y hasta hace poco creían que solo ellos (él y Netanyahu) estaban dirigiendo la escena, pero ya confirmaron que no es así. La masacre de Gaza ha despertado aún más la indignación de la región. Por eso el bloqueo de Yemen en el Mar Rojo, por eso las acciones de Hezbolá desde el Líbano, por eso los ataques contra la ilegal presencia militar de Estados Unidos en Irak y Siria.
El mundo está a punto de ver una guerra regional de grandes magnitudes donde Estados Unidos no va a ganar, pero la región seguirá perdiendo como ha ocurrido con los conflictos anteriores.
Un artículo reciente del New York Times calificaba las recientes acciones de Biden como un tránsito por la delgada línea entre la disuasión y la escalada.
Sin embargo, la verdadera política que ejecuta la Casa Blanca no es otra que continuar ejerciendo su papel de big brother respecto a “Israel”.
Por un lado envía armas para que continúe la masacre a pesar de resoluciones de la ONU, protestas mundiales y un juicio que confirmó lo que ya se sabe. En ese mismo propósito ordena retirar el presupuesto de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Medio (UNRWA) y dejar en una situación de hambruna a 2 millones de personas. Ahora, por otro lado, envía al secretario de estado Antony Blinken a su quinto viaje a Medio Oriente desde que empezó la guerra, aparentemente para negociar la tregua entre “Israel” y Hamas.
Blinken pasó días viajando entre Arabia Saudita, Egipto, Qatar e “Israel” para buscar una pausa temporal a los bombardeos donde posiblemente no se cumplirían las principales demandas de Hamas pero al menos se pararía por unos días el asesinato masivo de gazatíes. Pero esta vez fue "Israel" quien decepcionó a su defensor histórico al rechazar el alto el fuego. En cambio, Netayahu afirmó en una conferencia de prensa, que la victoria total no llevará años, sino meses, y que ganará con el respaldo de Estados Unidos.
Ya es un hecho. "Israel" cuenta con Estados Unidos para continuar la matanza aunque Estados Unidos contaba con "Israel" para detenerla por unos días, mientras lograba la liberación de los rehenes israelíes y aplacaba las tensiones en la región. Por ahora eso no pasará.
Es imposible predecir los próximos acontecimientos, pero lo que sí el mundo debe tener claro es que para "Israel", alcanzar la victoria significa exterminar en el intento a los gazatíes que quedan vivos, o expulsarlos finalmente de su tierra. Quien único puede detenerlo, es quien actualmente los apoya y si no lo hace se arriesga a una guerra regional, donde no van a controlar el guión y mucho menos el final.
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