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La decadencia de Occidente |
El 7 de noviembre de 2020 la BBC nos contaba que el candidato demócrata a la presidencia de los Estados Unidos había ganado las elecciones y que Trump no reconocía la victoria de Biden. Luego vino aquel sainete en las escaleras del Congreso.
Trump se había convertido en el presidente paria, el bufón que llegó a representar al país más poderoso del mundo.
Toda la prensa occidental se lanzó a atacar al presidente sin modales, a la verguenza de América
En un apretado recuento, Biden le sacó unos votos para echarlo de la Casa Blanca y las reacciones y felicitaciones no se hicieron esperar. Incluso Vladimir Putin también felicitó a Biden
Kamala Harris, la vicepresidenta, era el símbolo del antritrumpismo, del capitalismo woke y de la postmodernidad yankee: morena de piel, origen jamaicano, gayfriend, blackfriend y climafriend, hija de un millonario, casada con millonario, y millonaria ella misma
La derrota de Trump seguida de la opera bufa en el congreso valieron para vestir a Biden con la túnica del hombre moderado, del anciano elegante que devolvía a Estados Unidos la dignidad perdida
Los medios de comunicación occidentales lo aclamaron como a un César.
La hemeroteca estaba ahí, el senador Joe Biden fue seleccionado por Barack Obama como candidato a la vicepresidencia, un político del grupo belicista de la sanguinaria Hillary que había votado a favor de la guerra contra Irak. Pero eso no era un asunto agradable de tocar, teniendo en cuanta que el gran objetivo de la política americana era acabar con Trump.
El mundo que recibió a Biden y el mundo que dejará son muy diferentes.
Biden deja una bomba de relojería. Un planeta a punto de explotar tanto en el Este, como en el Sur, desde Rusia, China y Corea hasta Oriente Próximo
El odio hacia Occidente ha crecido en el mundo, el deseo de venganza y venganza arde en muchos focos y la paz mundial está hoy, como en muy pocas fases anteriores de los últimos 80 años, realmente en riesgo.
El mundo que Donald Trump dejó en 2020 estaba menos comprometido. Trump el fanfarrón, no inició ninguna guerra. No hubo riesgos especiales con el Islam, Rusia y China. ¿Por qué entonces la prensa fue tan unánimemente feroz contra este presidente? Tal vez porque Estados Unidos sin las guerras imperialistas perderá su último Destino Manifiesto, y resurgirá el conflicto nunca resuelto Norte-Sur, que al fin y al cabo es lo que representan Biden-Trump.
Pero la mentira mediática de Occidente hace que Biden (con su mundo demócrata) pase por un pacifista humanitario y a Trump por un belicista loco .
Y nos piden que temamos el futuro en manos de Trump, que ya hemos puesto a prueba en el mandato anterior, cuando más bien deberíamos temer el presente todavía en manos de Biden (o su círculo).
Occidente es hoy mas que nunca sinonimo de colonialismo, belicismo e intolerancia.
Para despertar de nuestro sueño occidental, es necesario ante todo partir de una consideración: Occidente no es el mundo, sino una porción cada vez más estrecha y cada vez más divergente del planeta.
De hecho, Occidente sufre hoy una doble inconsistencia paradójica, por exceso y por defecto: es una realidad demasiado restringida para coincidir con la sociedad planetaria y sus parámetros globales; pero al mismo tiempo Occidente es una entidad demasiado vasta que reúne mundos distintos y a menudo divergentes.
Decir Occidente, de hecho, significa reunir en una sola dimensión el mundo estadounidense y canadiense, el subcontinente latinoamericano y toda Europa, desde el Atlántico hasta los Urales. No son lo mismo, no tienen intereses vitales, estratégicos, económicos y geopolíticos comunes.
La reductio occidental en realidad presupone la hegemonía estadounidense, la subalternidad europea y el sometimiento sudamericano.
Occientes tuvo en el cristianismo el hilo de Ariadna que unia a todos sus componentes
Pero ¿qué es Occidente hoy? Libertad individual pero no colectiva, democracia controlada, tecnología, capital privado y mercado.
Durante mucho tiempo, Occidente fue más que un lugar. Occidente era la modernidad, que dejaba al resto del mundo como lugares primitivos y atrasados. Occidente era el jardin y el resto del mundo la jungla.
Pero hoy muchos paises han conseguido esas "libertades" que convertian a los occidentales en seres superiores y esos paises tienen gente, están poblados, frente al descenso demográfico que afecta a Europa y América del Norte.
El apoyo a la ultraderecha en Ucrania y al genocidio de Israel en Palestina han evidenciado que la posición de Occidente es minoritaria en comparación con el resto del mundo, debido a la evaluación divergente de los acontecimientos que dan China, Rusia, India, Brasil, África y Sudáfrica, países islámicos y países no alineados.
La distinción entre el bien y el mal, según el estándar occidental, no se corresponde en absoluto con la unidad de medida del resto del mundo.
Tampoco la ética occidental, tan variable y tan acomodaticia a los intereses de la burguesia occidental, es válida en todo el mundo a la hora de clasificar o juzgar catástrofes humanitarias, genocidios, masacres de poblaciones civiles y crímenes de lesa humanidad.
¿Qué sentido tiene persistir en esta ceguera y esta autosobreestimación y seguir considerando a los EE.UU. los gendarmes del mundo y a Occidente el paradigma del planeta?
El peor enemigo de la civilización occidental es el propio Occidente, presa del delirio, de la cultura de la cancelación, de la corrección política, de la deificación de los valores individuales y la demonización de los colectivos. Una civilización que nunca dejó de quemar libros, desde los manuscritos árabes en la Plaza Bibrambla hasta la estigmatización de Tosltoi o Dostoievsky
Occidente reúne en realidad mundos muy diferentes y mundos centrales y periféricos. No se trata de aborrecer quienes somos sino de ser conscientes de quienes nos gobiernan y a donde nos están llevando.
Aunque el Mediterráneo nunca fue Occidente hoy está involucrado como lacayo, al igual que Sudamérica lo está como un mundo sometido.
En resumen, se mire como se mire, lo único que queda es ir más allá de Occidente. Occidente hoy es el es el pasado.
Ha llegado la noche a Occidente, pero sus señores llenarán de sangre y de gritos sus casas antes de aceptar que todo ha cambiado, que hay una parte del mundo en el que ahora es de dia.
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