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Israel es un invento


Uno de los argumentos usados por los defensores de Israel es su derecho histórico a estas tierras, un derecho basado en los relatos bíblicos y la historia del llamado "pueblo judio".   

Históricamente el pueblo hebrero se desarrolló en los márgenes de las grandes civilizaciones históricas: Egipto, Mesopotamia, los hititas y las ciudades fenicias. Fue un pueblo de pastores, con organización tribal y costumbres propias de pueblos que se dedicaban al pastoreo en el desierto; pero a causa de la Biblia, en la que se basan incluso historiadores de las universidades sionistas de Israel para adaptar la historia a una  justificación del colonialismo, se ha metido en el ideario colectivo la idea de que Israel es un pueblo que ha existido siempre, que hubo doce tribus,  grandes diásporas y un gran regreso a la Tierra Prometida. El gran y último regreso sería el del estado sionista de Israel.

  Hacer Historia de libros de teología es atacar las bases de la ciencia histórica que no admite un hecho si no hay documentos escritos o no escritos que puedan corroborar que sucedió. Un libro de teología es una fuente, como una novela; que se debe analizar cuidadosamente y obtener lo que hay entre líneas, no lo que dice literalmente. Obviamente ningún pueblo huyó de Egipto y cruzó el desierto durante cuarenta años. Si  millones de hebreos salieron de Egiptoy  cruzaron el desierto durante cuarenta años, debieron dejar restos arqueológicos, al menos huesos, pues en esos cuarenta años moriría al menos la mitad de los emigrantes iniciales;  unos por edad, otros por la dureza del clima y el terreno, otros al nacer... Pero en esa zona no hay ni un solo hueso y eso que el terreno ha sido objeto de numerosas prospecciones. Los descubrimientos arqueológicos en el resto de Palestina  no han sido tan clamorosos que hayan permitido (como ha ocurrido en el caso de Egipto, de Mesopotamia o de la Anatolia hitita) formular de nuevo la historia sobre la base de fuentes auténticas.

Incluso antes del desarrollo de la arqueología que no fue la gran amiga del relato bíblico, filólogos alemanes habían llevado a cabo una crítica literaria de los textos rebelados.

A lo largo de los dos últimos siglos, la crítica ha desmantelado en primer lugar la historicidad de la Creación y del Diluvio, la de los Patriarcas, luego la del Éxodo y la de la conquista, la de Moisés y Josué, la del período de los Jueces y la de la "Liga de las Doce Tribus". Solo los reinos de David y Salomon contienen algunas evidencias históricas. 

 El reconocimiento de que los elementos en los que se basaban la conquista y la Ley eran en realidad meras proyecciones teológicas hacia el pasado llevadas a cabo después de la Cautividad, cuyo objeto habría sido justificar la unidad nacional y religiosa y la posesión de la tierra por parte de los grupos que volvieron del exilio de Babilonia, no hizo que Israel resquebrajara su convicción de haber existido com un estado unitario - incluso poderoso- bajo David y Salomon y de que realmente hubiese existido ese "primer templo" ; es decir que regresaron del exilio para recomponer una entidad étnica, política y religiosa ya existente en el pasado.

 La crítica más reciente del concepto mismo de reino unido ha puesto totalmente en tela de juicio el relato bíblico, pues ha reducido el Israel "histórico" a un reino palestino más de los muchos que fueron borrados del mapa a raíz de la conquista asiría, negando toda relación entre Israel y Judá (esto es, la existencia de un Israel unido) con  anterioridad al exilio. 

La reelaboración de la historia de Israel  teniendo en  cuenta los resultados de la crítica textual y literaria,  las aportaciones de la arqueología y de la epigrafía, sin despreciar el hilo conductor bíblico, ha sido siempre un problema para los historiadores.  Fruto de todo ello es una división de la historia de Israel en dos fases diferentes. 

La primera es la historia normal y bastante banal de un par de reinos del área de Palestina, no muy distintos de tantos otros que siguieron un desarrollo análogo y acabaron aniquilados por la conquista imperial primero asiría y luego babilónica, con la devastación, las deportaciones y los procesos de desculturación que una y otra pudieran acarrear. Esta primera fase no comporta ni un particular interés ni tampoco consecuencias futuras, y de hecho las historias paralelas de otros reinos análogos (desde Karkemish a Damasco, desde Tiro a Gaza) no tienen nada que decir a nadie, excepto a los especialistas. El hecho es que no poseemos las "biblias» de Karkemish o de Damasco, de Tiro o de Gaza,  y que esas biblias no hayan llegado a ser libros sagrados con el devenir de los acontecimientos históricos, ha hecho que sus tradiciones se hayan extinguido bajo el avance de los imperios. 

 En un caso, sin embargo, se produjo un hecho especial, preparado por el proyecto de un rey de Judá (Josías) de dar vida a un reino unido de Judá-Israel en los decenios comprendidos entre el hundimiento de Asiría y la reafirmación de Babilonia, y de fundamentar ese intento en el plano religioso (monoteísmo yaveísta, ley «mosaica») e historiográfico. El rápido regreso a Palestina de los desterrados judíos que todavía no se habían asimilado al mundo imperial, su intento de dar vida a una ciudad templo (Jerusalén) según el modelo babilonio, de reunir en torno a ella una nación (Israel, ahora sí en sentido lato), supuso la puesta en marcha de una enorme y variada reelaboración de la historia anterior, que colocara en su sitio los arquetipos fundacionales que ahora se pretendía revitalizar (el reino unido, el monoteísmo y el templo único, la Ley, la posesión del territorio, la guerra santa, etc.) bajo el signo de una predestinación absolutamente excepcional.

Del mismo modo que la historia verdadera, pero normal, había carecido de todo interés que no fuera puramente local, también la historia inventada y excepcional se convirtió en la base para la fundación de una nación (Israel) y de una religión (el judaismo), que habrían de influir en todo el curso de la historia posterior a escala mundial. 

  Tras el final de la Edad del Bronce , entre el 3100 y el 1200 a.C, se inicia la Edad del Hierro, abarcando aproximadamente entre el 1150 y el 500 a.C.  La Edad del Bronce y del Hierro son edades prehistóricas en gran parte de Europa, pero históricas en Oriente Próximo, el Mediterráneo o China, pues han iniciado sus culturas urbanas y el uso de la escritura que ha dejado textos que permiten estudiar su historia mucho más exhaustivamente. 

 El fin de a  Edad del Bronce es uno de los más interesantes de la Historia de la Humanidad por ser uno de los grandes colapsos civilizatorios que han existido; pero gracias a este colapso se abrió el comercio del hierro de los hititas iniciando una nueva Edad que es en la que se va a desarrollar el Imperio Romano. 

  El cambio más trascendental producido entre estos dos grandes periodos es la metalurgia del hierro, lo que no significa que no hubiera otras grandes innovaciones en el mundo de la política, la sociedad, la religión, la cultura o la economía del Oriente Próximo antiguo. 

 En este periodo Israel va a crear su mito y el mito va a llegar a nuestros días, convertido por obra y gracia de las necesidades geopolíticas e imperiales en una verdad incuestionable.

   En los próximos capítulos veremos la verdadera historia de Israel, para concluir que Israel tal y como lo presenta la Biblia, no ha existido nunca. 

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