La prensa europea nos cuenta con su habitual tendenciosidad que "el ataque terrorista de Hamas ha provocado que Israel declare el estado de guerra y que se reactive el conflicto en Oriente Medio"
Esta guerra se puede llamar "provocada". Tiene su culpable, su enemigo, o eje del mal y sus víctimas que estaban allí y fueron brutalmente atacadas. La causa "el terrorismo", no así la guerra de Ucrania que es la primera guerra del mundo sin causas, una guerra ahistórica, "no provocada" De hecho tanto se ha respetido la muletilla que lo mismo que estudiamos la Guerra del Opio, la Guerra de los Treinta años o de los Boers estudiaremos "La guerra no provocada"
Esa introducción de la "guerra provocada" por Hamás, ha hecho que la invasión de Ucrania haya pasado a segundo plano y que, en la dinámica de los medios, en muchos casos haya desaparecido de los temas que se ofrecen a la opinión pública.
Completamente cammuflada a nivel mediático internacional la guerra en Ucrania continúa. A ritmo lento. ¡ Ay si Putin hubiese hecho con Kiev lo que Netanhayu hace con Gaza! ¡Con qué gozo los medios hubiesen compartido historias de tragedias, llamas y fotos de miembros despedazados!
Como ya lo reconoce todo el mundo, la "contraofensiva" ucraniana que se lleva a cabo desde hace cinco meses no ha logrado superar ni siquiera la primera línea de defensa "Surovkin", con pérdidas terribles y ganancias territoriales irrelevantes.
El presidente Zelenski, alarmado por el navio del olvido para el que sus amigos americanos le han comprado un billete de ida, denunció en un discurso a la nación, los ataques a las localidades de Márinka y Avdivka, en la región oriental de Donetsk, donde el ejército ruso sigue ganando posiciones, reconocienod que la contraofensiva de Kiev va "más lenta de lo deseado" debido a la preocupación que tiene por "la vida de las personas"; aunque luego ordena que se continuen batallas perdidas "hasta el último ucraniano. Un tipo coherente.
La realidad es que Ucrania ha perdido miles de tropas y cientos de tanques y vehículos blindados a cambio de ganancias minúsculas.
¿Qué frena la ofensiva ucraniana? Las "largas líneas defensivas" de Rusia detuvieron a la contraofensiva ucraniana en seco. Las fuerzas ucranianas que Occidente equipó y armó no han logrado alcanzar ningún objetivo estratégico antes de la cumbre de la Alianza Atlántica en Vilna de julio.
Los medios estadounidenses y think tanks de Washington señalaban como metas principales romper el llamado "puente terrestre" entre Crimea y el territorio continental ruso en las regiones de Zaporozhie y Jersón, bloquear la península y proceder con ataques más profundos al interior del país euroasiático.
Esto ha fracasado Incluso desde el Pentágono consideran que la contraofensiva ucraniana "no satisface las expectativas"
La 'línea Surovikin' fue un término usado por primera vez de forma burlona por medios británicos a finales de 2022, en referencia a la construcción de posiciones defensivas bajo la guía de Serguéi Surovikin, el general ruso que sirvió como comandante del grupo conjunto de fuerzas en la zona de la operación militar especial entre octubre de 2022 y enero de 2023.
Las líneas defensivas, que se despliegan a lo largo de 2.000 kilómetros entre Jersón, Zaporozhie, así como en Crimea, Donetsk, Lugansk, y las regiones que limitan al norte con Ucrania, son parcialmente visibles para los planificadores militares en Kiev gracias a la armada de satélites de la OTAN que monitorean la situación en el campo de batalla. Pero a pesar de su visibilidad Kiev no puede destruir esta línea.
La prensa occidental habla estos días de la antigua ciudad de Avdiivka, prácticamente un suburbio de Donetsk (capital de la provincia del mismo nombre), que se "independizó" junto con Lugansk en 2014, llevan nueve años lloviendo cohetes y proyectiles de artillería, provocando muertes principalmente de civiles entre la población ("rusos", hay que recordar, no "prorrusos") y habla de pérdidas de Rusia que podrían amenazar su ofensivas en el invierno
"La pequeña localidad de Avdiivka, siuada a escasos kilómetros al norte de la capital de Donetsk, cató el conflicto por primera vez en 2014, cuando los separatistas respaldados por Rusia se apoderaron de gran parte del Donbás. Poco después, las fuerzas de Kiev recuperaron la ciudad y la convirtieron en una fortaleza que, desde el inicio de la invasión a gran escala en febrero de 2022, ha vivido combates y sufrido el fuego de artillería de forma prácticamente ininterrumpida. Hoy en día, Avdiivka es un conjunto de ruinas carbonizadas y a medio derruir. Pero incluso para los estándares de esta ciudad maldita, la última ofensiva rusa, que comenzó por sorpresa el pasado 9 de octubre, ha sido brutal. Un asalto masivo con infantería, grupos de asalto blindados, helicópteros y fuego de artillería concentrado. Con una media de hasta 60 ataques diarios durante los primeros días del asalto, se trata de la operación más intensa que ha lanzado Rusia este año"
Este es el modo sesgado en que un periódico escogido al azar nos cuenta que Ucrania no avanza. Rusia utiliza las tácticas empleadas en Bakmut: rodear progresivamente las defensas, amenazar las rutas de suministro logístico y luego "estimular" a las tropas ucranianas a retirarse. Al igual que con Bakmut, la orden que llegó desde Kiev es "resistir a toda costa""hasta el últiom ucraniano" a pesar de los discursos del títere Zelensky sobre sus tácticas filantrópicas, solo tiene un resultado previsible : pérdidas excesivas y una derrota final que genera desesperación. Lo que el periodismo occidental llama "brutalidad rusa" se puede leer como Ucrania no consigue ganar un palmo de terreno.
Los analistas militares ya registran un fuerte descenso en la intensidad del fuego de los "sitiados" en Avdiivka, que atribuyen a "una escasez significativa debido a la menor llegada de suministros desde Occidente y a la destrucción de varios depósitos debido a los ataques rusos en profundidad". .
Más allá de la propaganda contraria, la guerra sigue dominada por Rusia. Se ha confirmado una notable intensidad de los bombardeos rusos -con drones, misiles y aviones- en todo el frente, que habrían alcanzado importantes depósitos de armas y municiones ucranianas.
En el ámbito de los drones, también se denuncia el uso de nuevos modelos "de producción propia" en Rusia, tanto como copias del Shaed iraní como como modelos propios.
Pero es en el sector aeronáutico donde las noticias para Kiev parecen peores. En las últimas semanas, varios han constatado una auténtica "masacre de aviones ucranianos".
El 22 de octubre, el Ministerio de Defensa ruso anunció en el habitual informe diario que entre el 19 y el 20 de octubre, los sistemas de defensa aérea rusos habían derribado 7 aviones de combate MiG-29 ucranianos, probablemente pertenecientes a los últimos suministros de aviones vendidos por Polonia. y las fuerzas aéreas eslovacas.
En los canales militares de Telegram, algunos observadores plantean la hipótesis de que el elevado número de muertes se debe a un aumento significativo en el número y uso por parte de Rusia de aviones de combate Sukhoi Su-57 de quinta generación en el teatro de guerra ucraniano".
Un salto tecnológico importante que ni siquiera podrá compensarse con la futura llegada de los antiguos F16 estadounidenses suministrados a los países del Este que se han declarado dispuestos a enviar algunos ejemplares. Los F16 son, de hecho, aviones concebidos en los años 1970; hace una era geológica, en el ámbito aeronáutico.
Ni siquiera los nuevos suministros de misiles occidentales -los célebres Atacms y HiMars, los que se suponía "resolverían la guerra"- son particularmente eficaces. De hecho, a los primeros éxitos (los aeropuertos de Luhansk y Berdyansk fueron atacados contra helicópteros rusos que sufrieron daños generales limitados) fueron seguidos de un enorme número de tiroteos. Una señal de que "las fuerzas rusas han aprendido a adaptarse y hacer frente a los nuevos tipos de armas que se transfieren a Ucrania".
Se acerca el invierno y Kiev mira con preocupación la debilidad de sus infraestructuras energéticas, probablemente objeto de una nueva campaña de "demolición".
Y sobre todo a la "distracción" sembrada por Israel en el espacio euroatlántico.
A Zelensky ya no lo quieren, le prometieron un imperio y ve como se derrumba. Eso pasa por no investigar a sus veleiodosos cortejadores antes de lanzarse a sus brazos.
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