"Biden impulsa la cooperación en seguridad con Japón y Corea del Sur en Camp David En un encuentro histórico, el presidente Joe Biden, el primer ministro japonés Fumio Kishida y el presidente surcoreano Yoon Suk-yeol estrecharon lazos durante una cumbre trilateral en el retiro presidencial de Camp David. Acordaron afianzar la cooperación en materia de seguridad y economía, con un enfoque particular en abordar las preocupaciones generadas por la carrera armamentística de Corea del Norte y la influencia de China en la región"France 24
Dejando de lado los chistes de un Biden desorientado y caduco, lo que busca Estados Unidos en esa cumbre es crear una OTAN en Asia.
Como les ha ido tan bien con el correcto Stoltenberg y la guerra de Ucrania en el fortalecimiento de la OTAN europea, los yankees han pensado en montar una OTAN en Asia cuyo objetivo como dice France 24, es acosar y controlar a Corea del Norte y a China.
La cumbre de Camp David con Japón y Corea del Sur, no es más que un paso en la estrategia estadounidense de crear una alianza militar siguiendo el modelo de la OTAN en la región de Asia y el Pacífico, con una función principalmente antichina y de paso antinorcoreana.
En la cumbre se reunieron el decrépito presidente estadounidense, Joe Biden, el presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, y el primer ministro japonés, Fumio Kishida. Todos anunciaron su intención de repetir estos encuentros anualmente ( algo que dada la edad del americano no parece muy factible, pero ya llegará su sucesor, repúblicano o demócrata, eso no importa cuando se trata de imperialismo y defensa del trono sobre la cumbre del mundo)
Biden dijo que Pekín no debía temer por esa cumbre, pero está claro que tenía como principal objetivo una estrategia conjunta para la contención de China, hasta el punto de que las principales cuestiones abordadas se refieren a las cuestiones del Estrecho de Taiwán y el Mar de China Meridional, zonas que no deberían afectar directamente a los tres países reunidos, pero que son el centro del control del Pacífico Sur.
Estados Unidos, satisfecho con la mecha encendida en Europa que ve volver la guerra y la carrera de armamentos al viejo continente, ahora está haciendo todo lo posible para incitar la confrontación entre bloques en Asia y utilizar a sus aliados regionales para lograr su objetivo de contener y competir con China.
"Este objetivo es egoísta y de hecho socava la paz de la región, por lo que lo harán recibir oposición no sólo de China, sino también de otros países de la región como Corea del Norte y Rusia”, escribieron Deng Xiaoci y Yang Sheng en el Global Times a modo de advertencia, recordando a Biden que sus garantías sobre la reunión de Camp David es una rueda de molino con la que no comulgan.
El proyecto estadounidense incluiría también a Taiwán, que sin embargo no pudo participar en la cumbre por ser una entidad no reconocida internacionalmente como independiente. Además, Estados Unidos también intenta involucrar a otros países de la región, como Filipinas y Vietnam, aunque este último se abstiene de elegir bando. Es decir está intentando "balcanizar" los siete países a los que el mar de la China Meridional baña sus costas, seis de los cuales están en disputa por el control del mar precisamente.
Los tres líderes anunciaron la profundización de la cooperación militar y económica y formularon su más enérgica condena conjunta al "comportamiento peligroso y agresivo" de China en el Mar Meridional de China, según Reuters, para quien la cumbre de Camp David no tuvo nada que ver con la República Popular. Sin mencionar a China, Biden añadió que los líderes han reafirmado su compromiso de mantener la paz y la estabilidad en el Estrecho de Taiwán.
Ante las declaraciones vacías de Biden para tranquilizar a Pekín, la prensa y los expertos chinos respondieron acusando a Washington de hipocresía, destacando cómo la alianza a tres bandas entre Washington, Tokio y Seúl sigue precisamente los principios fundacionales de la OTAN. El principio según el cual "una amenaza a cualquier miembro es una amenaza a los Estados Unidos, Japón y Corea del Sur en su conjunto", parece, de hecho, sentar las bases para establecer posteriormente una alianza militar formal como la del Atlántico Norte. .
"Cualquier provocación o ataque contra cualquiera de nuestros tres países desencadenará un proceso de toma de decisiones en este marco trilateral y nuestra solidaridad será aún más fuerte y dura", en palabras del presidente surcoreano, Yoon.
"Las políticas actuales de los líderes de Japón y Corea del Sur reflejan una falta de independencia, lo que hace que su enfoque diplomático sea desequilibrado, lo que afectará a estos líderes a nivel nacional, y especialmente en Corea del Sur. La oposición volverá al poder, los lazos actuales entre Seúl y Tokio se enfrentará a grandes turbulencias”, se lee en el Global Times
En efecto, tras la presidencia de Moon Jae-in, que había dado cierta autonomía a la política exterior de Corea del Sur, como lo demostró también el histórico encuentro con el líder norcoreano Kim Jong Un, la llegada de Yoon al poder devolvió a Seúl la condición de vasallo. de Washington. Pero, al contrario de lo que ocurre en Japón, la política surcoreana se nutre de una continua alternancia en el poder entre los dos principales partidos, por lo que esta tendencia podría volver a revertirse tras las próximas elecciones.
Las medidas de Estados Unidos no conseguirán otro resultado que el de aumentar aún más las tensiones en la región de Asia y el Pacífico, con el riesgo de crear una crisis similar a la que se vive en Ucrania.
Los principales puntos conflictivos son Taiwán, el Mar de China Meridional y la península de Corea del Norte, y bastaría con activar la mecha de uno solo de ellos para llevarnos al borde de la guerra.
En la mejor de las hipótesis la cumbre de Camp David corre el riesgo de socavar las relaciones económico-comerciales de Seúl y Tokio con Pekín. “Estos tres países son vecinos inmediatos y han forjado una relación sin precedentes en términos de desarrollo económico y comercial durante las últimas décadas del ascenso de China. Se han convertido simultáneamente en los motores económicos más importantes a nivel regional y global”, escribió Ding Gang en el Global Times. “La declaración de Camp David parece ser una repetición de la misma vieja retórica anti-China, pero las consecuencias de medidas tan drásticas erosionarán inevitablemente la confianza mutua entre las tres naciones en la cooperación económica y comercial. La división entre China, Japón y Corea del Sur dañará las actuales conexiones económicas y comerciales. Esta división va más allá de los cambios geopolíticos; tiene un impacto en el desarrollo y el futuro de las principales economías del mundo. Es un importante punto de inflexión para China, Corea del Sur y Japón".
Naturalmente, los únicos que se beneficiarían de esta situación serían una vez más los Estados Unidos, lo que haría a Japón y Corea del Sur completamente dependientes económicamente, exactamente según el mismo esquema aplicado en Europa con la crisis ucraniana y las sanciones antirrusas.
Esto permitiría a Washington mantener el control sobre la cadena de suministro industrial global, pero a expensas de las economías subordinadas de Europa, Japón y Corea del Sur:
Apostar por Estados Unidos es siempre apostar por el suicidio de quien lo hace por sus colores y la destruccón de quien apuesta en otro bando.
Comentarios
Publicar un comentario