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¿Zelensky se sale del libreto?

    La primera vez que escuchamos el nombre Pigmalión es en el Libro Primero de la Eneida de Virgilio. Pigmalión es el rey de Tiro, hermano de Elisa, que en la Eneida será llamada Dido, la Dido que se enamoró perdidamente de Eneas. Pigmalión mata al marido de su hermana Elisa para quedarse con su fortuna y, avisada en un sueño, Elisa huye con el tesoro y con todos los nobles que apoyan su causa. Llega a las costas libias y funda Cartago.  Pero será Ovidio en su Metamorfosis quien recoja por primera vez el mito griego del hombre enamorado de su creación. En la obra de Ovidio Pigmalión es un escultor de  que esculpe una figura femenina tan bella y perfecta que se enamora perdidamente de ella.  Una noche, mientras se celebraba una fiesta en honor a Afrodita, Pigmalión pidió a la diosa que su escultura cobrase vida. La diosa le condeció su deseo y el escultor vivió feliz con su perfecta esposa.

El mito sobre el enamoramiento del artista y su obra no fue muy popular en la literatura medieval y cuando aparecía  se remarcaba  el carácter pecaminoso de la idolatría o del hombre que pretende emular a Dios

 Será a finales del XVII y en el XVIII cuando el mito entre en los relatos pero sin el final feliz que tuvo el escultor chipriota. Las versiones modernas del mito se centran en el carácter trágico que a la fuerza ha de tener el amor entre un hombre y una piedra.

 Calderón de la Barca, en España, trata el mito en  La fiera, el rayo y la piedra, estrenado en 1652; Voltaire en su Pygmalion, fable (1770) no es la divinidad de Venus sino el ardor del artista el factor que produce la transformación; Jean-Jacques Rousseau lleva su Pigmalion, scene lyrique (1762) a los escenarios- Rousseau, es el primero en dar a la estatua sin nombre el nombre de Galatea; Goethe en Pygmalion, eine Romanze, 1767, carga una interpretación  sumamente negativa sobre el mito al rebajar la concepción de la figura de Pigmalión como maestro o genio artístico a la de un bruto cuyas creaciones responden a las más bajas pasiones. 

En el siglo XIX el romanticismo convierte a la escultura en una criatura de las sombras. Una variante muy diferente del mito de Pigmalión es la criatura de Mary Selley. El profesor Frankestein crea un ser que es un monstruo al intentar competir con Dios. La "estatua" será un engendro atormentado y condenado al mundo de las sombras. o el que aparece en El retrato Oval de Allan Poe, donde se transfiere la vida a un cuadro o EL retrato de Dorian Grey de Oscar Wilde donde la imagen de piedra es la que se mueve fuera del cuadro y el alma está atrapada en el horror.

 Y ya en el siglo XX  George Bernad Shaw recurre de nuevo al mito en su novela del mismo nombre para contar como un linguista de clase alta inglés se apuesta en "civilizar" a una florista, una mujer de clase baja, y como acaba enamorado de su criatura también, pero la diferencia es que Elisa era ya una persona cuando el creador decide "crearla" Higgins se atribuye todo el éxito de la transformación de Elisa, a quien llega a considerar su creación y, por ende, su posesión. La joven no solo no resulta agradecida por lo que Higgins hizo de ella, sino que además se indigna cuando el maestro se atribuye todo el éxito a sí mismo y no le demuestra admiración por los logros de ella.

   Nuestra criatura Volodomir Zelensky tiene mucho del mito en su versión contemporánea. 

La inteligencia americana, Pigmalión, crea un mecano y lo dirige como lo que es, su criatura.  Lo viste de verde militar, lo pasea por parlamentos, reuniones de mandatarios,  teatros, cines y festivales como su gran creación. 

El monstruo repite lo que Pigmalión le ordena, obedece sus órdenes y se deja querer. 

¿Hasta que un 27 de febrero de 2023? 

 Ese día el engendro formado por pedazos de un cómico de poca monta, de la historia más negra de un país y de los intereses de un imperio decadente,  lanza una bomba:  No se conforma con ser el muñeco vestido de verde. Ha escuchado que lo van  a dejar morir solo y advierte que antes de que  Estados Unidos deja de ayudar a Ucrania tendrá que enviar a sus hijos e hijas a la guerra con Rusia. Ha dicho en público lo que dijo Putin: la guerra no es de Ucrania contra Rusia, es de Estados Unidos y la OTAN contra Rusia, Ucrania pone su territorio y sus hijos para que la guerra no se haga impopular; pero si dejan de llegar armas es hora de que lleguen soldados.

 La cuestión es si Zelensky se ha salido del guión o si sigue según el libreto. Es decir si la marioneta creada por Pigmalión se ha liberado,  envalentonada por tanto pedir y obtener y  ya se ha creído que es autónoma.

 Zelensky confiesa que Estados Unidos y sus socios están tambaleándose y que Ucrania no va a aceptar una retirada, que le prometieron una victoria y una ayuda ilimitada, y la ayuda comienza a flaquear. Ucrania quiere soldados europeos y americanos. 

  Al muñeco creado para cumplir los objetivos de la Casa Blanca se le escapó que si Estados Unidos y la OTAN piensan seguir usando Ucrania como carne de cañón, como plataforma de guerra encubierta, ya es hora de que se planteen enviar tropas. Sabe bien que los muertos ucranianos y la propaganda de David contra Goliat, preservan a Europa y a Estados Unidos de estallidos sociales y protestas masivas contra la guerra. Pero la llegada de soldados propios y su muerte en el campo de batalla, daría un giro a las cosas.  Otro Vietnan. Otro Irak.  Zelensky sabe donde están las bases de la OTAN y los soldados que hay en ellas y pide sangre fresca.

Las cifras de la OTAN sobre la guerra en Ucrania, constantemente repetidas por las agencias de ‎prensa occidentales, hacen pensar que el pueblo ucraniano resiste gracias al armamento occidental. ‎ La OTAN tiene una larga experiencia en el “arte” de mentir a la opinión pública ‎occidental y no es que divulgu simples exageraciones es que miente descaradamente. 

 Lo que nos dice la criatura de Pigmalión es lo que todos sabemos, que la OTAN miente, y que Rusia ha ganado la guerra.

 El aviso de Putin de acabar con los acuerdos nucleares, ha llevado a Biden a pedir como requisito para iniciar las conversaciones de paz, que vuelvan al tratado. Porque Rusia le ha dicho claramente a la OTAN y a su jefe que ya no se juega más en Ucrania, que la guerra es lo que es y que no se va a dejar destruir sin una respuesta contundente, en forma de ojivas nucleares devastando  Washington, París, Londres y Berlín.

  ¿Cómo van a seguir manipulando la información sobre la guerra cuando Zelensky pide hombres y Putin anuncia que sus ojivas apuntan al mundo civilizado y mimado, al jardín de Borrell? 

"EEUU y sus aliados europeos discutieron con Rusia sobre la guerra en Ucrania en una reunión de ministros de Relaciones Exteriores del G20 en Nueva Delhi".
 La CNN que no es más que el boletin oficial del Pentágono, ya iniciaba un titular con la palabra paz. Hablaba del peligro de acabar con los acuerdos sobre armas nucleares, que llevaría a Corea del Norte a realizar más pruebas formando el gran triángulo de la muerte: China, Rusia, Corea del Norte. 
  De la reunión de Biden con Lavrov no hemos leído nada, solo que se dio. Pero no hace falta ser muy listos para saber que el aviso de Putin sobre la posibilidad de lanzar una bomba al corazón de Estados Unidos es lo bastante grave como para provocar una reunión y para que nosotros deduzcamos que la guerra de Ucrania está terminando.
 El muñeco Zelensky se ha salido del guión porque ya puede hacerlo, porque ya está todo perdido, pero deja su última gran actuación en el escenario: la semilla de cizaña que hace pensar que en realidad la criatura no se ha liberado de su creador: la guerra no se acaba con la derrota de Ucrania. 
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