Seguimos levantándonos, quemándonos la lengua con el café para que no se nos escape el metro, mirando las ocho horas del reloj y los cinco días de la semana, esperando que lleguen las cinco y el viernes
Comer es más caro, curarse una gripe es más caro, estudiar una carrera es más caro.
No sabemos el mundo que habitarán nuestros hijos, ni siquiera sabemos si quedará un mundo habitable para ellos, pero seguimos en nuestra rutina, esperando, esperando...
Esperando que los poderosos decidan sobre nuestras vidas.
Y a ellos nuestras vidas les importan bien poco.
Lo hemos visto recientemente en Yugoslavia, Irak, Afganistán, Yemen, Libia, Siria, Palestina. etc etc.
Si mañana le toca a tu país, será tu sangre. Será tu vida la que no valga nada.
Pero nadie se mueve. Esperando que lo resuelvan ellos. Hasta nuestro mundo no llega el ruido de los aviones, el de los disparos, el del cuerpo de una persona al gritar antes de morir.
Mientras, Putin ya está dibujando la línea que no se puede cruzar y que parece ser que si se cruza habrá baile.
Rusia no acepta el verso de la guerra con Ucrania.
Está en guerra con EEUU y la OTAN, ya lo ha dejado claro en su última aparición en el Kremlin.
Si tu país es de la OTAN y tiene bases yankees, tu casa está en el punto de mira de las ojivas nucleares rusas.
El discurso del presidente ruso se puede resumir en que se acabó el juego de Rusia-Ucrania, que la cosa va a tener su nombre desde ya: Rusia- EEUU y OTAN, que sabe lo que todos sabemos que con su ayuda a Ucrania desde 2014 buscan la balcanización de Rusia, su destrucción militar y como se ve por las sanciones su destrucción económica.
Es como funciona EEUU, si puede hacerlo con bombas, lo hace con bombas, si no puede hacerlo los asfixia con bloqueos y sanciones.
Lo sabe cualquier periodista serio o cualquier historiador decente o cualquier ciudadano curioso y comprometido: Ucrania es solo la plataforma territorial desde la que Estados Unidos y sus esbirros europeos iniciaron en 2014 un plan de destrucción total de Rusia
Y si lo saben periodistas, historiadores, y personas comprometidas con su tiempo, lo sabe Putin. Y como lo sabe lo dejó claro.
El conflicto de Ucrania ha entrado en otra fase: Puede convertirse en conflicto nuclear.
Putin ya mira para los arsenales nucleares de la OTAN. El cebo ucraniano ha estado bien por un año pero no lo van a estar mareando hasta el agotamiento en un conflicto de décadas.
"Rusia debe tener en cuenta las capacidades nucleares no solo de EEUU, sino de todos los países miembros de la OTAN, ya que el bloque militar tiene como objetivo derrotarla estratégicamente", afirmó el presidente ruso en una entrevista en el canal de televisión Rossiya. Y anunció, a eso sí se le ha dado mucho bombo para continuar dibujándolo con el bigote hitleriano, que Rusia suspende su participación en el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START III) "En las circunstancias actuales, cuando todos los principales países de la OTAN han declarado que su principal objetivo es infligirnos una derrota estratégica, para que nuestro pueblo sufra ¿cómo podemos no tener en cuenta sus capacidades nucleares?"
La OTAN desde su nacimiento se declaró como organización "desmilitarizada" casi una organización política de buenos demócratas que velarían para que nadie se saliera del guión democrático. Claro que el guión lo escribían ellos y el modo de evitar que se salieran, también.
La guerra en Ucrania no es tal. Ucrania solo ha puesto territorio, soldados, muertos y un "mediocre empoderado" para las cámaras de televisión y las portadas de los periódicos. que pone a su pueblo a cambio de una cantidad aceptable.
Las armas, la logística, la estrategia, los objetivos, los planes finales son los de Estados Unidos y los de sus vasallos europeos, que están poniendo a sus pueblos no solo al borde de la miseria sino al borde de ser aniquilados del planeta.
Putin habló para contarnos lo que ya todos sabíamos- y temíamos- que la guerra con Ucrania es la guerra total contra EEUU y la OTAN; y que en una guerra total entre tales contendientes las armas nucleares acabarán formando parte del conflicto. Sus ojivas nucleares llegan a Lisboa y llegan a Washington.
La pregunta es si Estados Unidos va a aceptar este espectáculo de Hollywood al que su presidente ya le puso título de taquillazo "Armagedón Nuclear".
No es a Putin a quien hay que tener miedo, ni a su último discurso sobre la necesidad de que EEUU y la OTAN se retiren de Ucrania y se pueda al fin hablar de cómo resolver el conflicto sin armas; sino a los orates del Pentágono y los políticos delirantes de la OTAN, acostumbrados a masacrar poblaciones indefensas para obtener sus recursos materiales o sus posiciones geoestratégicas.
Son ellos los que nos están matando el cerebro a base de publicidad ofensiva para cualquier persona medianamente inteligente y no digo ya decente.
Son ellos los que no van a dudar en preparar sus refugios para salvarse si llega al hora de la gran obertura del Apocalipsis.
Son ellos los que están acostumbrados a provocar genocidios, catástrofes, hecatombes y cataclismos.
Son ellos los que tenemos en casa diciendo que seamos buenos, que no dejemos que Putin plante semillas malas en nuestros nobles corazones.
Son ellos los que lanzan a sus gorilas antidisturbios contra nuestras gentes cuando estas quieren comer, tener un techo, un hospital y una escuela.
Son ellos los que te llenan la cabeza de distopías en Neflix para que te vayas haciendo el cuerpo.
Son ellos los que dirigen tu rabia, los que te han enseñado que Putin es el malo, que todo es culpa de Putin, que tenemos que ir todos contra Putin.
Son ellos los que te ha convertido en un ignorante infeliz, en un alienado que repite el estribillo que ellos han escrito.
Son ellos tus enemigos. No es Rusia. Rusia va a detenerse en cuanto una voz sensata se siente en una mesa a negociar algo sensato.
Putin le dio la vuelta al reloj de arena y con el lento caer de los diminutos granos, el tablero mundial empieza a moverse.
China aparece como mediador, con un plan de paz para negociar el alto al fuego que comenzará con una tregua.
Estados Unidos no quiere que China gante prestigio como país pacífico y diplomático, quiere seguir metiendo chatarra en Ucrania, porque en Ucrania se juega su hegemonía, su dominio del mundo que es en realidad el pegamento que mantiene unido al país. El fin del imperio será la guerra civil y será el fin del Destino Manifiesto.
La tregua es una idea que puede ser interesante para todos, para respirar después de un año de tensión, entre otras cosas porque a los terroristas de la OTAN, esto se les ha ido de las manos.
Hasta ahora Putin ha sido conservador en la guerra. Muy conservador. Tanto que esa prudencia se ha vendido por los pistoleros yankees y sus cuatreros europeos como debilidad. Ellos, acostumbrados a bombardear para probar la efectividad de sus artefactos, como confesó el criminal Stoltenberg sin inmutarse, sin mover un músculo de su cara, a un periódico noruego; solo pueden entender la prudencia como flaqueza.
Nos han contado en nuestros medios prostituidos que Rusia no tiene capacidad para invadir Kiev, nos han contado que Putin está moribundo, que los ciudadanos rusos lo van a deponer, han buscado el homólogo ruso de Zelensky por si cae la lotería y se puede dar un buen golpe de Estado. Su gran objetivo es Putin, derrocarlo y poner un presidente dócil que firme todo lo que le pongan sobre la mesa.
Pero si lo que leo por ahí es cierto, Putin cuenta con casi cuatro cientos mil soldados nuevos y está organizando la partida desde Bielorrusia complementada con oleadas de bombardeos al centro del poder político, administrativo y empresarial ucraniano. La gran ratonera donde los señores de la guerra hacen sus millonarias cuentas.
Si no lo ha hecho antes es por que sus socios comerciales no estaban por la labor de una gran escalada. Pero ante la actuación de Estados Unidos y la UE con la nueva entrega de tanques pesados, baterías y sistemas de misiles de mayor alcance "que Ucrania no va a usar contra territorio ruso" las cosas han cambiado y mucho. Lo de los leopard no es una broma con personajes de la farándula vestidos de felinos.
El Kremlin, como dijimos al principio, dejó muy claro que la tolerancia a ese juego macabro se ha terminado, que esto no es una serie de Neflix ni una película de Hollywood y que la guerra nuclear es una posibilidad. Y la guerra nuclear, si se van a leer lo que sucedió en Hiroshima y Nagasaki, significa seres humanos corriendo ciegos y sordos, sujetándose la piel con las manos para que no arrastre, aullando de dolor, buscando agua.
China ha puesto a Biden ante dos soluciones:
Negociar con Putin una tregua y adiós a su hegemonía imperial
Continuar enviado armas y esperar que una silenciosa e invisible ojiva nuclear rusa alcance su hasta ahora intocable Casa Blanca.
La pregunta está si los que vamos a sufrir las quemaduras vamos a ver la peli con palomitas o vamos a ser personajes principales. Por ahora parece seguimos con mentalidad de telespectadores... ¿hasta que nos saquen por los aires del sillón?.
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