El día 7 de febrero a las ocho de la mañana los asistentes al coloquio "Más allá de la desinformación: la respuesta de la Unión Europea a la amenaza de las manipulaciones extranjeras de la información" se registrarán y tomarán un café en el Concert Noble.
El edificio actual del Concert Noble fue construido bajo el rey Leopoldo II en 1873. Las ornamentadas habitaciones están decoradas con varios retratos de la familia real belga. Las salas son famosas como escenario de bailes a los que asistía la nobleza belga, austriaca y húngara. La élite belga a menudo prefiere celebrar sus eventos sociales en este antiguo salón aristocrático. Las salas también se utilizan a veces para reuniones internacionales.
Este majestuoso salón donde se respira el perfume de lujosos bailes y se siente la pompa de las bodas reales ha sido alquilado por la Unión Europea para contarle a los ciudadanos que están viendo como las subidas de los alimentos y los combustibles les están devolviendo a las condiciones de vida del obrero del siglo XIX que solo los que se reúnen allí tienen la verdad y que ellos van a cuidar de que nadie venga con verdades alternativas.
Si no conocemos los puntos de vista de los otros, si la UE organiza conferencias y coloquios que llevan el nombre de “Más allá de la desinformación: la respuesta de la UE a la amenaza de las manipulaciones extranjeras de la información”, si una institución política con intereses propios define lo que es información y desinformación para proteger a sus ciudadanos de las manipulaciones, está manipulando a sus ciudadanos.
Pero si además si lo hace en tiempos de guerra para impedir que en Europa se conozcan los puntos de vista rusos, calificándolos de falsos antes de que el ciudadano pueda leerlos,esto es un arma bélica. En ese salón se va a hablar de cómo llevar a cabo la información europea que será declarada información veraz frente a la información rusa que será declarada falsa o desinformación.
Y claro para proteger a los ciudadanos de la desinformación rusa habrá que buscar sistemas que garanticen que no llega a ellos, no vaya que algun alma de cántaro se lo crea y haya que mandarle un antidisturbios.
Si alguien califica un documento de falso o negativo para tu pensamiento político antes de que lo leas, su acción solo tiene un nombre "censura" y la censura está prohibida en todas las constituciones democráticas. Claro que muchas prohíben también vender armas a países en guerra y los leopardos corren desenfrenados hacia las hermosas estepas ucranianas.
Se trata ya, no solo de impedir que los medios rusos puedan ser leídos por ciudadanos europeos, algo que ya se ha hecho, sino que buscan demonizar al ciudadano que pueda compartir una posición prorrusa, convirtiéndolo en un desinformado o engañado por Putin.
Esto es serio.
El coloquio se desarrollará bajo la presidencia del español Josep Borrell, vicepresidente de la Unión Europea y Alto Representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad
Atendiendo a quién preside el coloquio ya pueden imaginar la imparcialidad y la honestidad con que se va a tratar el tema.
Entre los oradores estarán el eurodiputado francés Raphael Glucksmann, presidente del Comité Especial del Parlamento Europeo sobre la Interferencia Extranjera y representantes de la Agencia de Defensa Psicológica de Suecia, del ministerio de Exteriores del Reino Unido y como no podía ser menos del Departamento de Estado estadounidense y, por supuesto, de la OTAN.
Pero la reina del espectáculo será Nina Jankowicz, una especialista en propaganda, autora de artículos en el Washington Post como "Occidente se ha hecho más sabio en el descubrimiento de la desinformación rusa. Podrá esto ayudar a Ucrania?" o "Cómo perder la guerra de la información: Rusia, Fake News y el futuro de los conflictos" donde cuenta que la narrativa rusa es toda falsa y la americana es toda verdad.
La tal Nina fue consejera de comunicación del presidente ucraniano Volodimir Zelenski y presidenta de la Disinformation Governance Board (Junta de Gobierno de Desinformación), la efímera agencia de censura creada por la administración Biden.
En el coloquio va a cobrar unas decenas de miles de euros por su intervención como Nina-superstar.
Exceptuando al eurodiputado francés Raphael Glucksmann, todos los oradores que van a contarnos lo idiota que eres si lees algo fuera de su control y te lo crees, son funcionarios no electos pro-otanistas y filoamericanos.
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