Hace poco volví a ver a esa enigmática Faye Dunaway entrando y saliendo de los edificios de la CIA en medio de un mundo maquillado de democracia pero controlado por poderes oscuros. Una película simbólica de lo que hoy llamamos despectivamente "paranoia conspiranoica". Al colgar la etiqueta "teoría de la conspiración" guardamos en el mismo compartimento estanco cualquier disparate tipo reyes y gobernantes reptilianos o defensores del terraplanismo con los que se plantean qué se escondía realmente bajo los escombros de las Torres Gemelas o los que sospechan sobre los largos tentáculos del a CIA, por ejemplo en la transición democráticas española. Aunque la pregunta es legítima, dado el amor por el franquismo que demostraron los distintos presidentes americanos y lo obediente que era el país para dejar que las bases americanas se instalasen a su antojo, siempre habrá alguien que responda que ya estamos con las conspiraciones donde la CIA está en todos lados y lo controla todo .
En Los tres días del cóndor vemos a un individuo sólido e íntegro, como una criatura desnuda y frágil ante la fuerza de un aparato estatal regido únicamente por la razón de estado sin ningún maquillaje democrático.
Ese Hollywood poderosísimo permite cierto pensamiendo disidente bajo control, desde dentro y bien adentro; pero eso es otro tema.
Vamos a esa CIA de los tres días del Cóndor donde Joseph Turner se encuentra ante un mundo transformado en una amenaza precisamente porque es incapaz de señalar de dónde proviene esa amenaza.
¿Es teoría de la conspiración que los hombres de la CIA (Central Intelligence Agency) están detrás de casi todos los principales acontecimientos políticos y militares de nuestra historia reciente? ¿Es la sede de la CIA un bunker gigantesco desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta hoy? ¿Volaron aviones a suelo español tras la visita de Einsenhower para salir cargados de prisioneros que se "instalaban" en todos los centros de tortura mundiales o es una paranoia conspiranoica de quienes se empeñan en ver el mundo como el infierno de Soros?
Hoy es el día de la Constitución Española, ese documento del que muchos han hecho un monolito al que adorar, como la nueva Ley Fundamental de Franco. Esos 168 artículos que han blindado la institución monárquica de modo que solo una revolución pueda expulsarla de este país que parasita. Ese modelo a la convivencia en el que la convivencia era la aceptación del perdón al torturador en un propagandístico abrazo entre el pasado y el presente. Hoy es el día de la Constitución, y vamos a ver qué hacía la CIA en aquellos días nuestros del cóndor.
No, no es conspirador reflexionar sobre algo tan evidente como que a la muerte de Franco un gran hermano vigilaba atentamente lo que podía suceder, que ya había hecho planes y preparado planes A y B.
¿Que nos sentimos como Robert Redford ante los poderes oscuros cuando leemos esto? No es mejor pensar que eres dueño de tu destino y de tus pasos si no lo eres.
La CIA interviene en la instalación de las bases militares estadounidenses en nuestro suelo, la transición del franquismo a la Monarquía, el golpe de Estado del 23-F o la definitiva integración del Estado español en la estructura de la OTAN.
La permanencia de la dictadura franquista, durante casi cuatro décadas, estuvo controlada por Estados Unidos que no iba a permitir que los que perdieron la guerra volviesen a hacer tratos con la URSS, y si controló la dictadura y sus pasos, no parece muy inteligente echarse a dormir justo cuando la dictadura se iba dulcemente, muerta de vieja, agotada con la vida del dictador, no por la rebelión del pueblo.
La evolución hacia un sistema parlamentario estuvo condicionada por los planes de Estados Unidos para el Estado Español. La canción de Jarcha "libertad sin ira" ya nos contaba de lo que iba el cuento. Libres pero sin golpear a los que nos esclavizaron. Libres y conciliadores.
Para realizar el trabajo en España se necesitaban buenos colaboradores, y los hubo, desde todos los ángulos y todos los bandos. Par mover hilos en la sombra se necesitan marionetas que actúen a la luz.
Miembros del Ejército español, destacados políticos, diplomáticos, empresarios, banqueros, personajes de la cultura y el periodismo formaron el equipo visible de la oculta CIA.
Estos tipos no son espías vestidos con gabardina, con sombrero calado hasta las orejas bajo cuya ala brillan dos pupilas plateadas y la llama dorada de un cigarrillo; eran tipos normales que hablaban en televisión y encabezaban las portadas de la prensa con grandes palabras sobre democracia y libertades.
Los espías, también camuflados como gente normal, acudiendo elegantemente vestidos a bailes de la buena sociedad madrileña, estaba en la embajada americana de la calle Serrano y se llamaban Robert E. Gahagen, Néstor Sánchez, Ronald Edward Estes, Richard Kinsman o Leonard Therry. Todos ellos con un largo historial operativo a sus espaldas. Hombres curtidos en Iberoamérica, expertos en golpes de estado en Bolivia, Brasil, Uruguay...
Uno de los más eficaces agentes norteamericanos en España fue Ronald E. Estes. El tipo que aparece en Checoslovaquia poco antes de la Primavera de Praga; en Beirut, financiando y
organizando la Falange Libanesa, que más adelante provocará las terribles matanzas de
Sabrá y Chatila; en Grecia apoyando la solución Karamanlis como salida a la dictadura de los coroneles ( periodo dictatorial compuesto por juntas militares de extrema derecha que gobernaron Grecia desde 1967 hasta 1974)
El New York Times publica en 1975, poco antes de la muerte de Franco, que la CIA
mantiene importantes relaciones con todos los partidos políticos españoles para buscar una
salida al régimen, incluido el PCE del moldeable Santiago Carrillo que lo mismo se ponía una peluca que creaba el eurocomunismo para tapar su falta de pelo o su falta de ideología. En 1977 don Santiago es invitado a viajar a Estados Unidos, caso único en la historia de los partidos comunistas, cuyos dirigentes hantenido prohibida la entrada en Estados Unidos desde siempre.
La descalificación de documentos del periodo del franquismo ( en este blog puedes leer un artículo sobre Einsehower y Franco) nos muestran como Estados Unidos amarra el régimen de Franco sin coste político.
La CIA sustituyó a los servicios británicos quienes trataban a la peninsula como su feudo. El famoso Juan Pujol "Garbo" actuaba bajo las órdenes de Desmond Bristow, jefe de la "sección ibérica" durante años. Y también lo hace el propio Harold «Kim» Philby, el gran infiltrado de los soviéticos en las filas de la inteligencia angloamericana.
A medida que avanza la década de los cuarenta, la OSS (Office of Strategic Services) estadounidense, precursora de la CIA, hereda las privilegiadas relaciones que los británicos mantienen, desde siempre, con el PNV (Partido Nacionalista Vasco).
Durante toda la Guerra Civil, los nacionalistas buscan la mediación británica para intentar conseguir un acuerdo con Franco. Después, cuando los norteamericanos ya están mucho más interesados en controlar las actividades de los comunistas en Españaque en mover de El Pardo a su inquilino, los servicios del PNV comienzan a actuar bajo las órdenes de Washington. Su anticomunismo clerical les hace coincidir con los intereses de la CIA.
En 1947, cuando se crea la Agencia, con el mundo dividido en dos bloques antagónicos, el asunto ya está muy claro: los norteamericanos deciden mantener al Caudillo bajo palio y utilizar sin trabas el suelo español como plataforma militar.
Comienza la captación de oficiales del Ejército franquista para servir al poderoso aliado estadounidense.
Por otra parte, los norteamericanos mantienen hilo directo con Laureano López Rodó y apoyan también la Operación Lolita, que prepara a Juan Carlos de Borbón para suceder al Generalísimo. Inmediatamente después de subir al trono, el primer viaje oficial del monarca le lleva a Estados Unidos, donde recibe el espaldarazo del Imperio.
El rey mantiene siempre excelentes relaciones con sus mentores del otro lado del Atlántico. Colabora con ellos en la entrega del Sahara a Marruecos, cuando todavía es el "heredero" designado por Franco, y después presiona desde La Zarzuela a los sucesivos gobiernos de la Transición para que España se acomode definitivamente en el seno de la OTAN. A cambio, obtiene respaldo político y prebendas personales.
A finales de los cincuenta, los servicios de Estados Unidos tocan a jóvenes socialistas para tenerlos como permanente fuente de información sobre las actividades de la oposición comunista. Carlos Zayas. Joan Raventós o José Federico de Carvajal son algunos de ellos. Otro socialista de postín que mantiene relaciones con los servicios norteamericanos es el actual Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, quien, por su ascendencia judía, también goza de buenos contactos con el Mossad israelí.
Múgica y Raventós participan en la reunión que se celebra en 1980 en casa de Antoni Ciurana, alcalde de Lérida, en la que Armada tantea la opinión del PSOE sobre la reconducción que desembocará en el 23-F.
Dos días antes del asalto de Tejero al Congreso, el comandante Cortina, del CESID (Centro Superior de Información de la Defensa), muy vinculado a los servicios norteamericanos y uno de los principales coordinadores del golpe, visita al embajadorde Washington en Madrid, Terence Todman, para que dé su visto bueno a la operación.
La misma mañana del 23 de febrero, el sistema de control aéreo norteamericano, a través de la estación central de Torrejón, anula el Control de Emisiones Radioeléctricasespañol, mientras los pilotos de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos permanecen alerta en las cuatro bases de utilización conjunta. El secretario de Estado, Alexander Haig, declara que el golpe es una cuestión interna española, cuando aún no está claro el desenlace de la historia.
Una anécdota hasta ahora inédita resulta muy ilustrativa para entender algunos aspectos de la trama del 23-F. Pocos días después de que se resuelva momentáneamente el asunto, con la liberación de los diputados y el encarcelamiento de Milans, Tejero y unos cuantos militares más, tiene lugar una reunión de oficiales de los servicios españoles de inteligencia para tratar algunos aspectos relacionados con el intento del golpe. La preside Javier Calderón, en ese momento secretario general del CESID. Todo
parece indicar que se quiere dar carpetazo al tema sin rebuscar más de la cuenta ni apretar las clavijas a nadie. Cuando va a disolverse la sesión, el teniente coronel Guitiánenseña un telegrama y pregunta: "Entonces, ¿qué hago con esto?"
El sistema de comunicaciones que está a cargo de Guitián ha captado ese envío a última hora del día
23 de febrero.
Lo abre y lee: "Jaime, ahora vas contra la Corona".
Es una reunión con numerosos testigos. Entonces, visiblemente cabreado, Javier Calderón le dice, delante de todos: "Joder, Guitián, no tienes sensibilidad informativa"
Otro aspecto clave para entender el diseño de la política española realizado por los servicios norteamericanos es la toma del poder, dentro del PSOE, de Felipe González y los suyos en Suresnes, en 1974. El político sevillano acude a esta pequeñ localidad francesa situada cerca de París escoltado por oficiales del SECED, el servicio de información creado por el almirante Carrero Blanco. Ellos son también quienes le proporcionan el pasaporte.
A la hora de garantizar la transición sin sorpresas desde el franquismo a un régimen más homologable internacionalmente, una pieza fundamental es el Ejército.
El propio general Vernon Walters, que llega a director adjunto de la CIA, es el encargado de tantear a relevantes mandos militares españoles a principios de los setenta, para tener bien amarrado el proceso de cambio. Franco está ya al final del camino y el príncipe heredero, preparado para ocupar el trono. Pero antes de que desaparezca Franco, se produce el atentado de ETA contra Carrero, muy cerca de la embajada norteamericana. Nadie duda de que los autores materiales del asesinato son miembros de la organización vasca, pero en la trastienda quedan muchas cosas sin aclarar. Hay demasiadas piezas
que no encajan.
Los socialistas de Suresnes aguantan su "OTAN, de entrada", como reclamo electoral, hasta que llegan al poder, en 1982. Después del referéndum de 1986, por fin, España ya es demócrata y de la OTAN.
El PSOE era socialdemócrata por la libertad de mercado y controlaba el voto de izquierda, España estaba en la OTAN, la Constitución blindaba el régimen monárquico. La transición democrática había terminado.
¿El pueblo? Los pueblos son solo comparsas si no salen con antorchas a quemar palacios e iglesias.
Hoy los aeropuertos españoles continúan siendo una base segura para las acciones encubiertas de la CIA.
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