Una de las tradiciones más arraigadas en el pueblo español es la loteria de Navidad, cuyo premio mayor es llamado "el Gordo". La familia y amigos se suelen regalar boletos para jugar con la suerte el día 22 de diciembre. Este día, temprano, se celebra un sorteo especial, que, a pesar de la llegada de otros sistemas de apuestas, sigue conservando su popularidad.
Es un día muy vinculado a la infancia de los niños españoles. Acurrucados en la cama, felices de disfrutar del calorcito de las mantas en nuestro primer día de vacaciones navideñas, sin tener que madrugar para ir a la escuela; nos llegaba al cuarto la canción monótona de los niños de San Idelfonso " cinco milloooones dee pesetaaassss". Recuerdo a mi padre apuntando los números en su cuaderno para luego comprobar que no le había tocado nada. La letania de los niños cantores tenía algo de melancólico y de aciago.
En nuestro pesimismo andaluz sabiamos que no iba a pasar nada, que seguiriamos siendo los habitantes de Macondo.
El olvido y la pobreza era nuestro infeliz destino; y fue quizá para convertir en poesía (¿elegía?) nuestro desastre, que Dwight David "Ike" Eisenhower eligió un dia 22 de diciembre para bendecir con un abrazo americano a nuestro dictador.
Francisco Franco Bahamonde guardaba secretos inconfesables como su esterilidad, su impotencia y la falta de un testículo; eso lo supimos después. Sus brigadas de fusilamiento se encargabande que nadie dijera que el emperador estaba desnudo.
Secretos y tormentosas intimidades que pudo ocultar ante Ike pero los 160 centímetros de estatura, la sotabarba y la panza de tirano ya bien establecido en el poder, salieron en la foto para la historia y permeneceran en la historia más triste de nuestro país.
Era ese aciago 22 de diciembre de 1955 cuando un exultante Francisco Franco abrazaba, con una sonrisa de niño en la mañana de los Reyes Magos, al presidente de los Estados Unidos Eisenhower, que habia venido a consagrar la dictadura y ya se iba a su país dejándo tranquilo en su trono al patriarca.
A Franco le había tocado el gordo. El mismo tipo que que se le aparecía en sus pesadillas desembarcando en Algeciras y llevándolo al tribunal de los genocidas, acababa de abrazarle y brindarle su apoyo incondicional.
Esta fue también su última oportunidad de dejar atrás la impotencia. Una fogosidad tal no iba a experimentar en el resto de su vida. Ni Nixon que lo cogió ya dañado por la edad, y Ford a punto de ingresar en el hospital para decorarse la cabeza con aquellos tentáculos que tan mal le sentaban; pudieron revivir aquel momento glorioso del gran abrazo.
Para ser exactos, en su juventud el aspirante a dictador, tuvo otro momento lujurioso: cuando abrazó a Hitler en Hendaya. Este abrazo que debiera haber perturbado a Einsehower pasó desapercibido. Pelillos a la mar. Lo hecho, hecho está. Te perdono tu pasado.
Un hombre que no había sentido verguenza en la campaña electoral con el eslogan "I like Ike" venía ya armado con una cara de cemento. Llegó a decir que fue una pena que el Generalísimo no hubiese formado parte de la Guerra Mundial, pues con su visión de militar africanista, estaba seguro de que las bajas aliadas en las campañas del desierto se habrían reducido de forma drástica. "La de Túnez, por ejemplo, hubiera durado un mes en lugar de seis" " Si le hubiese conocido antes no le habria permitido la neutralidad en la guerra"
Todos sabemos que esto son bagatelas, que no fue más que el vestido dorado con el que quisieron vestir un encuentro ominoso en el que el país de la libertad bendecía a un dictador fascista. Allí de lo que se había ido a hablar era de la Unión Soviética y de anticomunismo y de Guerra Fría.
Paradojas de la vida, Eisenhower que luchó contra las potencias del eje para vencer a los nazis fue a ofrecer paz y armonía a ese cachibache oxidado que el fascismo se había dejado en Europa, para que le ayudase contra el país decisivo para la victoria contra los nazis.
No le echemos toda la culpa a Eisenhower.
Este abrazo tiene su historia.
En 1947 la administración de Truman elaboró un informe " Informe Keenan" que trataba del Caudillo español.
Era hora de abandonar las diferencias y acercarse poco a poco a Francisco Franco. Pero despacio, con buena letra y sin alarmar a los medios de comunicación, pues la sociedad no recibiría bien la nueva amistad con un régimen que había apoyado al Tercer Reich y había dejado su territorio para que ensayase sus aviones de guerra.
En 1950, por ejemplo, Franco se ofreció a ayudar a Estados Unidos en la Guerra de Corea.
Ese mismo año, 1950, se retiró la resolución 386 de la Asamblea General; que trataba la delicada cuestión del colega de Hitler y Mussolini gobernando en un país europeo. Al asunto del fascismo español se le llamó "la cuestión española" y vino a ser el conjunto de circunstancias geopolíticas y diplomáticas que marcaron la relación entre España y las Naciones Unidas entre 1945 y 1955, centradas en el hecho de que la ONU le negó el ingreso a España en la organización debido a la simpatía que el régimen de Franco tuvo hacia las potencias del eje fascista, derrotadas en la Segunda Guerra Mundial.
Einsenhower solo tuvo que poner la guinda al pastel que ya se había horneado. A la visita le dedicó 24 horas. Para qué más si Franco estaba tan receptivo esperando su regalo de Reyes.
Eisenhower daba algo, legalidad internacional y tranquilidad a un dictador genocida junto a unas migajas del plan Marshall a cambio de convertirlo en su marioneta.
| El día 23 de septiembre de 1953 se firmaron los denominados míticos Pactos de Madrid en el Palacio de Santa Cruz, sede del Ministerio de Asuntos Exteriores español, en pleno centro de la capital por los Ministros españoles de Asuntos Exeriores y de Comercio y el embajador americano Dunn.
Se llaman " pactos o acuerdos" y no tratado porque un tratado internacional debería pasar por el Senado americano con el riesgo de que no se aprobase, porque después de todo, aunque servil y domestico, Franco era una figura incómoda. Como ese familiar que no gusta invitar a comer.
El primer pacto trataba sobre el material de guerra que España se comprometía a comprar para rejuvenecer su herrumbroso arsenal, resto de la Guerra Civil; el segundo se trataba de préstamos económicos y el tercero un acuerdo de ayuda mútua mediante el cual se autorizaba a poner bases americanas en territorio español bajo soberanía conjunta.
El Concordato firmado con la Santa Sede ese mismo año acabó por apuntalar la supervivencia de la dictadura hasta que el dictador muriese y Franco a partir de ese momento dejó de ser un fascista genocida para convertirse en un guerrero contra el comunismo. Su adalid.
Estados Unidos y la Santa Sede legalizaban así el mito fundacional del franquismo: el anticomunismo, porque fue la deriva bolchevique de la Segunda República la que hizoque fuese necesario someter a los rojos comeniños, con rabo, cuerno y tridente, mediante el glorioso Alzamiento Nacional.
Pero para entender completamente la importancia de los Acuerdos firmados no se puede olvidar la cláusula secreta en la parte militar, y que en ese momento no se conoció.
Ese protocolo adicional decía que Estados Unidos podía usar unilateralmente las bases en caso de una agresión comunista que amenazase la seguridad de Occidente, sin tener que contar con la oportuna autorización del gobierno español, por lo que el supuesto éxito español de mantener el control sobre las bases no fue tal. Los norteamericanos siempre negaron que hubiera cláusulas secretas. Por su parte, era evidente que el franquismo no podía tampoco afirmar que existía esa parte secreta porque suponía una clara cesión de soberanía e implicaba a España en las tensiones y riesgos de la Guerra Fría, incluido el espinoso tema de la guerra nuclear, sin que quedara muy claro que fuera respaldada o protegida por la superpotencia.
Esta no fue la única cláusula secreta o no hecha pública. Durante los siguientes años se dieron muchos acuerdos de procedimiento y desarrollo de los Acuerdos, tanto sobre las Bases, como en el empleo de las armas, y en el terreno económico, que suponían en muchos casos cesiones de soberanía o, cuando menos, eran poco ventajosos para la parte española. Pero el objetivo se había cumplido, Franco se quedaría en el Pardo. El regimen internacional aceptaba al tirano y se ponía una venda en los ojos en cuanto al exilio, asesinatos, venganzas, torturas y ejecuciones de españoles de bien.
Cuando el Ministro de Asuntos Exteriores de Franco, Areilza, visitó a Eisenhower en la Casa Blanca, Ike le dio una carta para entregar en mano al Generalísimo
«Querido General Franco: Le agradezco su carta interesante y cordial del 18 corriente que me entregó su Ministro de Asuntos Exteriores cuando me visitó el 23 de marzo. […] Ya sabe usted cuanto gocé mi estancia en esa impresionante capital. Sus puntos de vista sobre el movimiento del comunismo soviético me interesaron considerablemente. Comparto su opinión de que la ofensiva comunista no es hoy exclusivamente militar, sino principalmente política y económica. Coincido […] de que sólo la ayuda económica norteamericana no puede conseguir el desarrollo económico y estabilidad política a que aspiran Latino América y otras naciones. Estos objetivos pueden únicamente alcanzarse a través de los esfuerzos de los países en cuestión, como me subrayaron los mismos líderes latamericainonos».
La memoria, en contra de los que nos quieren hacer creer,
no abre heridas, ayuda a cerrarlas.
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